Con el
nombre de testamento se denomina un documento que contiene las manifestaciones
hechas por una persona sobre sus últimas voluntades (llamadas también memorias
testamentarias).
Dichas
manifestaciones son de origen frecuente y exponen, la declaración voluntaria
que dicta o escribe una persona sobre sus últimas voluntades de carácter
religioso, moral, social o sobre sus propiedades personales. En el testamento
se indica a quienes se han de entregar bienes, prendas u objetos particulares y
como y donde han de recibir sepultura los restos de quien hace testamento. En
este documento también se planifican las honras fúnebres del testador/ a y se
legan las mandas pías correspondientes, poniendo gran énfasis y asegurándose el/la
testante que se cumplan.
Las memorias
testamentarias, son valiosas para quien las hace ya que es el acto por el cual
una persona dispone para después de su muerte el destino o destinatarios de
todos sus bienes o de parte de ellos. La testadora puede disponer de sus bienes
a titulo de herencia o de legado y también, vale la disposición hecha a titulo
universal o herencia si su voluntad sobre transmitir sus bienes es clara y
contundente.
Por lo
anterior, de los testamentos femeninos se obtiene información de gran valor que
permite conocer parte del quehacer cotidiano de la mujer y de la memoria
colectiva de esos grupos familiares.
La memoria colectiva se va formando con la suma memorias
individuales, que se van enlazando para dar lugar a nuestra historia local,
nuestra “intrahistoria”. Para James E. Young existe la noción de "legado
de la memoria (en oposición a la memoria colectiva), la memoria de marcado de
por sí fragmentado, recopiladas y de carácter singular, mientras que Jan
Assmann desarrolla la noción de "memoria comunicativa", una variedad
de la memoria colectiva basada en la comunicación cotidiana.
Este tipo de memoria es similar a los intercambios en una
cultura oral o las memorias recogidas (y hechas colectivas) a través de la historia
oral. También, Assman menciona como memorias colectivas a formas separadas de
todos los días, esto pueden ser especialmente puntos fijos o materializados,
como por ejemplo textos y monumentos.
Es así como en el libro “Autonomía y subordinación. Mujeres
en Concepción, 1840 y 1920 publicado por LOM Ediciones y escrito por Alejandra
Brito Peña, tiene como objetivo poner en discusión el hacer de las mujeres,
estudiando sus acciones a fin de comprender cómo funcionaba, en determinados
aspectos, la sociedad penquista incluida el centro urbano y un amplio espacio
rural que lo circunda y además, con el fin de averiguar los valores religiosos,
morales, familiares, sociales y personales de las testantes.
Es decir, se quiso estudiar el papel de la mujer y su repercusión
social, en la sociedad de la época en la que se escribieron los testamentos,
estudiando la historia de las mujeres desde una perspectiva de género como centro
de la investigación desarrollada por la académica Alejandra Brito, que quiso incorporar a las mujeres como
sujetos históricos para ver cómo se movían en el espectro social de la época
estudiada. Para ello, se recogieron un total de 2.573 testamentos desde los
Archivos notariales de Concepción, de mujeres que testaron entre 1840 y 1920.
En estos
documentos, se encuentra información que permite entender devociones religiosas
o estado civil que establecen vínculos familiares, las costumbres de la época y
descubrir las relaciones afectivas de la testante a través de la forma en la que
nombran y enumeran los diversos objetos que aparecen reflejados en el
testamento.
Además, en
estos documentos se puede inferir información relativa al casamiento de los
hijos, valores de arraigo familiar, discreción de las testadoras, estado civil
que poseen los herederos, sexo de los hijos, número de ellos fallecidos, el
grado de cohesión familiar que rodeaba a estas mujeres, su estatus social,
ciertos aspectos de la economía, filosofía de vida, etc. testamentos femeninos
es que a través de ellos se pueden conocer las invocaciones religiosas mas
difundidas en el entorno o quienes son los santos con devoción mas arraigada además,
de información sobre festividades
religiosas, mandas perpetuas establecidas y el tratamiento que las testantes
dan a las mismas al establecer quienes se han de responsabilizar de dichas
mandas.
Importante
es el hecho de que estos documentos además de entregar datos notables se da a
conocer el derecho de las mujeres a sin el permiso del hombre.
La mujer
siempre necesito la aprobación y permiso de un hombre para que sus decisiones
tuvieran valor jurídico ya que en general, este hombre era su padre o su marido
y al no tener una formación y educación formal y al habérsele asignado
tradicionalmente el papel de madre de familia a cargo de los asuntos familiares,
muchas mujeres no sabían escribir como los hombres de su nivel social.
Entonces,
los testamentos notariales son, documentos especialmente significativos, no
solo porque recogen la voluntad de la testadora, sino porque reflejan una actitud
singular y precisa al considerar la situación jurídica en que las mujeres
redactan sus testamentos.
Uno de los
hallazgos del análisis realizado es que en vez de expresar miedos ante la
muerte, tienen una actitud de aceptación de la muerte con gran serenidad y como
el hecho natural que es.
Los
herederos legítimos e universales son o sus hijos o sus sobrinos y es frecuente
que además, convierta en herederos y reparta sus prendas personales y objetos
valiosos entre algunos familiares de tercer grado y sus criadas, aclarando, en
el segundo caso, que es por los años de fiel servicio que le han prestado y por
el cariño con el que han sido tratadas por estas sirvientas demostrando que a
pesar de las distancias marcadas por la jerarquía social, había una corriente afectiva entre ambas.
Asunción Lavrin y Edith Couturier afirman que el testamento
femenino es como "la huella de una vida individual donde estarían
reflejados los pasos y etapas que se han recorrido en la vida (nacimiento,
matrimonio, maternidad, etc.) y el deseo de prolongar esa huella en las etapas
que restan (la muerte, la eternidad y por supuesto, la memoria) ya que la mejor
forma de asegurar y encausar el recuerdo era mediante el afecto”.
Con el
poder de testar sin la autorización del marido, no sólo se puede vislumbrar una
independencia y progreso que imperaba en la sociedad, sino que también una
mentalidad femenina madura, inteligente, con un sentido del deber, compromiso
con la familia, capacidad de justicia en el reparto de sus bienes poniendo por
encima de todo la buena armonía y entendimiento de la familia que le
sobrevivía.
Estos
documentos permiten apreciar, el verdadero papel de la mujer en la sociedad,
sus limitaciones y sus opciones en un ambiente con estructuras cerradas y asentadas
en el ámbito legislativo, religioso o cotidiano en el que se favorece
claramente el poder de actuación de los hombres mientras se devalúa el de las
mujeres.