Una herencia y un vago deseo
de retiro filosófico y del cultivo de la sabiduría harán que se abismen en la
agricultura, la química, la geología, la medicina, la pedagogía, la historia,
la literatura, la alquimia… Pero su recompensa, lejos de lo que esperaban, les
llenará de escepticismo, y el desánimo no tardará en aparecer.
Esta auténtica farsa
filosófica, publicada póstumamente en 1881, ha sido considerada por muchos como
la culminación literaria de ese implacable observador de la naturaleza humana y
las infinitas manifestaciones de la estupidez que fue Gustave Flaubert.
“En 1857, con Madame Bovary,
Gustave Flaubert (1881-1889) instaló en la novela la multiplicidad de puntos de
vista, proeza que hasta entonces nadie había llevado a cabo.
Luego, en 1880, con Bouvard y
Pécuchet, un volumen que quedó inconcluso por la muerte del autor, le dio forma
definitiva a la novela contemporánea. Sin embargo, su modernidad fue tal que
desconcertó a los lectores de su época.
A diferencia de otros libros,
que se leen con dificultad, Bouvard y Pécuchet es una novela que fue
construyendo poco a poco a sus lectores. Pero también podría decirse que, en
paralelo, generaciones de lectores fueron construyendo su importancia e imponiendo
la idea de que se trata de un libro del todo singular dentro de la historia de
la literatura mundial.”
Gustave Flaubert (1821-1880) está
considerado como uno de los más grandes novelistas de todos los tiempos. Figura
puente entre el romanticismo y el realismo, dio una estructura definitiva a la
novela, género todavía vacilante y ambiguo, elevándola a la categoría de los
géneros clásicos.
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