En el marco de la preocupación mundial por
las trabajadoras de casa particular, la periodista Camila Sáez publicó, junto a
Ediciones Caliche, las memorias de Ruth Olate en el libro “No somos nanas,
memorias de Ruth Olate” que cuenta su vida y la lucha de este gremio por sus
derechos en Chile.
Desde que empezó a trabajar a los doce
años, Ruth Olate vivió toda su vida “puertas adentro”. Pero eso, no impidió que
se convirtiera en la más grande dirigente que ha tenido el gremio de las
trabajadoras de casa particular.
El libro fue realizado a partir de una
serie de entrevistas que la autora sostuvo con la protagonista durante un año.
Ruth Olate lideró en Chile la discusión
que culminó en la aprobación de un convenio internacional de la OIT que otorga
dignidad al trabajo doméstico. Pero cuando volvió a Chile, se dio cuenta que
sus logros no habían tenido repercusión alguna en su país.
Ante las evasivas de las autoridades, Ruth
Olate supo instalar la discriminación a las trabajadoras domésticas ante los
medios de comunicación y la opinión pública. Gracias a eso, en Chile se
ratificó el Convenio 189 de la OIT y se promulgó la ley que hoy regula el
trabajo doméstico.
Camila Sáez, la autora del libro comentó
que “ella logró que no sea obligatorio el uso de delantal en lugares públicos;
sábados y feriados libres a las mujeres que trabajan puertas adentro y viven en
su lugar de trabajo y no fuera por su esfuerzo, las trabajadoras domésticas
todavía tendrían jornadas de más de 12 horas”.
Respecto al título del libro, comentó que
“una cosa es que alguien cuente con una trabajadora que haga aseo o cuide a los
niños según el contrato, y otra cosa muy distinta, es tener ‘nana’. Por eso, el
propósito de este libro, además de contar la historia de Ruth, es generar un
cambio cultural frente al trabajo doméstico.
El libro cuenta la vida de Ruth, que hoy
lucha contra un cáncer óseo terminal, y la de una fuerza de trabajo compuesta
en un 90% por mujeres vulnerables y que, según la OIT, en América Latina hay
más de 14 millones de mujeres que trabajan remuneradamente para una familia.
El trabajo doméstico remunerado es una de
las ocupaciones con peor calidad del empleo: extensas jornadas de trabajo,
bajas remuneraciones, escasa cobertura de seguridad social y alto nivel de
incumplimiento de las normas laborales.
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