martes, 22 de julio de 2025

Colectivo Incorpórea estrena montaje inspirado en las crisis humanitarias y sus manifestaciones en el cuerpo colectivo

La creación de memorias colectivas y ancestrales desde territorios en resistencia es algo que podremos encontrar en la nueva propuesta en danza contemporánea del Colectivo Incorpórea, LA EvidenciA.

Dirigida y coreografiada por Olivia Cornejo Fuica se basa en las crisis humanitarias y las condiciones de lucha de las distintas colectividades que habitan el mundo y, desde una metodología de trabajo transdisciplinar, invita al público a un viaje emotivo hacia las profundidades de nuestras memorias, mezclando la danza contemporánea, con el diseño sonoro y materialidades residuales.

 La obra tiene su temporada de estreno los días 13, 14 y 16 de agosto en Sala 100 de Artistas del Acero y, además, tuvo una función de pre estreno a sala llena, el día 19 de julio en el Teatro Dante de Talcahuano, en el marco del Festival Corredor Biobío 2025.

Para Olivia Cornejo, directora e intérprete de la propuesta, LA EvidenciA es un manifiesto que no se puede dudar “la prueba determinante de un proceso, la materia, la piel, las fuerzas del cuerpo y de la historia inscritas en la carne”. Detalla, además, que la obra surge de conversaciones y reflexiones colectivas sobre espiritualidad, memoria, ancestralidad, presencia y cosmovisión, “cuestionándonos sobre el ejercicio decolonial en la danza, su existencia y lo que significa crear desde este territorio”.

En este punto, Olivia agrega que desde el colectivo “hay una fuerte conexión con las danzas del nordeste brasileño, donde la espiritualidad está viva en el cuerpo. Eso me hizo preguntarme por mis propias raíces y la danza como canal ritual en nuestro territorio. La necesidad fue poner estos conceptos en cuerpo, en danzas, encarnarlos colectivamente como una forma de viajar por distintas corporalidades, reconociendo lo propio, lo colectivo, lo ancestral, conectando con las fuerzas que están tanto dentro como fuera de nosotros”.

Para Camila Desdiore, intérprete y asistente de dirección de la propuesta, la obra tiene mucho que ver con el panorama mundial. “Es una propuesta que está relacionada con condiciones de lucha. Condiciones medioambientales, condiciones de guerra, conflictos armados, desplazamientos, culturas y comunidades que son marginadas. Y de cómo estos cuerpos subalternos construyen sus identidades desde la resistencia colectiva y esta narrativa es llevada al cuerpo a través de prácticas de sostener estados”.

Casi 10 años de labores en torno a la danza contemporánea

El colectivo Incorpórea nace en el 2016 como una plataforma de gestión colaborativa para la difusión, exploración y creación en danza contemporánea en el Gran Concepción, siguiendo la línea colaborativa y de formación independiente de la ciudad.

“El próximo año cumplimos 10 años de colectivo y esta obra condensa todo ese camino”, declaran desde la dirección de LA EvidenciA, añadiendo que “desde que decidimos trabajar por la danza independiente en Concepción, adoptamos un compromiso fuerte con levantar instancias autogestionadas, callejeras, activas, comunitarias y vinculadas a las contingencias políticas que nos atraviesan”. 

Desde su formación, el grupo ha experimentado actualizaciones en sus integrantes, que para Camila Desdiore se sienten “como renaceres” y que “sostienen esta línea de trabajo que es muy colaborativa, desde la amistad y de vínculos profundos, no solamente laborales, sino que humanos”.

Prácticas que, para Olivia Cornejo, inspiran y se ven manifestadas en la obra ya que “hay confianza escénica, conexión coreográfica, un lenguaje compartido que hemos cultivado durante años. Esta creación también se cruza con nuestras trayectorias personales, nuestras redes, nuestro archivo, y con nuestra vinculación con lo comunitario, lo poético y lo político”.

Dentro de estos casi 10 años de existencia, el colectivo Incorpórea se ha caracterizado por tomar una postura política y escénica respecto a los distintos escenarios de catástrofe que se han desarrollado a lo largo de la historia mundial.

Para Camila Desdiore, intérprete, esta postura social es parte de la narrativa escénica del colectivo, “Incorpórea es un colectivo que nunca se ha marginado de la discusión actual o reciente en la historia del territorio latinoamericano, o del territorio chileno, del territorio mundo. Creo que eso es parte de las creaciones y de lo que produce el colectivo tanto en sus prácticas como en sus obras, en sus emergencias escénicas”.

 LA EvidenciA: Primera creación de largo formato desde cero

En la larga trayectoria del colectivo han brindado clases, talleres y seminarios en prácticas de danza contemporánea, han desarrollado, además, la propuesta de Laboratorio Kallejero, que ha intervenido espacios públicos en cinco ocasiones y han desarrollado un repertorio coreográfico en colaboración a diversos agentes culturales de la región, que luego les permitió montar su primera obra de largo formato “Mañana por la mañana”, propuesta que remonta piezas del repertorio coreográfico del colectivo.

Sin embargo, LA EvidenciA, constituye el primer montaje que el colectivo comienza en su totalidad desde cero y para Lisette Navarratia, intérprete de la obra, “es importante nombrar este hito del colectivo: su primer montaje desde cero, el primero que es dirigido e interpretado por las mismas personas que van a estar en la escena”.

Lisette comenta además que, para ella es bien interesante el viaje colectivo que propone Olivia en esta nueva obra, “es una propuesta muy de la escucha y de la presencia colectiva. Ese es el viaje que tiene esta propuesta, que es un espacio donde nos encuentra a todas en escena siempre”, adelantando que “siempre vamos a habitar el mismo espacio y relacionarnos a través de lo corporal, a través del movimiento de manera distinta. Es un viaje que vamos a construir en conjunto en escena”.

