El libro póstumo de José Saramago “Claraboya” fue
presentado el mediodía de este jueves a través de una video conferencia por
Pilar del Río, presidenta de la fundación que lleva el nombre del Nobel de
Literatura de 1998.
“En este libro está contenido José Saramago” afirmó Pilar del Río al referirse a esta edición póstuma. Pero, ¿por qué ahora esta publicación?, ¿cómo es posible que Claraboya siguiera inédita 60 años después?
La historia resulta tan conmovedora y asombrosa que bien podría haber sido argumento de una de las novelas que el Nobel portugués regaló a los lectores a lo largo de su vida.
Se convierte en un conmovedor microcosmos que tiene como telón de fondo la dictadura portuguesa de Salazar, la más longeva de Europa; como música ambiental la Tercera Sinfonía de Beethoven, la Marcha Fúnebre de Chopin, La danza de los muertos de Honeggerm y el fado portugués; como autores de cabecera a Shakespeare, Diderot, Eça de Queirós y una pregunta de Fernando Pessoa que flota en el denso, tantas veces enrarecido ambiente que lo envuelve: « ¿Deberemos ser todos casados, fútiles, tributables?»
Esto es, en esencia, Claraboya, la obra que José Saramago escribió hace más de sesenta años, entre los cuarenta y cincuenta del pasado siglo, y cuyo manuscrito entregó a una editorial portuguesa en 1953.
Pilar del Río, presidenta de la Fundación José Saramago y traductora de su obra, cuenta en el prólogo de Claraboya –titulado El libro perdido y hallado en el tiempo– que una mañana de 1989, Saramago recibió una llamada de la editorial para informarle de que el manuscrito había sido encontrado en una mudanza de sus instalaciones y que considerarían un honor publicarlo entonces. “Obrigado, ahora no”, respondió el autor.
Ese mismo día recuperó su novela y tuvo, por fin, una respuesta por parte de la editorial a la que le había confiado el original de Claraboya, “la que le fue negada cuarenta y siete años atrás, cuando tenía treinta y uno y todos los sueños a punto. Aquella actitud de la editorial del Diario de Noticias le sumió en un silencio doloroso, imborrable y de décadas”, explica del Río. No en vano, Saramago no volvió a escribir hasta veinte años después.
Aunque sus más cercanos intentaron convencerlo de que publicara Claraboya, “donde ya se observaba lo que después acabaría desarrollando plenamente: su propia narrativa”, una vez recuperada, el autor decidió que no se editaría mientras viviera.
Ahora, se publica Claraboya, para sus lectores en castellano, quienes también podrán constatar lo que el mismo autor señaló: que muchos aspectos de este libro, el segundo que escribió después de la publicación en 1947 de Tierra de pecado, están relacionados con su modo de ser.
“¿Cómo es posible que el jovencito de veintitantos años escribiera con tanta madurez, tan seguro, que ya enunciara obsesiones literarias y dejara ver su mapa de trabajo y sentimental de una forma tan explícita? ¿De dónde sacó Saramago la sabiduría, la capacidad de retratar personajes con tanta sutileza y economía narrativa, de proponer situaciones anodinas y sin embargo tan profundas como universales, de introducción?
Esta es, sin duda, una novela de personajes. En ella están contenidos los personajes masculinos de Saramago, “hombres de pocas palabras, solitarios, libres, que necesitan el encuentro amoroso para romper, siempre momentáneamente, su forma concentrada e introvertida de estar en el mundo”, explica su traductora.
“También están las mujeres fuertes de Saramago, donde su capacidad transgresora se hace más evidente y descarnada” agrega del Río.
En Claraboya, hay una mirada lúcida, compasiva, con
humor y en el cual experimenta la hipertextualidad, ya que intercala los
diálogos de seis familias en igual número de departamentos. Para la época en
que fue escrito, sin ser un libro político, rompía los esquemas de la época lo
que pudo haber influido para no ser publicado.
Pilar del Río explicó que para quienes recibieron el manuscrito de un escritor desconocido, “era una situación muy fuerte, muy arriesgada el defenderlo ante la censura y la sociedad, para el poco provecho que aportaría. De ahí que el libro se quedara relegado, sin un sí comprometido, sin un no que pudiera comprometer en el futuro”. La publicación que ahora ve la luz, es por expreso deseo de su autor, que dejó en manos de sus herederos la decisión de su publicación.
Claraboya es la historia de un edificio en el que viven seis humildes familias cuyos miembros “se ven sucesivamente envueltos en un enredo”, según palabras del propio autor.
La rutina, el vivir cotidiano, teje hilos invisibles que atrapan y relacionan a los distintos personajes en una trama, que no es otra cosa que la misma vida, donde –en palabras de Pilar del Río– “la familia no es sinónimo de hogar, sino de infierno, las apariencias tienen más fuerza que la realidad, ciertas utopías que aparecen como objetivos loables son, páginas después, descritos como relativos, donde se condenan de forma explícita los malos tratos a las mujeres o se narra con naturalidad el amor entre personas del mismo sexo, expresado con angustia personal aunque sin condena por la mirada del autor”.
Es a través de una claraboya y de manera queda, es que el lector se introduce en cada casa, en cada vida y espía las frustraciones, anhelos, nostalgias, miedos, alegrías y tristezas que por corrientes terminan siendo universales.
Sin embargo, y a pesar de los años transcurridos entre la escritura del libro y su publicación, la realidad que retrata sigue vigente en Lisboa y en todo el mundo, donde hay miles de personas que día a día se levantan a trabajar, a vivir una dura realidad, pero, que a pesar de la pobreza logran encontrar momentos de belleza en sus vidas.
José Saramago (Azinhaga, 1922-Tías, Lanzarote, 2010) Premio Nobel de Literatura 1998, es uno de los escritores portugueses más conocidos y apreciados en el mundo entero. En España, a partir de la primera publicación de El año de la muerte de Ricardo Reis, en 1985, su trabajo literario recibió la mejor acogida de los lectores y de la crítica.
Otros títulos importantes son Manual de pintura y caligrafía, Levantado del suelo, Memorial del convento, Casi un objeto, La balsa de piedra, Historia del cerco de Lisboa, El Evangelio según Jesucristo, Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres, La caverna, El hombre duplicado, Ensayo sobre la lucidez, Las intermitencias de la muerte, El viaje del elefante y Caín.
También se ha publicado Poesía completa, Cuadernos de Lanzarote I y II, Viaje a Portugal, el relato breve El cuento de la isla desconocida, el cuento infantil “La flor más grande del mundo”, el libro autobiográfico Las pequeñas memorias, El Cuaderno, Saramago en sus palabras y El último cuaderno, un repertorio de declaraciones del autor recogidas en su blog personal y en la prensa escrita.
Además del Premio Nobel de Literatura 1998, Saramago fue distinguido por su labor con numerosos galardones y doctorados honoris causa.
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