Según explicó, sobre todo en los últimos
30 años la celebración de Semana Santa tiende a resaltar la “pascua de los
huevitos de chocolate”. En ese marco, dijo, la celebración se extiende, para
los católicos, desde el Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección, siendo
este último el día de pascuas.
Prof. Fernando Maureira |
“Si bien estas actividades giran en torno al sacrificio, la muerte y la
resurrección, en cada país es posible identificar acciones propias, y que se
explican por la historia a las que se les asocia”, indicó.
“En el caso de Chile -comentó-, si bien
estas prácticas se mantienen en la mayor parte del país, y su reproducción se
mantendrá por mucho tiempo, no es menos cierto que ciertas actividades como las
procesiones, han venido perdiendo presencia; esto como resultado del descenso
de los católicos en el país.
Paradojalmente, los procesos migracionales
pudieran significar un aumento de estas actividades. Una parte muy importante
de los migrantes que han llegado a Chile provienen de países de América Latina,
en los cuales la Iglesia Católica posee una mayor relevancia y en los que
existe una mayor cantidad y profundidad de prácticas religiosas.
La transmisión y reproducción de prácticas
sociales, como son las prácticas y tradiciones religiosas, son parte importante
en la forma en que los grupos de migrantes y los grupos receptores de migrantes
logran en el mediano plazo participar de conjunto en las prácticas locales,
aseguró el profesor de la Escuela de Antropología UACh.
Huevos de Pascua y no comer carne
La tradición de regalar huevos de Pascua,
y que en la actualidad es probablemente la más extendida en nuestro país, es de
origen germánico, y que fue incorporada a las tradiciones católicas por el
Imperio Romano. “Su origen es la celebración del inicio de primavera, periodo
de abundancia”, indicó el académico.
En otro sentido y respecto de no comer
carne durante la Semana Santa, se explica también por los elementos de clase
social en la iglesia cristiana. Antiguamente había la obligación de abstenerse
de una serie de actos, como una forma de constricción.
Claramente, durante ese periodo la carne
estaba disponible para el consumo de cierto segmento de la población, por lo
que no consumirla era claramente una forma de expresar duelo”.
Durante las décadas de 1940 en adelante,
en Semana Santa las radioemisoras solo debían emitir música sacra, y durante
mucho tiempo, en décadas posteriores, los canales de televisión tenían
programación especial durante esos días.
“Todo lo indicado constituyen prácticas nacionales respecto de la Semana Santa. Algunas permanecen hasta el día de hoy, pero ya sin la fuerza que expresaban hace algunas décadas”, finalizó el Prof. Maureira.
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