La mayor retrospectiva que se haya realizado
sobre Nicanor Plaza, el primer gran escultor y maestro chileno de esta
disciplina, se llevará a cabo en el Museo Nacional de Bellas Artes entre el 18
de mayo y el 29 de julio.
Esta retrospectiva sobre la obra del gran
escultor chileno Nicanor Plaza, se inaugura el 17 de mayo en el Museo Nacional
de Bellas Artes, destacando su significativo aporte como formador de los
escultores más importantes del país que participaron en la Academia y Salones de
fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
Esta exhibición sobre el autor de la escultura
de Caupolicán, emplazada en el Cerro Santa Lucía, permitirá poner en valor las
obras del forjador de la escultura chilena que se encuentran en el espacio
público y en importantes colecciones como las del mismo MNBA, el Museo
Histórico Nacional, el Museo de Arte Contemporáneo, la Catedral de Santiago, el
Teatro Municipal, Escuela de Carabineros, Museo O´Higginiano de Bellas Artes de
Talca, Museo Bomberil de Talca y el Club Hípico en la cual se expondrán 30
obras del autor pertenecientes a las colecciones de las instituciones ya
nombradas.
La muestra está asociada a la presentación del
libro Gestación de la escultura en Chile y la figura de Nicanor Plaza y a la
realización de un seminario dirigido a académicos y público general, que
contará con destacados investigadores.
Roberto Farriol, director del MNBA, expresó
que “esta exposición forma parte de una importante misión que tiene el Museo
Nacional de Bellas Artes que es la de rendir un reconocimiento a todos aquellos
artistas chilenos que nos han legado su obra, con el propósito de destacar el
valor patrimonial que nos identifica como nación. Nicanor Plaza representa,
además, la figura de un maestro que aportó generosamente a la formación de
sobresalientes artistas nacionales, que se educaron y fueron guiados bajo su
mirada“.
La exposición, que incluye obras de bulto,
bustos, relieves, medallones y pinturas, permitirá saldar una deuda tanto con
el autor como con la escultura y, a la vez, con las artes visuales chilenas,
dando especial relevancia al legado del artista, a la formación de los
escultores nacionales que participaron en los salones y ambientes académicos de
fines del siglo XIX y principios del siglo XX, así como a las obras asociadas a
los monumentos ubicados en el espacio público.
“Nicanor Plaza, maestro de escultores” es una iniciativa impulsada por el escultor Francisco Gazitúa, quien trabajó en conjunto con el historiador del arte Pedro Zamorano.
“Nicanor Plaza, maestro de escultores” es una iniciativa impulsada por el escultor Francisco Gazitúa, quien trabajó en conjunto con el historiador del arte Pedro Zamorano.
En el marco de la muestra, que cuenta con
financiamiento de Fondart 2010, Línea Bicentenario, se presentará el libro Gestación de la escultura en Chile y la
figura de Nicanor Plaza. El texto, de Ediciones Artespacio, difunde la
investigación Fondecyt Escultura en Chile
1854 y 1960: el trasluz de su identidad, realizada por Zamorano y Gazitúa,
junto al restaurador Claudio Cortés y el historiador Francisco Portela.
Pedro Zamorano, respecto al libro y a la
exposición, explica que “tanto la exhibición como el libro permitirán saldar
una deuda con la escultura chilena. Durante la investigación advertimos una
profunda ausencia de información acerca de autores, obras e institucionalidad
del arte escultórico en nuestro país. Por otro lado, la difusión de las obras
de Plaza no sólo permitirá la identificación y valoración de este autor
fundacional, sino que también permitirá poner en valor un patrimonio emplazado
en el espacio público que está en gran parte en riesgo de deterioro o desaparición”.
“Es increíble que no haya ni siquiera una monografía dedicada a él. Es el primer gran escultor chileno. Además de los méritos de su obra escultórica, destaca también por su labor docente", agrega el escultor Francisco Gazitúa.
