Una investigación encabezada por el Instituto Antártico
Chileno (INACH), comprobó, luego de cinco campañas, una conexión terrestre
entre la Península Antártida
y la Patagonia
que posibilitó el tránsito terrestre de animales y vegetales.
Esto fue demostrado por el hallazgo de huesos y partes del
cráneo de dinosaurios al norte de la provincia de Última Esperanza, que serían
los primeros en la Región
de Magallanes y los más australes de los que se tiene registro, siendo un hito
en la paleontología mundial.
Liderados por Marcelo Leppe, doctor y paleobotánico del
Instituto Antártico Chileno (INACH), el equipo científico dio a conocer los
resultados en una conferencia de prensa en las oficinas de la Fundación Imagen
de Chile. Participaron los doctores David Rubilar, paleontólogo del Museo Nacional de Historia Natural, y
Alexander Vargas, paleontólogo de la Universidad de Chile,
miembros del equipo que estudian las muestras. Estos descubrimientos
surgen luego de cinco campañas orientadas a encontrar evidencias científicas de
una posible conexión entre Sudamérica y la Antártica durante el periodo Cretácico terrestre.
David Rubilar dijo que “se han identificado restos al menos
de dos formas diferentes de ornitópodos que podrían ser de hadrosaurios e
iguanodóntia basales. Sin embargo, para determinar si se trata de algo nuevo o
no, se tendrá que comparar con material hallado con fósiles de otras
colecciones paleontológicas del mundo y revisar bibliografía”.
Para Alexander Vargas, la
relevancia del descubrimiento está en el hecho de que “Este tipo de hallazgos,
con alta concentración de huesos, lo que se denomina bonebed o cama de huesos, es inédito en Chile. Todavía se deben
seguir las investigaciones de campo para establecer la extensión y
concentración de fósiles in situ”, precisó.
Los hadrosaurios o dinosaurios de pico de pato eran
herbívoros que tenían más de dos mil dientes en la boca, organizados en
grandes placas, que molían y picaban el alimento antes de tragarlo. Podían
descansar sobre sus patas delanteras al alimentarse a ras de suelo,
siendo facultativamente bípedos para correr o alcanzar alimento en los
sitios más altos. Medían entre 8
a 9
metros de largo, y entre 3 y 4 de altura y, generalmente,
anidaban en grupo. Lo más característico de esta especie, es que tenían la
punta del hocico transformada en un pico ancho, como de forma de pato y sin
dientes, cubierto de un cuerno con queratina. Los hadrosaurios han sido frecuentemente encontrados en el
hemisferio norte, sin embargo, hay registro de un diente de esta especie en
Antártica. De acuerdo a los antecedentes manejados por los paleontólogos, este
sería el hallazgo de restos fósiles de dinosaurios más austral del continente y
el primero en la Región
de Magallanes.
“Al encontrarse dinosaurios in situ, recabamos una
enorme cantidad de información ya nos entrega datos sobre el contexto en que
vivieron” añadió Leppe.
Subyaciendo a los huesos, se hallaron las primeras hojas de
Nothofagus de la era de los dinosaurios, que por lo menos tienen 66
millones de años. En el lugar, habían
abundantes improntas fósiles de hojas con al menos 10 morfos de angiospermas y
dos tipos distintos de Nothofagus.
Los Nothofagus (Familia Nothofagaceae Kuprian) comprenden 10 especies
en Chile, y dominan el paisaje boscoso del sur de Sudamérica, siendo conocidos
comúnmente como robles, coihues, lengas, ñirres, raulíes, ruiles y hualos.
“Nunca
se habían encontrado hojas de esta especie antes de los 50 millones de años, ni
menos en la misma época en que estuvieron presentes en Antártica (80 millones
de años)”, puntualiza el actual
jefe del Departamento Científico del INACH.
Esta
información será clave para comprender la historia natural del sur de Chile y la Antártica, ya que al
parecer, fueron masas terrestres que estuvieron unidas permitiendo la
distribución de las especies de un lugar para otro, durante la Era del Mesozoico, época en la
cual gobernaban los dinosaurios.
“Nuestra
hipótesis es que Nothofagus llegó desde Antártica a Chile agresivamente
dominando el paisaje natural hasta el presente”, concluye Leppe.
Estos descubrimientos
fueron hechos en febrero de este año, por un equipo compuesto por 11
investigadores, muy cerca de la frontera con Argentina, fuera del Parque
Nacional Torres del Paine, y a más de 120 Km. de la austral ciudad de Puerto Natales.
Ya el 2011 se identificó el lugar gracias a imágenes satelitales y al trabajo
realizado, por el paleobotánico japonés Harufumi Nishida. Luego, se hicieron
dos campañas al área para encontrar los sedimentos que dan cuenta del Cretácico
Terrestre.
Este
proyecto tiene el financiamiento del del Institut für Geowissenschaften de la Universidad de
Heidelberg, del Laboratorio de Paleobiología de Patagonia y Antártica del
INACH, del Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt), y
del Consejo de Monumentos Nacionales siendo estas últimas tres instituciones,
del Estado chileno.