miércoles, 20 de agosto de 2025

“Máquina de gloria y olvido” cierra temporada en Matucana 100.

Desde el jueves 21 al domingo 24 se realizarán las últimas funciones de la temporada de estreno de la obra “Máquina, de Gloria y Olvido” en Matucana 100 - Santiago, una experiencia interdisciplinar que evoca la época dorada y el declive de los ascensores en Valparaíso a través del quehacer creativo del equipo de la Compañía Amateur. 

A través de la danza contemporánea, performance y suspensión capilar, Belén Ceci, intérprete, convierte su cuerpo en una máquina de memoria, siendo acompañada en escena por An Devenires, quien en su rol de maniobrista (o lonjador, en terminología circense) evoca a un ascensorista que sube y baja la máquina en distintos estados.

José Peligro, escenógrafa, posibilita el montaje y desmontaje en vivo, convirtiendo la escenografía en un recurso escénico que transmuta con el paso del tiempo. Todo permeado por la dirección del bailarín y coreógrafo Marco Ignacio Orellana.

La pieza aborda la necesidad de proteger el patrimonio cultural, especialmente en un contexto de emergencia, donde los ascensores habilitan acceso y bienestar en la vida de las comunidades porteñas. 

El Proyecto “Máquina, de gloria y olvido” está financiado por el Fondo Nacional de Fomento y Desarrollo de las Artes Escénicas, Convocatoria 2025, del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Entradas disponibles en el sitio web https://www.m100.cl/, los Instagram @matucana100 y @ciaamateur, formato paga lo que puedas, $3000, $5000 o $7000.

Turismo.

Gabriela Arancibia es actriz de Valparaíso. En este equipo cumple el rol de productora. Señala: “Siempre es un agrado trabajar, conocer y encontrarse con personas con las que uno va a tener que convivir, sobre todo en un proceso creativo. 

Es importante revisitar la ciudad, caminamos todos los días por ella, pero cuando la vemos con otros ojos las cosas cambian. Por eso, nuestro primer encuentro fue un tour patrimonial, guiado por Ecomapu.

Nos encontramos en el terminal de buses, donde recibimos a varias personas del equipo que venían de Santiago, y desde ahí nos fuimos a recorrer lugares cruciales a la hora de comprender la ciudad”. 

“Es parte de la producción ver con un ojo distinto qué es lo que se necesita para que todo en torno a la creación se desarrolle de la mejor forma, los tiempos, los lugares, que todo funcione bien para que el equipo pueda pensar tranquilo, dialogar, crear.

En el ámbito de la temática desarrollada con la obra, el deterioro de Valparaíso, el abandono, el olvido y la pérdida de conectividad que tienen las personas en esta ciudad, sobre todo las personas mayores, es algo que molesta y me duele. Me duele que algo tan identitario, territorial, local, pierda la posibilidad de funcionar dentro de las dinámicas cotidianas por problemas administrativos, de gobernanza y política”. 

Cristian Uribe y Felipe Narbona son co-fundadores de Ecomapu Travel, pioneros en turismo sustentable en la Quinta Región desde el año 2002. Realizaron una asesoría al director y el recorrido turístico al equipo de la obra.

Cristian comenta: “Para nosotros ha sido una experiencia enriquecedora. Como operadores turísticos consideramos importante tener nexo con instancias artísticas y culturales, como la danza y el teatro local, y que se hable especialmente en este ámbito sobre la problemática del transporte público vertical de la ciudad patrimonial de Chile”. 

“Ha sido interesante ver cómo personas que aman el arte abordan desde esa dimensión lo que nos afecta a nosotros como ciudadanos.

 Desde el punto de vista turístico es problemática la situación de los ascensores. Necesitamos evidenciar el desarrollo que tuvo Valparaíso en el siglo XIX por el auge económico que significó el Puerto, y los ascensores formaban parte de ese mecanismo. Hoy hay solo siete funcionando y llegaron a haber 35. Es difícil mostrar la ciudad a los turistas cuando tienen una expectativa diferente”.

Documentos.

Antonio Candia realizó el collage de tres documentos: una imagen para difusión digital, el afiche de la obra y una postal para los públicos.

Inició su trabajo en collage el año 2018, “tras desarrollar estudios de fotografía donde descubro el dadaísmo, el cual me inspira a crear nuevas realidades, construyendo y deconstruyendo conceptos, repasando estereotipos y prejuicios, descubriendo de esta forma nuevas formas de mirar”.

Sobre el diseño del collage para ‘Máquina, de Gloria y Olvido’ señala que “utilicé solo imágenes proporcionadas por el fotógrafo Víctor Vivas, tomadas al equipo y a los protagonistas de la obra.

Dichas fotografías fueron impresas en papel fotográfico mate, y luego recortadas una a una, aislando las imágenes contenidas en cada foto para luego hacerlas dialogar en un contexto distinto. 

De modo que, gracias a la disciplina de otras personas (turismo, danza, fotografía, etc.) se genera una obra visual nueva y distinta.

Todo ello tomando como idea inspiradora la historia pasada y presente de los ascensores en la ciudad de Valparaíso”.

Víctor Vivas ha trabajado como fotógrafo en varias creaciones de la Compañía Amateur. Se inició en la fotografía con 16 años en Venezuela, como asistente de sesiones de moda y campañas publicitarias.

“Con el tiempo, me fui acercando al teatro y descubrí una conexión profunda con la fotografía escénica y de procesos creativos. 