La curatoría de Francisco Gacitúa y Pedro Zamorano, y la museografía del arquitecto José Pérez de Arce, contemplan la exhibición de abundante material bibliográfico, documentos, objetos y fotografías ordenados en seis secciones o salas que permitirán conocer más sobre la obra y figura del autor.
La sala central está dedicada a la identidad del escultor a través de su obra. Aquí destaca el conjunto dedicado a la obra Caupolicán (1863), ubicada actualmente en el cerro Santa Lucía. Con el fin de explicar el proceso de su realización, Gazitúa realizó moldes y réplicas de la obra para mostrar ocho facetas de su ejecución, las que se exhiben junto a herramientas ocupadas para la realización de este tipo de piezas.
“Es increíble que no haya ni siquiera una monografía dedicada a él. Es el primer gran escultor chileno. Además de los méritos de su obra escultórica, destaca también por su labor docente", agrega el escultor Francisco Gazitúa.
La curatoría de Francisco Gacitúa y Pedro Zamorano, y la museografía del arquitecto José Pérez de Arce, contemplan la exhibición de abundante material bibliográfico, documentos, objetos y fotografías ordenados en seis secciones o salas que permitirán conocer más sobre la obra y figura del autor.
La sala central está dedicada a la identidad del escultor a través de su obra. Aquí destaca el conjunto dedicado a la obra Caupolicán (1863), ubicada actualmente en el cerro Santa Lucía. Con el fin de explicar el proceso de su realización, Gazitúa realizó moldes y réplicas de la obra para mostrar ocho facetas de su ejecución, las que se exhiben junto a herramientas ocupadas para la realización de este tipo de piezas.
“Es un trabajo didáctico, que muestra cómo se
formó el escultor decimonónico, las etapas por las que pasó, los conceptos
artísticos que profesaba, su vida y experiencia de estudio. Así se revelan las
prácticas que subsistieron hasta mi generación y se entiende el trabajo que
Plaza realizó con esta pieza, a mi juicio una de las mejores obras que un
escultor chileno haya realizado”, explica Gazitúa.
Caupolicán fue presentada en yeso en 1868 y en
bronce en 1969 en Francia. Ese mismo año se fundieron varios ejemplares en el
mismo material. Uno de ellos fue traído a Chile por Plaza y presentado en la Exposición Nacional
de Artes e Industrias de Santiago en1872. En 1910 el Museo la donó a la ciudad
de Santiago, siendo instalada en el cerro Santa Lucía. Una pieza del mismo
tamaño, perteneciente al Club Hípico, se exhibe en la sala. Según Rubén Darío
la pieza se reprodujo industrialmente y se vendió en Estados Unidos y Europa
sin darle ni un centavo a Plaza, con el nombre de “El último de los mohicanos”.
La figura como paradigma del “araucano”, como se le definió en su época, no
estuvo exenta de debate. En la
Revista Zig Zag del 5 de octubre de 1939, el articulista Juan
de Ulloa afirmaba que Caupolicán no representaba nada chileno. Luego, se puso
en duda la veracidad de la indumentaria y de la anatomía del personaje.
También se exhibe La Quimera (1897), pieza perteneciente a la Colección del Museo, que es iluminada con distintas intensidades y a diferentes alturas con el fin de resaltar el carácter tridimensional de la disciplina escultórica y reproducir el efecto de una vela al iluminar una obra. Este mármol representa una mítica criatura que vagaba por los campos aterrorizando a las poblaciones y engullendo rebaños.
Plaza muestra esta alegoría a través de una
joven cubierta desde la cintura hacia abajo por paños que caen en múltiples
pliegues, semi sentada sobre la bestia, que es representada como un león con
alas y con cola de dragón. En el suelo, una guirnalda de rosas une a las dos
figuras. Con esta obra Plaza obtuvo el Premio de Honor en el Salón de 1897 y la
tercera medalla en la Exposición Internacional de Búffalo en 1901.
En la sala poniente se alude a la sociedad en la que vivió Nicanor Plaza, explicando su relación con la elite ilustrada de la época.
