martes, 15 de mayo de 2012
Presentan libro que relaciona la historia con la gastronomía
miércoles, 9 de mayo de 2012
Exposición de arte en cobre en el Museo Benjamín Vicuña Mackenna
El alma en crisis: buscando el secreto de la vida.
Todos nuestros actos son trascendentes; cada vez que abrimos la puerta de casa se despliega una espiral de causas y efectos de alcance universal. No hay acto ni decisión que caiga en saco roto; como las fichas de dominó, continuamente ponemos el mundo en movimiento. Si actuamos bien, estaremos generando armonía, esperanza y compasión. Ésa es nuestra trascendencia”.
Lo que plantean los autores chilenos, es que la trascendencia de las personas se da en relación a otros y esa alteridad es la que le da valor a nuestras decisiones.
Porque el atributo principal de esta relación de alteridad (con las personas o incluso con Dios), es la compasión es ese salir de yo para entrar en el tú. Y ello solo puede realizarse a través del amor. No del amor carnal, sino de la capacidad que tengamos de aceptar al otro con sus bajezas, sus defectos y a pesar del dolor que se nos cause.
No es fácil. Para nada. Pero una vez que hay una decisión por el otro, se renuncia al propio ser por otra persona. Esta renuncia tiene mil caras y solo es posible en la convivencia, en la conversación, en la vida en común, en la convicción profunda de que la decisión vale la pena, siempre basada en el libre albedrío del cual somos dueñas las personas.
martes, 8 de mayo de 2012
Se realizará exposición sobre Nicanor Plaza
“Nicanor Plaza, maestro de escultores” es una iniciativa impulsada por el escultor Francisco Gazitúa, quien trabajó en conjunto con el historiador del arte Pedro Zamorano.
“Es increíble que no haya ni siquiera una monografía dedicada a él. Es el primer gran escultor chileno. Además de los méritos de su obra escultórica, destaca también por su labor docente", agrega el escultor Francisco Gazitúa.
La curatoría de Francisco Gacitúa y Pedro Zamorano, y la museografía del arquitecto José Pérez de Arce, contemplan la exhibición de abundante material bibliográfico, documentos, objetos y fotografías ordenados en seis secciones o salas que permitirán conocer más sobre la obra y figura del autor.
La sala central está dedicada a la identidad del escultor a través de su obra. Aquí destaca el conjunto dedicado a la obra Caupolicán (1863), ubicada actualmente en el cerro Santa Lucía. Con el fin de explicar el proceso de su realización, Gazitúa realizó moldes y réplicas de la obra para mostrar ocho facetas de su ejecución, las que se exhiben junto a herramientas ocupadas para la realización de este tipo de piezas.
También se exhibe La Quimera (1897), pieza perteneciente a la Colección del Museo, que es iluminada con distintas intensidades y a diferentes alturas con el fin de resaltar el carácter tridimensional de la disciplina escultórica y reproducir el efecto de una vela al iluminar una obra. Este mármol representa una mítica criatura que vagaba por los campos aterrorizando a las poblaciones y engullendo rebaños.
En la sala poniente se alude a la sociedad en la que vivió Nicanor Plaza, explicando su relación con la elite ilustrada de la época.
Las esculturas Prólogo (1911) y Epílogo (1911), fueron realizadas por Plaza estando en Europa y llegaron a Chile en 1926. Habían sido adquiridas al autor por el Teatro Municipal de Santiago, encontrándose actualmente ubicadas en el foyer de la entidad. En la Embajada de Chile en Francia hay dos obras que reproducen, en forma casi idéntica, los dos mármoles. Se trata de Prólogo de Amor y Epílogo de Amor, dos esculturas, también ejecutadas en mármol, firmadas en la base por el artista con la fecha 1907.
Finalmente, se destacarán las obras realizadas por los discípulos de Nicanor Plaza, quien dedicó casi 20 años a la formación de la primera promoción de grandes escultores chilenos. Entre ellos figuran Virginio Arias, Arturo Blanco, Carlos Lagarrigue, Ernesto Concha, Guillermo Córdova y Simón González (hermano de Juan Francisco, el pintor).
