Alejandro Mazzei, Gino Liche y la Dra. Lorena Rebolledo (INACH) |
Ambos fueron capacitados por el Instituto
Antártico Chileno (INACH) en las medidas de conservación y en el esquema de
observación científica de la Convención para la Conservación de los Recursos
Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA).
Chile tiene una serie de memorándums de
entendimiento con otros países y acuerdos con instituciones nacionales como
IFOP para el intercambio de observadores científicos. Gracias a estos acuerdos
es posible contar con profesionales calificados de vasta experiencia en sus
respectivos países que son capacitados en la observación científica de la
CCRVMA antes de su embarque.
La labor de Mazzei y Liche consistió
principalmente en la recolección de datos biológicos de la austromerluza
antártica como mediciones de longitud, peso, sexo y niveles de madurez sexual y
marcaje de los individuos capturados.
Además, observaron la fauna acompañante
secundaria (bycatch) identificando especies de peces antárticos como el
granadero, draco y moi. También hicieron un recuento de los organismos marinos
vulnerables, especies de vida lenta como corales y esponjas.
Estas actividades proporcionan información
valiosa sobre cómo se realiza la actividad pesquera, la que debe seguir las
directrices de la CCRVMA en aguas antárticas, contribuyendo así a los esfuerzos
de conservación y gestión sostenible de los recursos marinos.
"La formación recibida por parte de
INACH fue fundamental para llevar a cabo nuestra labor de observadores en el
mar de Ross. Nos proporcionó las herramientas y el conocimiento necesarios en
las medidas de conservación para realizar la observación científica con
confianza y profesionalismo”, señala Gino Liche.
Ambos observadores se embarcaron el 10 de
noviembre desde Punta Arenas, a bordo del buque Puerto Ballena, enfrentando
desafíos climáticos y técnicos mientras navegaban hacia el mar de Ross
(distante a 20 días de navegación desde Punta Arenas).
Pesaje de Bacalao antártico. Mar de Ross |
Concluyeron su trabajo a mediados de
febrero de este año, quedando con una experiencia invaluable en lo que
significa la labor de la investigación científica en la región antártica.
La colaboración entre el INACH y
organismos técnicos como IFOP e INIDEP permite garantizar la calidad y
precisión en la recolección de datos, fortaleciendo así los esfuerzos de
investigación y gestión sostenible en el Continente Blanco.
La Dra. Lorena Rebolledo, investigadora
del Departamento Científico del INACH, oceanógrafa y coordinadora técnica
nacional ante la CCRVMA, es encargada de las capacitaciones a observadores
científicos, señala que toda embarcación que realice faenas de pesca en aguas
antárticas debe incluir a bordo, al menos, una observadora u observador
científico.
En el caso de la pesquería de
austromerluza, la medida de conservación señala que debe tener a bordo uno
nacional y otro internacional. Se les enseña sobre la historia de la CCRVMA,
las funciones de la observación científica, medidas de conservación vigentes y
metodología de muestreo de peces antárticos, aves y mamíferos marinos.
“Estos cursos capacitan a los nuevos
observadores científicos en las medidas de conservación acordadas por CCRVMA
para las pesquerías antárticas. Son fundamentales para el éxito de las
observaciones científicas independientes que se realizan en buques pesqueros en
aguas antárticas”, afirma Rebolledo.
Lo anterior se desarrolla en el contexto
del Sistema de Observación Científica Internacional que impulsa la CCRVMA, una
de las medidas más exitosas y reconocidas implementadas por la Comisión.
Tareas y desafíos de la observación
científica
En el mar de Ross, las condiciones climáticas son desafiantes, con abundante presencia de hielo marino, que no detuvieron el acucioso trabajo de marcaje de los ejemplares de austro merluza antártica, que pesaban entre los 40 y 120 kilos y que pueden llegar a medir 2,20 metros.
La actividad de marcaje y recaptura de peces es crucial para
conocer los datos biológicos de los peces, tasas de crecimiento, historia de
vida y las migraciones realizadas.
Por lo mismo, el proceso de marcaje
implicó una serie de pasos precisos y cuidadosos. Primero, se extrajeron los
ejemplares del agua utilizando un bichero especial que minimizaba el riesgo de
dañar al pez. Una vez en cubierta, los observadores evaluaron la condición
física del pez, verificando si tenía anzuelos incrustados o lesiones.
Luego, se procedió a medir y pesar el
ejemplar antes de realizar el marcaje propiamente dicho. “Lo medimos, lo
marcamos y lo dejamos en la pileta de aclimatación”, explicó Mazzei. En esta
etapa, los peces se mantuvieron en un área especialmente designada en el barco
mientras se evaluaba su estado fisiológico.
Si se determinaba que estaban en condiciones adecuadas para la liberación, se los devolvía al océano a través de una rampa especialmente habilitada para esta actividad.
Este proceso aseguró
que los datos obtenidos durante el marcaje fueran precisos y de calidad y que
los ejemplares marcados pudieran regresar a su hábitat natural con el menor
impacto posible.
En esta campaña se marcaron 58 ejemplares
de austromerluza antártica y se recuperaron un total de 11 marcas y una marca
de raya de Eaton en la subarea 88.1. Estos datos son de suma importancia por la
información biológica que proporcionan a la CCRVMA.
Durante su travesía, los observadores
científicos se enfrentaron a una serie de desafíos que pusieron a prueba su
dedicación y profesionalismo, desde la presencia imponente del hielo marino
hasta situaciones inesperadas como el traslado de un tripulante con una
emergencia médica a Nueva Zelandia.
De acuerdo con Alejandro Mazzei, “hubo
días en los que nos vimos limitados por las condiciones climáticas adversas e
incluso debimos detener temporalmente nuestras operaciones de pesca”.
Una vez finalizada la pesca y cuando
regresan al continente, los observadores deben reunir todos los datos
recolectados durante esos tres meses y presentar un informe a la secretaría de
la CCRVMA.
Para lograr esto último, la Secretaría
desarrolló un Manual del Observador Científico y planillas de informe de la
campaña que contiene un conjunto de directrices que son de apoyo para que los
profesionales puedan realizar su tarea de la mejor manera. Puerto Ballena. Pesca Chile
El INACH es un organismo técnico del
Ministerio de Relaciones Exteriores con plena autonomía en todo lo relacionado
con asuntos antárticos de carácter científico, tecnológico y de difusión.
El INACH cumple con la Política Antártica Nacional incentivando el desarrollo de la investigación de excelencia, participando efectivamente en el Sistema del Tratado Antártico y foros relacionados, fortaleciendo a Magallanes como puerta de entrada al Continente Blanco y realizando acciones de divulgación del conocimiento antártico en la ciudadanía.
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