Respecto a los desafíos que trae la propuesta, Olivia Cornejo, comenta, a nivel interpretativo, es sostener el viaje físico y emocional de principio a fin. “La obra dura 50 minutos y exige una presencia constante, sin pausas. Tiene subidas, bajadas, espirales, pero nunca se detiene. Es un viaje que se transita desde el cuerpo con total entrega.

A nivel interpretativo, implica habitar estados físicos y emocionales intensos, trabajar con la exposición y con la verdad escénica. No hay personajes, solo cuerpos que viven, respiran y resisten en escena. Lo individual se diluye en lo común, pero sin perder la potencia expresiva de cada una. La escucha entre intérpretes es constante, profunda, orgánica”, y agrega que “la propuesta exige estar dispuestas a compartir lo que somos”.

Anticapitalismo transdisciplinar

LA EvidenciA se piensa y se levanta desde distintas disciplinas que convergen al encuentro de esta propuesta. Olivia comenta que “la obra propone un universo completo. No solo es danza, también hay escenografía, iluminación y materialidades residuales que toman protagonismo”, adelantando que “el público se va a encontrar con un escenario poético cargado de símbolos, de materialidades diversas que evidencian todo lo que nos atraviesa.

Habrá distintas energías físicas y múltiples niveles de lectura: desde lo narrativo y lo visual hasta lo sonoro y lo matérico”. 

El diseño integral está a cargo de Isabel Villamán, artista multidisciplinar que da vida a diseños de luz y espacios para la escena local, quien explica que para esta propuesta en específico están desarrollando el diseño escénico “para potenciar la visual propia de lo que los cuerpos en escena van a expresar,  logrando que desde el todo se traspasen límites, se llegue a extremos y exageraciones que se vean reflejados en los elementos del vestuario, escenografía e iluminación, involucrando capas, sombras, destellos, texturas, etc, que sumerja al público en un viaje de resistencia de los cuerpos en un entorno hostil inspirado en la ciencia ficción”. 

 De la misma forma, el universo sonoro de la obra, también presenta elementos reconocibles en composiciones propias de la ciencia ficción. Carlos González, también conocido como Miespiritusefue, es el artista creador de esta área del montaje, quien comenta que este mundo musical “tiene una carga cinemática bastante fuerte y está diseñado para ofrecer una atmósfera de viaje inmersivo”, detallando que “el uso de sintetizadores análogos y herramientas de producción sonora ligadas a expresiones de músicas electrónicas experimentales fueron claves para otorgarle un carácter sonoro único al montaje que oscila a menudo entre una música diegética y otra que por momentos busca más generar una influencia en el estado de ánimo del espectador”.

Por su parte, el diseño y confección del vestuario y la escenografía está a cargo del colectivo de creación multidisciplinar, BEBA, quienes apuestan a que la dimensión textil del proyecto tome un rol central, tanto en lo conceptual como en lo visual de la propuesta, con el uso de material residual para la confección de elementos, en este montaje lo téxtil entrega un mensaje claro: la utilización de basura como un posicionamiento frente al ciclo del consumo.

 “Nosotres pensamos que los residuos son materia prima. Y si esa materia no pasa por nuestras manos para transformarse, va a terminar en dunas de montañas de ropa en el desierto, o contaminando algún espacio natural o comunitario.

Por eso, el gesto de rescatar materiales, textiles descartados y darles otra vida en una obra artística, es profundamente político”, comentan desde el colectivo conformado por Alfo, Vix y Flavia, agregando que, para ellos, “usar basura es también una forma de resistencia anticapitalista. Es una forma de hackear el sistema, de intervenir el ciclo de consumo para transformarlo en creación, en colaboración.” 

Sobre la experiencia de trabajar con materiales residuales, desde el colectivo señalan que “uno de los principales desafíos ha sido la misma naturaleza del residuo. Trabajar con materiales que provienen de la calle o de la basura implica lidiar con aspectos prácticos como la limpieza, la higiene, la manipulación segura”, así como también, agregan que “otro desafío ha sido el valor que se le da al residuo en nuestra cultura.

A veces la gente no piensa en el potencial de lo que desecha, pero si justo la atajas antes que bote algo, es posible darle una segunda vida. Eso también es educativo: lograr que alguien diga “quizás podría seleccionarlo y pasárselo a estas artistas”, es abrir una pequeña grieta en la lógica capitalista”.

De esta manera, gran parte de los elementos que acompañan a las intérpretes en escenas, está fabricado con materias que, en primera instancia, fueron pensadas como desechos y que, luego del tratamiento recibido por parte de Alfo, Vix y Flavia, hoy pueden ser parte de una experiencia de creación escénica.

Prueba de vestuario
 “Los residuos que usamos no se limitan a lo textil: también hay diseño, proyecciones, sombras, visualidades digitales. Todo eso ha ido sumando capas de lectura, y de alguna forma, complejizando el lenguaje de la obra. Por eso decimos que lo textil, lo visual y lo digital están atravesados por un mismo deseo: transformar materia olvidada en discurso, en experiencia, en arte”, agregan, a modo de conclusión, desde el colectivo de creación multidisciplinar. 

La obra, tendrá su temporada de estreno los días 13, 14 y 16 de agosto en Sala 100 de la Corporación Artistas del Acero, y una presentación previa, el día 19 de sábado en el Teatro Dante de Talcahuano, en el marco del Festival Corredor Biobío. 

Para conocer más sobre este y otros procesos creativos de la agrupación, pueden visitar las redes sociales del Colectivo Incorpórea. @incorporea.colectivodanza 

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