De esta forma, la muestra releva las dos direcciones de las temáticas que abordó el artista tanto en Chile como en Europa durante su productiva trayectoria. Por una parte, la mitológica, que vehicula la obra desde un riguroso estudio anatómico, bajo conceptos formales e iconográficos clasicistas; de otra, el tema histórico, que se expresa a través de bustos, conjuntos escultóricos y monumentos públicos, en consonancia con episodios de nuestra historia. Gran parte de su producción artística se concentra en el último cuarto del siglo XIX, momento en que recibe la mayor cantidad de encargos.
Nicanor Plaza nació en Renca, Santiago, en 1840. Por su habilidad manual y artística, a los 10 años fue empleado en una sombrerería de un inmigrante francés. Ahí habría conocido al artista Auguste François, quien impartía la primera cátedra de Escultura en Chile y decidió apadrinar al muchacho junto al empresario Luis Cousiño. Así, a los 20 años ingresó a la clase de escultura del maestro francés, que funcionaba anexa a la Academia de Pintura en la Universidad. En 1863 fue becado por el Gobierno para continuar sus estudios en París, donde recibió las enseñanzas del escultor François Jouffroy en la École Nationale des Beaux-Arts, lugar de formación de los escultores más reputados en los salones y ambientes académicos de la época. En 1871 comienza su labor docente dirigiendo la cátedra de Escultura en la Escuela de Bellas Artes, la que finaliza en 1883, estableciendo las bases para la formación escultórica en Chile.
Marcado por la amargura, al sentirse incomprendido y solitario en el cultivo de su arte, se instaló por 18 años en Florencia, Italia, donde compartió con Julio Monteverde y la escultora Rebeca Matte. Falleció el 7 de diciembre de 1918 en esta ciudad.
Se presenta libro de Glauber Rocha
El libro “La Revolución es una EZTETYKA. Por un cine
tropicalista”, una antología de textos, ensayos y entrevistas de Glauber Rocha,
uno de los fundadores del Cinema Novo, cine de oposición -políticamente
radicalizado y formalmente experimental- surgido en Brasil a mediados del siglo
XX será presentado el próximo martes 24 de abril a las 19:30 horas y
distribuido en Chile por Editorial Cuarto Propio.
El libro será presentado por Pablo Corro, Académico
Instituto de Estética UC, Director del Diplomado en Teoría y crítica del cine
UC, y comentado por Raúl Camargo (Programador Festival de Cine de Valdivia y
académico) e Iván Pinto Veas (Editor laFuga.cl, crítico de cine). Además,
durante la presentación se proyectará el cortometraje "O patio"
(1959) de Rocha.
Glauber Rocha (1938-1981) fue uno de los más
importantes directores del cine latinoamericano y uno de los fundadores del
Cinema Novo, cine de oposición -políticamente radicalizado y formalmente
experimental- surgido en Brasil a mediados del siglo XX, en abierto
enfrentamiento a la colonización estética de Hollywood y al “falso populismo”
de los estudios nacionales.
El presente volumen, recoge una serie de ensayos,
manifiestos, artículos críticos y entrevistas publicados en su mayoría por
primera vez en español y tomados de sus dos libros más importantes como fueron
“La revolución del Cinema Novo”, donde Rocha define la estética y la
economía-política implicadas en este movimiento latinoamericano de vanguardia y
“El siglo del cine”, que documenta su labor como crítico cinematográfico.
En él, evidencia el sistema de afinidades, alianzas y
confrontaciones que caracterizó su vínculo con el neorrealismo Italiano, la
nouvelle vague, el cine soviético y el western norteamericano, entre otras
corrientes cinematográficas.
Posicionándose contra el cine clásico y el realismo
estético (para Glauber Rocha, ambas expresiones de la razón burguesa), lo que
predomina en estos textos es la afirmación del arte revolucionario como ritual
de la anti-razón, como aproximación al imaginario popular y a su dimensión
mágica con el fin de liberar el inconsciente cultural cristalizado en el mito.
La consigna siempre reiterada, nace de la constitución de un cine épico-didáctico que articula el análisis crítico de la cultura con los desafíos del arte entendido como ritual agresivo, visceral, experiencia de choque y de contagio de pasiones que provoquen el impulso revolucionario.