Esa transición fue clave para mí, porque entendí que me interesaba más acompañar los momentos de creación que capturar imágenes finales.

 Por eso decidí estudiar fotografía mientras también cursaba publicidad. Desde entonces, mi mirada se ha volcado hacia los espacios donde se construye el arte, donde lo íntimo y lo colectivo se encuentran”. 

Sobre la obra, comparte: “Siempre intento que mi registro le permita al espectador sentir lo que sucede en el proceso creativo. 

Este proyecto me ha llevado a observar el cuerpo en suspensión desde una perspectiva muy particular. Me interesa registrar cómo el cuerpo, la cabeza y el cuello se convierten en puntos de anclaje, en soportes de belleza y tensión.

Hay una relación íntima y técnica entre la performer y el maniobrista que la sostiene: una complicidad que se construye a través de la confianza y del cuerpo compartido. También estoy atento al rol del director, al modo en que va modelando las escenas, y a cómo se traducen sus indicaciones en movimientos concretos”. 

Diego Sánchez, director audiovisual de la obra, es de Venezuela, vive en Buenos Aires y empezó a trabajar en audiovisuales de manera internacional “porque me apasiona un montón la energía de proyectos en torno a las artes. Fui intencionando todo para que las cosas sucedieran, escribiendo a academias, escuelas de danza, por lo que me ha tocado viajar mucho”. 

Diego destaca “lo importante que es la capacidad de estar presente y disponible para capturar lo inesperado. El registro documental no es solo una cuestión técnica, sino una experiencia humana: observar con atención, adaptarse al ritmo real de los acontecimientos y establecer una relación de confianza.

En las primeras jornadas estuvo Jairo Marín en cámara, con la asistencia de Belu Vega, yo edité a distancia. Cuando llegué al montaje me sorprendió mucho. Sentí que era una obra muy profunda que me invitaba a un viaje interno, donde el universo sonoro de Enya de la Jara es fundamental.

El hecho de poder disfrutar y vincularse con el equipo es lo que me llena, estar a la par creando, siendo parte de un proceso con una gran cantidad de trabajo que no suele ser visible, como registrar y editar”.

Visualidad en la escena.

Francisco Lobo es diseñador gráfico y artista plástico, quien pintó los overoles del equipo. Para él “participar de este proceso ha sido increíble. Es un proyecto que visibiliza el abandono que tienen los ascensores.

Me tocó hacer una pintura contrastada en cada overol del equipo que participa en la obra. La idea era representar cada ascensor de una manera especial, más que nada en la gloria. Creé una obra especializada con pintura textil blanca sobre tela negra.

Bocetee varios ascensores, el Polanco, Mariposas, Artillería, Monjas, que ahora están abandonados y los vecinos a veces tratan de adornar, mantener vivos de alguna manera”. 

Gilbert Bugueño, artista patrimonial, confeccionó los tres ascensores que se ubican en los foyeres, antes de entrar al teatro.

“Empecé a trabajar la artesanía por necesidad, entregando, vendiendo, rifando ascensores en pandemia. Con el tiempo hemos crecido y hemos hecho cosas más grandes, más bonitas. Marco Ignacio me contactó hace un año y quería tres ascensores automáticos, con luces, postes, escalas, árboles, banderitas, ropa tendida, que fueran las réplicas del ascensor Mariposas, Monjas y Florida. Así los hice”.

“Me alegra ser parte de este proyecto. Al ver la obra y evidenciar cómo los ascensores tienen vida y muerte, te imaginas a toda esa gente que sube el cerro a pie, las abuelitas.

 El ascensor no es una cosa pensada para el turista, es un medio de transporte para los locales que se tiene que recuperar, están botados y hay que buscar la manera de que vuelvan a funcionar”.

Gabriel de la Hoz es actor y realiza el diseño lumínico de la obra, quien permite que el público atraviese el día y la noche, las luces de la gloria y la penumbra del abandono. 

 “Creo que lo más interesante de un proceso creativo es poder visualizar las sensaciones que requiere la obra a través de la iluminación.

Me gusta pensar en la escena como un gran cuadro vivo que se va pintando. Apoyarme en la música es otra gran ancla. Las imágenes, la pintura y el sonido son mis referentes principales en cada creación, pudiendo darle la particularidad necesaria a cada pieza que ilumino”, detalla de la Hoz.

Marcello Pezzuoli, diseñador de vestuario, comparte: “Con Marco fuimos creando juntos el concepto. La idea era mezclar varias cosas, los parches de calamina de los ascensores, materiales, revestimientos, distintas texturas.

Hay un peto y una falda con látex y color de óxido que se utiliza en las primeras escenas. Teníamos claro que no queríamos que el ascensor, en la última escena, pareciera como una novia o una dama antigua, por eso le puse unas tablas al vestido, para que sea simétrico y no quedara tan pomposo.

Ha sido un trabajo creativo extenso, dibujar moldes, anotar, coser, probar en escena, hacer los cambios necesarios”.

Coordenadas

MÁQUINA, DE GLORIA Y OLVIDO

Desde el jueves 21 al domingo 24 de agosto.

Jue - vie 19:30 hrs. Sáb - dom 18:30 hrs.

Espacio Patricio Bunster, Matucana 100, Santiago.

Paga lo que puedas $3000, $5000 o $7000.

https://www.m100.cl/

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