Las esculturas Prólogo (1911) y Epílogo (1911), fueron realizadas por Plaza estando en Europa y llegaron a Chile en 1926. Habían sido adquiridas al autor por el Teatro Municipal de Santiago, encontrándose actualmente ubicadas en el foyer de la entidad. En la Embajada de Chile en Francia hay dos obras que reproducen, en forma casi idéntica, los dos mármoles. Se trata de Prólogo de Amor y Epílogo de Amor, dos esculturas, también ejecutadas en mármol, firmadas en la base por el artista con la fecha 1907.
En la sala oriente se hará énfasis en la
simbología y las ideas presentes en la obra de Nicanor Plaza. Se presentan
esculturas y bajorrelieves relativos a temas mitológicos, históricos y
religiosos, destacando El Jugador de Chueca (1880), de un gran naturalismo
descriptivo y perteneciente a la
Colección del MNBA.
Finalmente, se destacarán las obras realizadas por los discípulos de Nicanor Plaza, quien dedicó casi 20 años a la formación de la primera promoción de grandes escultores chilenos. Entre ellos figuran Virginio Arias, Arturo Blanco, Carlos Lagarrigue, Ernesto Concha, Guillermo Córdova y Simón González (hermano de Juan Francisco, el pintor).
De esta forma, la muestra releva las dos direcciones de las temáticas que abordó el artista tanto en Chile como en Europa durante su productiva trayectoria. Por una parte, la mitológica, que vehicula la obra desde un riguroso estudio anatómico, bajo conceptos formales e iconográficos clasicistas; de otra, el tema histórico, que se expresa a través de bustos, conjuntos escultóricos y monumentos públicos, en consonancia con episodios de nuestra historia. Gran parte de su producción artística se concentra en el último cuarto del siglo XIX, momento en que recibe la mayor cantidad de encargos.
Finalmente, se destacarán las obras realizadas por los discípulos de Nicanor Plaza, quien dedicó casi 20 años a la formación de la primera promoción de grandes escultores chilenos. Entre ellos figuran Virginio Arias, Arturo Blanco, Carlos Lagarrigue, Ernesto Concha, Guillermo Córdova y Simón González (hermano de Juan Francisco, el pintor).
De esta forma, la muestra releva las dos direcciones de las temáticas que abordó el artista tanto en Chile como en Europa durante su productiva trayectoria. Por una parte, la mitológica, que vehicula la obra desde un riguroso estudio anatómico, bajo conceptos formales e iconográficos clasicistas; de otra, el tema histórico, que se expresa a través de bustos, conjuntos escultóricos y monumentos públicos, en consonancia con episodios de nuestra historia. Gran parte de su producción artística se concentra en el último cuarto del siglo XIX, momento en que recibe la mayor cantidad de encargos.
Nicanor Plaza nació en Renca, Santiago, en 1840. Por su habilidad manual y artística, a los 10 años fue empleado en una sombrerería de un inmigrante francés. Ahí habría conocido al artista Auguste François, quien impartía la primera cátedra de Escultura en Chile y decidió apadrinar al muchacho junto al empresario Luis Cousiño. Así, a los 20 años ingresó a la clase de escultura del maestro francés, que funcionaba anexa a la Academia de Pintura en la Universidad. En 1863 fue becado por el Gobierno para continuar sus estudios en París, donde recibió las enseñanzas del escultor François Jouffroy en la École Nationale des Beaux-Arts, lugar de formación de los escultores más reputados en los salones y ambientes académicos de la época. En 1871 comienza su labor docente dirigiendo la cátedra de Escultura en la Escuela de Bellas Artes, la que finaliza en 1883, estableciendo las bases para la formación escultórica en Chile.
Marcado por la amargura, al sentirse incomprendido y solitario en el cultivo de su arte, se instaló por 18 años en Florencia, Italia, donde compartió con Julio Monteverde y la escultora Rebeca Matte. Falleció el 7 de diciembre de 1918 en esta ciudad.
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