Realizarán registro arqueológico de los restos del Fundo Vaitea, en Isla de Pascua
lunes, 7 de mayo de 2012
Las letras del horror: cuando las víctimas se toman la palabra
Desde la aparición del hombre sobre la tierra, el
miedo ha sido la forma más eficaz para dominar a las personas. Con el paso del
tiempo el miedo se ha visualizado en la brujería, el demonio, la tortura, la
desaparición forzada de personas, en los aviones, en las mochilas e incluso, en
los lugares más inocentes.
A partir del 11 de septiembre de 1973, los
chilenos vivimos una de las maneras más eficaces de dominación a través del
terror como fue la eliminación sistemática por medio de agentes del Estado de seres
humanos y la destrucción de la vida de sus familias.
Para ello, se construyó todo un aparato represivo que
tuvo su expresión concreta en la Dirección Nacional de
Inteligencia (DINA) y más tarde, en la Central Nacional de
Inteligencia (CNI) que continuó con su herencia de muerte y destrucción.
Recientemente, LOM ediciones, publicó el libro “Las
letras del horror” escrito por el periodista de la Universidad de
Chile, Manuel Salazar.
En sus más de treinta años de ejercicio profesional,
Manuel Salazar ha trabajado para diversos medios chilenos y extranjeros y ha
escrito los libros “La Historia Oculta del Régimen Militar”, junto a
Ascanio Cavallo y Óscar Sepúlveda; “Contreras. Historia de un intocable”;
“Guzmán: quién, cómo y por qué”; “Bajo sospecha; “Cómo entender al Decano”;
“Traficantes & Lavadores”; “Chile 1970-1973″; “El rebelde de Patria y
Libertad”; “El crimen organizado a las puertas de Chile”; y “Piñera”.
Letras, es una investigación acuciosa de las
primeras actuaciones de los aparatos de seguridad y la aparición de los
cuarteles secretos, donde a los detenidos se les sometía a torturas indecibles
que frecuentemente terminaban con su muerte y eliminación de los cuerpos.
El libro, tiene una lectura que deja que el lector
saque sus propias conclusiones siendo, este libro un gran aporte a la historia
de nuestro país.
Esta serie de dos volúmenes, tiene como objetivo dar a
conocer como se gestaron estas instituciones de represión, los métodos de
aniquilamiento y represión; los cuarteles secretos de detención y tortura; su
estructura orgánica; el personal que actuaba para establecer y dar a conocer
las circunstancias de las detenciones, torturas y muertes de muchos chilenos
para impedir el olvido en nuestra sociedad, con todo su entramado de odio, horror
y miedo.
Durante la lectura del primer volumen, que esta
enfocado en la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), se me venía
a la mente insistentemente una pregunta que condensa a todas las demás: ¿por
qué?.
En este libro, se advierte como la doctrina de la
seguridad nacional había infiltrado a la sociedad chilena permitiendo, más
tarde, que muchos de los colaboradores civiles de la represión facilitaran y
colaboraran en la delación, detención, tortura y muerte de chilenos. Y son esas
personas y grupos sociales y políticos, los que no han querido encarar, hasta
ahora, sus responsabilidades frente al horror que vivieron compatriotas suyos,
siendo severos con quienes estaban en contra de sus intereses y preferencias
pero, siendo comprensivos con la maldad que los beneficio.
En su investigación, Manuel Salazar, da a conocer
nombres, “chapas” y apodos de las víctimas y de sus victimarios; recoge,
confesiones y testimonios que algunos de los agentes y colaboradores de la
violencia institucionalizada entregaron años después ante los tribunales de
justicia; los nexos con el anticastrismo y el neofascismo italiano que
prepararon los crímenes del general Prats y de Orlando Letelier como también,
el atentado en Roma en contra de Bernardo Leighton y su señora, Anita Fresno.
El libro, muestra como iban cayendo los opositores;
sus tormentos; la impunidad de sus detenciones, el desamparo en que se
encontraban, la aplicación de la Doctrina de Seguridad Social para
liquidar al “enemigo interno” y los intentos por borrar su memoria, haciendo
desparecer sus cuerpos y sus pertenencias sin advertir, que la memoria estaba
presente en los recuerdos de las familias de las víctimas de esta represión.
La palabra horror tiene sílabas que despiertan en
nuestra imaginación una incógnita sobre lo que más tememos y este libro, aborda
el horror vivido no solo en Chile, sino que en todo el continente.
