Para enfrentar una estrechez de suministro de fuentes
tradicionales y ampliar su matriz energética en los próximos años, Chile está impulsando
el desarrollo de las energías renovables no convencionales, como la solar y
eólica buscando atender las necesidades del crecimiento económico.
Hasta ahora, es importador neto de energía ya que su actual
capacidad instalada es de 19.725,72 MW, en su mayoría producida en base a
carbón (21%), gas natural (18,85%), diésel (18,63%) e hidráulica (28,1%).
Pese a contar con el desierto más árido del mundo, sólo un
3,79% de la energía eléctrica que se consume en el país se genera a partir del
sol y el principal problema, que enfrenta este tipo de producción energética, es su intermitencia que no permite ser usada
en la poderosa industria minera instalada en el norte chileno.
Pero las proyecciones oficiales apuntan a que junto con la
energía eólica y solar, las energías renovables no convencionales (ERNC)
aumenten su importancia y superen el 20% de la matriz energética chilena para
el 2020.
Hace pocos días, el Ministerio de Bienes Nacionales chileno,
acaba de aprobar un total de 207 Concesiones de uso de propiedades fiscales
para proyectos de ERNC en las Regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá,
Antofagasta, Atacama y Maule.
Los proyectos, fundamentales para el desarrollo sustentable,
corresponden a un total de 50.528 hectáreas de propiedad fiscal y en su conjunto,
estos proyectos esperan alcanzaran la generación estimada en 8.435 Megawatts
(MW) de potencia al año disponiendo a la fecha, de unos 20.000 MW de capacidad
bruta instalada, por lo que estas concesiones significarán un incremento superior
al 40% de capacidad una vez construida, pero con un 100% de energías limpias.
Espejo de Tarapacá es un proyecto de Valhalla Energía,
empresa chilena surgida en 2011, que tiene el objetivo de buscar soluciones
innovadoras para resolver el problema energético que vive Chile contribuyendo
al desarrollo de una matriz energética limpia, segura y competitiva.
Sus dueños Juan Andrés Camus y Francisco Torrealba, explican
que “con una inversión estimada en 380 millones de dólares, y la producción de
950 MW esperan construir una central hidráulica de bombeo que utilizaría agua
de mar y la energía solar para la producción de energía eléctrica. La central
funcionará usando el agua de mar sin desalinizar, la que será bombeada hacia
dos enormes piscinas o reservorios naturales ubicados en la cima de la
cordillera, que está prácticamente al lado del océano.
Luego, en la noche, esa agua se dejará caer desde unos 600 metros de altura
para propulsar las turbinas de generación eléctrica. Las bombas que permitirán
subir el agua serán activadas a través de la energía generada en una central
fotovoltaica instalada a unos 60
km de distancia, en pleno desierto”.
Juan Andrés Camus, dijo que “el sistema es innovador en el
mundo y entregaría energía limpia con continuidad, concentrando agua de mar en
la altura del farellón costero, utilizando la costra de antiguos salares
ubicados en el desierto, devolviendo el agua al mar y convirtiéndola en
energía, con un menor impacto en el medioambiente y muy competitivas con otras
fuentes de generación toda vez que, ofrecerá energía limpia y constante (las 24
horas al día los 7 días de la semana), superando la principal limitante de
las ERNC: su intermitencia”.
“Los dos reservorios naturales, equivalentes a unas 22.000
piscinas olímpicas, permiten un nivel de almacenamiento que da al proyecto la
posibilidad de funcionar sin interrupciones, acabando con la intermitencia que
plantean la mayoría de las fuentes renovables no convencionales, como la
energía solar”, añadió Patricio Torrealba.
En el desarrollo de este proyecto, la comunidad de Caleta
San Marcos, no fue dejada al margen sino que la empresa está trabajando desde
hace dos años con los vecinos incorporándolos, y enseñando en cada detalle el
proyecto de la central hidroeléctrica.
Ahora que el proyecto cuenta con la aprobación por la autoridad
ambiental y tiene la concesión del uso de la propiedad fiscal, se estima un
plazo de 3 años y medio para su construcción, por lo que el proyecto podría
entrar en operación durante diciembre del 2018. Además, se espera que trabajen entre
500 y 700 personas en su puesta en marcha, mientras que unos 30 operarios
serían la planta estable, una vez que entre en funcionamiento.
“Estamos convencidos
que la Región
de Tarapacá puede ser líder en energía solar y que Chile puede convertirse en
una potencia energética a nivel mundial, basada en energía limpia, económica e
infinitamente abundante, por lo que es una gran noticia saber que avanzamos a
la siguiente etapa para materializar este proyecto, que cambiará la cara de la
matriz energética de nuestro país”, dijo Francisco Torrealba.
Su impacto sobre el medio ambiente será mínimo ya que habrá
un aumento menor de la temperatura del agua que será devuelta al mar, la que
será extraída a una profundidad de 16 metros, para disminuir su impacto en el
ecosistema marino y al estar en pleno desierto, la flora y fauna que rodea al
proyecto es casi inexistente. La construcción, está diseñada para resistir
tsunamis y terremotos.
Los dueños del proyecto ahora están en busca de
financiamiento privado, para empezar su construcción a fines de 2016, por un
plazo estimado de tres años y medio.
Revolución en el mercado eléctrico.
De esta manera entregará una solución altamente innovadora,
en tanto utiliza una tecnología prácticamente ausente de la matriz energética
chilena, pero ampliamente utilizada a nivel mundial, aprovechando
características geográficas únicas en el mundo que ofrece el norte de Chile, al
utilizar agua de mar y reservorios naturales, lo que permite abaratar la
inversión del proyecto y ofrecer precios competitivos con otras fuentes de
generación.
Junto con el ingreso del proyecto al sistema, Valhalla
Energía lanzó su sitito web www.valhallaenergia.com, en donde publicó información,
fotos y videos que explican el funcionamiento de esta iniciativa y su aporte a
una matriz energética más limpia.