“Tiempo” es un espejo de nosotros mismos. A través de la historia de una mujer, la obra expone la obsesión del ser humano por la eficiencia, la velocidad y el control.
Esa
necesidad enfermiza de no detenerse, de rendir, enfrentándose a su realidad:
seres atrapados en la rutina, alejados de lo esencial.
Así se construye el nuevo
montaje de Nathalia Galgani (“El cieno”, “Límbico”), que cuenta con los
textos de Trinidad González y Nicolás Zárate, y las actuaciones de
Carolina Munitiz, Francisco Sánchez, Aníbal Gutiérrez y la misma Galgani. Su estreno
será en Teatro La Memoria, con funciones del 23 de octubre al 8 de noviembre.
Teatro La Memoria cuenta con
el financiamiento del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio a
través de su Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras.
El montaje, armado de diversos
cuadros, revela algo más íntimo. La mujer no sólo corre por exigencia externa:
también huye. Evita cargar con la herencia emocional de una madre frágil y
relacionarse de manera más íntima. Esquiva la vida, escondiéndose en la
eficacia y la ilusión de que el control la protegerá del derrumbe.
En escena, el público también verá a esta mujer en un momento de pausa dentro de su rutina diaria.
Así comenzará un viaje íntimo por sus recuerdos, un recorrido sensorial que la llevará a revisar su forma de habitar el mundo y de relacionarse con los demás.
Una batería en vivo acompañará este tránsito que dialoga con sus movimientos y
pensamientos.
Pone en cuestión el valor que le damos al hacer por sobre
el ser, y cómo esto termina por desgastar el cuerpo y el deseo. A través de la
pausa, se abre la posibilidad de mirar lo que no se dice, de escuchar lo que el
ruido cotidiano tapa”, cuenta Nathalia Galgani.
La obra aborda el tiempo desde
una doble perspectiva. Por un lado, está el tiempo íntimo de la protagonista,
marcado por la rutina, la exigencia y la dificultad de detenerse. Incluso
cuando su cuerpo se inmoviliza, su mente sigue atrapada en una velocidad
interna, en un ritmo mental autoexigente. Esa imposibilidad de habitar el
presente con calma revela la relación tensionada con el tiempo.
Por otro lado, está el tiempo
del montaje, que funciona como una fuerza externa que empuja constantemente
hacia adelante. Ese tiempo escénico contrasta y dialoga con el tiempo interno
de la protagonista, generando fricción y también un espacio para preguntarse:
¿qué pasa si nos detenemos? ¿qué emerge cuando dejamos de correr?
“Era importante para mí
desnaturalizar la manera que tenemos de relacionarnos con el tiempo, más
sensibles, más lentas, más humanas. Creo que el público podrá percibir por
momentos con cierta claridad y quizá con algo de humor o incomodidad lo vulgar
que puede volverse el absurdo de vivir solo de esa manera. Una forma de vida
que corre, pero no llega, que hace, pero no se detiene a sentir, explica la
directora.
Como la vida, la obra no se
detiene. No hay pausa ni alivio. Todo se mueve hacia adelante inevitablemente.
“Sin embargo, justo ahí en medio del teatro, aparece algo profundamente humano:
el juego, la imaginación, un tiempo más real que el real, y quizás sólo ahí
encontremos un alivio, un paréntesis”, concluye Galgani.
COORDENADAS:
Desde el 23 de octubre al 8 de noviembre.
Jueves a sábado 20.00 hrs.
Teatro La Memoria (Bellavista
0503, Providencia).
Valores: $10.000 general y $5.000 estudiantes, adulto mayor, personas con discapacidad y jueves popular. Entradas en https://ticketplus.cl/events/tiempo
Teatro la Memoria forma parte del Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Gobierno de Chile.
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