sábado, 9 de agosto de 2025

¿Cómo la cárcel puede moldear las ideas y obras de un escritor?

José Santos González Vera 

Desde Dostoievski hasta Rosa Luxemburgo, en este libro Manuel Vicuña retrata a los escritores que pasaron por la cárcel

En A la sombra, el historiador y ensayista explora cómo el paso por la prisión se convirtió en algunos casos en un momento propicio para la creación.

Resumen extendido

A la sombra es una indagación lúcida y conmovedora sobre cómo la prisión, más allá de su función disciplinaria y punitiva, se ha convertido en un espacio fértil –aunque brutal– para la escritura.

Manuel Vicuña despliega una cartografía de vidas encerradas, donde el encierro físico no impide el despliegue del pensamiento ni la fuerza de la palabra. Con una escritura elegante y reflexiva, el autor reconstruye una galería de figuras históricas y literarias que, desde la reclusión, lograron transformar la experiencia carcelaria en producción cultural y en testimonio humano.

Todo comienza con la experiencia radical de FIÓDOR DOSTOIEVSKI, quien, condenado por actividades políticas contra el zar, fue enviado a un presidio en Siberia. La experiencia del presidio no solo modificó su cosmovisión y fe religiosa, sino que dejó una huella imborrable en su obra posterior.

Antonio Gramsci
En Recuerdos de la casa de los muertos, Dostoievski no se limita a denunciar la brutalidad del régimen carcelario, sino que explora con hondura psicológica el alma de los convictos, mostrando una gama moral compleja donde el crimen, el arrepentimiento, la redención y la fe se entrelazan. Para él, la cárcel no fue solo castigo, fue también una epifanía.

OSCAR WILDE, por su parte, sufrió la desintegración pública de su figura por su orientación sexual, condenada en la Inglaterra victoriana como “indecencia grave”.

Su paso por la cárcel de Reading lo dejó en ruinas físicas y espirituales, pero también dio origen a De Profundis, una carta extensa donde reelabora el sufrimiento como experiencia vital. En ella, Wilde abandona la ironía punzante y abraza un tono confesional, donde el dolor y la humillación se transforman en aprendizaje.

Escribe no para acusar, sino para comprender. La prisión le revela otra cara de sí mismo y del amor, que ya no es posesión ni escándalo, sino renuncia.

El recorrido de Vicuña se vuelve más áspero con JEAN GENET, para quien la cárcel fue más que castigo: fue identidad. Delincuente precoz, fue adoptado por la literatura mientras aún era prisionero.

Rosa de Luxemburgo

Su obra está atravesada por la fascinación con la traición, el erotismo homosexual y el crimen, en abierta confrontación con las normas sociales. Genet convierte la cárcel en un espacio de belleza subversiva. La escritura en su caso no busca liberación, sino reivindicación de lo abyecto. Vicuña destaca cómo la prosa de Genet erotiza el encierro y lo transforma en símbolo de autonomía interior. 

Por otro lado, el caso de ANTONIO GRAMSCI aporta una dimensión intelectual y política.

Encarcelado por el régimen fascista italiano, Gramsci escribió desde su celda los Cuadernos de la cárcel, donde reformuló los fundamentos del marxismo.

A pesar del deterioro físico, desarrolló ideas sobre hegemonía cultural, bloque histórico y revolución desde la cultura. La prisión no lo enmudeció: lo llevó a repensar las formas del poder, la historia y el cambio. Vicuña reconstruye esa resistencia escrita como una proeza del pensamiento en condiciones de absoluta vulnerabilidad.

El relato se vuelve local con la incorporación de figuras del mundo hispanoamericano.

RICARDO PALMA en Perú, encarcelado por razones políticas, mantiene en la celda su tono irónico y elegante, convirtiendo su experiencia en un episodio más de las Tradiciones Peruanas. 

Oscar Wilde
En Chile, aparece JOSÉ SANTOS GONZÁLEZ VERA, quien, tras ser detenido por su activismo anarquista, descubre en la cárcel tanto la solidaridad de los perseguidos como la necesidad de educarse, de leer y escribir.

De este modo, la escritura se convierte así en una forma de emancipación intelectual. Y es en este tramo donde aparece una figura clave del relato: MAURICIO REDOLÉS.

El poeta y músico chileno fue detenido por la dictadura militar en 1975. Tenía apenas 22 años. Fue brutalmente torturado en el cuartel Borgoño y luego trasladado al centro de detención de Cuatro Álamos.

Vicuña reconstruye este capítulo con especial sensibilidad, capturando el modo en que Redolés enfrentó el encierro no solo con dolor, sino con ironía, humor y lucidez. En prisión, comienza a escribir Tangos, un libro de poemas marcados por la oralidad, la sátira, el absurdo y la resistencia.

El encierro no lo doblega, lo agudiza. La escritura, en su caso, no es solo terapia ni denuncia: es burla, es voz, es gesto punk antes del punk. La poesía de Redolés no se victimiza, se ríe del verdugo. Escribe, además, para recordar, para no perderse a sí mismo en el delirio que impone la celda.

Años después, Redolés diría que la cárcel le enseñó a escribir desde lo cotidiano, desde la picardía, sin solemnidad. Vicuña lo muestra como una figura clave para entender la literatura carcelaria en dictadura, pero también como ejemplo de cómo la cultura popular, el humor y la política pueden convivir en un mismo gesto poético.

Fiódor Dostoyevski 

En otro registro, WILLIAM BURROUGHS, aunque no estuvo propiamente encarcelado, vivió toda su vida al borde de la ley, perseguido por drogas, asesinatos y delirios. Su escritura nace de la marginalidad, y su prosa fragmentaria y alucinada está marcada por la paranoia, la violencia y el sexo y Vicuña, lo incluye como un caso límite de escritura desde el abismo.

 A la sombra no es un catálogo de víctimas ni un canto a la resiliencia romántica. Es una obra que observa con inteligencia cómo el encierro obliga a escribir desde otro lugar: desde la urgencia, el dolor, la lucidez.

En cada caso, la cárcel no es solo el lugar físico, sino una metáfora de los límites del cuerpo, del lenguaje y del poder. Es también, como señala el autor, una fábrica de relatos. Vicuña no idealiza la prisión, pero reconoce que allí se afilan ciertas voces que, de otro modo, tal vez no habrían existido. Es un libro sobre la dignidad que se defiende con palabras cuando todo lo demás ha sido arrebatado.

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