Es por eso, que el escritor venezolano Salvador
Garmendia diría sobre el horror: "esta imagen espectral del tiempo no es
ajena al tiempo llamado universal en el siglo XX; tiempo que se desvanece en
sus manos esperando que llegue la eterna noche para salir de las sombras y
entrar al mundo de los sueños de los mortales. El horror anida en cada uno de
nosotros, es esa parte oscura del ser humano que nunca se verá reflejada en el
espejo”.
En esos años de represión, miedo, suspicacias y horror
el lado oscuro de los hombres caminó por un mundo de sombras, de dolor y
muerte. Se van a cumplir 39 años del Golpe Militar y al leer esas
páginas, entendí que nos toco un tiempo muy duro, de muchas penas para muchos y
entendí las desconfianzas, la forma extraña en que se comportaban algunas
familias.
Este libro nos sirve para rescatar la memoria
colectiva e impide, que nos invada el olvido y no recordemos nada de los que
nos pasó para no echar en saco roto, los errores cometidos. Estos libros,
impedirán que nuestra memoria se convierta en algo vencida y olvidada de si
misma, sin que nos sirva de mucho.
Tal como expresara en un comentario anterior, las voces de quienes se quiso silenciar están sonando cada día más fuerte, porque nada hará callar su dolor ni el dolor de quienes les recuerdan todos los días de la vida, porque mientras estén en nuestra memoria, siempre serán parte de nuestra historia .
SANTIAGO OFF revitaliza la actividad artística durante el verano
Escritores chilenos en la Feria del Libro de Buenos Aires
Publicada Claraboya, novela póstuma de José Samarago
El libro póstumo de José Saramago “Claraboya” fue
presentado el mediodía de este jueves a través de una video conferencia por
Pilar del Río, presidenta de la fundación que lleva el nombre del Nobel de
Literatura de 1998.
“En este libro está contenido José Saramago” afirmó Pilar del Río al referirse a esta edición póstuma. Pero, ¿por qué ahora esta publicación?, ¿cómo es posible que Claraboya siguiera inédita 60 años después?
La historia resulta tan conmovedora y asombrosa que bien podría haber sido argumento de una de las novelas que el Nobel portugués regaló a los lectores a lo largo de su vida.
Se convierte en un conmovedor microcosmos que tiene como telón de fondo la dictadura portuguesa de Salazar, la más longeva de Europa; como música ambiental la Tercera Sinfonía de Beethoven, la Marcha Fúnebre de Chopin, La danza de los muertos de Honeggerm y el fado portugués; como autores de cabecera a Shakespeare, Diderot, Eça de Queirós y una pregunta de Fernando Pessoa que flota en el denso, tantas veces enrarecido ambiente que lo envuelve: « ¿Deberemos ser todos casados, fútiles, tributables?»
Esto es, en esencia, Claraboya, la obra que José Saramago escribió hace más de sesenta años, entre los cuarenta y cincuenta del pasado siglo, y cuyo manuscrito entregó a una editorial portuguesa en 1953.
Pilar del Río, presidenta de la Fundación José Saramago y traductora de su obra, cuenta en el prólogo de Claraboya –titulado El libro perdido y hallado en el tiempo– que una mañana de 1989, Saramago recibió una llamada de la editorial para informarle de que el manuscrito había sido encontrado en una mudanza de sus instalaciones y que considerarían un honor publicarlo entonces. “Obrigado, ahora no”, respondió el autor.
Ese mismo día recuperó su novela y tuvo, por fin, una respuesta por parte de la editorial a la que le había confiado el original de Claraboya, “la que le fue negada cuarenta y siete años atrás, cuando tenía treinta y uno y todos los sueños a punto. Aquella actitud de la editorial del Diario de Noticias le sumió en un silencio doloroso, imborrable y de décadas”, explica del Río. No en vano, Saramago no volvió a escribir hasta veinte años después.
Aunque sus más cercanos intentaron convencerlo de que publicara Claraboya, “donde ya se observaba lo que después acabaría desarrollando plenamente: su propia narrativa”, una vez recuperada, el autor decidió que no se editaría mientras viviera.
Ahora, se publica Claraboya, para sus lectores en castellano, quienes también podrán constatar lo que el mismo autor señaló: que muchos aspectos de este libro, el segundo que escribió después de la publicación en 1947 de Tierra de pecado, están relacionados con su modo de ser.
“¿Cómo es posible que el jovencito de veintitantos años escribiera con tanta madurez, tan seguro, que ya enunciara obsesiones literarias y dejara ver su mapa de trabajo y sentimental de una forma tan explícita? ¿De dónde sacó Saramago la sabiduría, la capacidad de retratar personajes con tanta sutileza y economía narrativa, de proponer situaciones anodinas y sin embargo tan profundas como universales, de introducción?
Esta es, sin duda, una novela de personajes. En ella están contenidos los personajes masculinos de Saramago, “hombres de pocas palabras, solitarios, libres, que necesitan el encuentro amoroso para romper, siempre momentáneamente, su forma concentrada e introvertida de estar en el mundo”, explica su traductora.
“También están las mujeres fuertes de Saramago, donde su capacidad transgresora se hace más evidente y descarnada” agrega del Río.
En Claraboya, hay una mirada lúcida, compasiva, con
humor y en el cual experimenta la hipertextualidad, ya que intercala los
diálogos de seis familias en igual número de departamentos. Para la época en
que fue escrito, sin ser un libro político, rompía los esquemas de la época lo
que pudo haber influido para no ser publicado.
Pilar del Río explicó que para quienes recibieron el manuscrito de un escritor desconocido, “era una situación muy fuerte, muy arriesgada el defenderlo ante la censura y la sociedad, para el poco provecho que aportaría. De ahí que el libro se quedara relegado, sin un sí comprometido, sin un no que pudiera comprometer en el futuro”. La publicación que ahora ve la luz, es por expreso deseo de su autor, que dejó en manos de sus herederos la decisión de su publicación.
Claraboya es la historia de un edificio en el que viven seis humildes familias cuyos miembros “se ven sucesivamente envueltos en un enredo”, según palabras del propio autor.
La rutina, el vivir cotidiano, teje hilos invisibles que atrapan y relacionan a los distintos personajes en una trama, que no es otra cosa que la misma vida, donde –en palabras de Pilar del Río– “la familia no es sinónimo de hogar, sino de infierno, las apariencias tienen más fuerza que la realidad, ciertas utopías que aparecen como objetivos loables son, páginas después, descritos como relativos, donde se condenan de forma explícita los malos tratos a las mujeres o se narra con naturalidad el amor entre personas del mismo sexo, expresado con angustia personal aunque sin condena por la mirada del autor”.
Es a través de una claraboya y de manera queda, es que el lector se introduce en cada casa, en cada vida y espía las frustraciones, anhelos, nostalgias, miedos, alegrías y tristezas que por corrientes terminan siendo universales.
Sin embargo, y a pesar de los años transcurridos entre la escritura del libro y su publicación, la realidad que retrata sigue vigente en Lisboa y en todo el mundo, donde hay miles de personas que día a día se levantan a trabajar, a vivir una dura realidad, pero, que a pesar de la pobreza logran encontrar momentos de belleza en sus vidas.
José Saramago (Azinhaga, 1922-Tías, Lanzarote, 2010) Premio Nobel de Literatura 1998, es uno de los escritores portugueses más conocidos y apreciados en el mundo entero. En España, a partir de la primera publicación de El año de la muerte de Ricardo Reis, en 1985, su trabajo literario recibió la mejor acogida de los lectores y de la crítica.
Otros títulos importantes son Manual de pintura y caligrafía, Levantado del suelo, Memorial del convento, Casi un objeto, La balsa de piedra, Historia del cerco de Lisboa, El Evangelio según Jesucristo, Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres, La caverna, El hombre duplicado, Ensayo sobre la lucidez, Las intermitencias de la muerte, El viaje del elefante y Caín.
También se ha publicado Poesía completa, Cuadernos de Lanzarote I y II, Viaje a Portugal, el relato breve El cuento de la isla desconocida, el cuento infantil “La flor más grande del mundo”, el libro autobiográfico Las pequeñas memorias, El Cuaderno, Saramago en sus palabras y El último cuaderno, un repertorio de declaraciones del autor recogidas en su blog personal y en la prensa escrita.
Además del Premio Nobel de Literatura 1998, Saramago fue distinguido por su labor con numerosos galardones y doctorados honoris causa.
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