Durante la instancia, además,
se realizó la entrega de certificados que acreditaban tanto su participación en
la capacitación de la experta en el área, María Alejandra Andrade, así como la
práctica profesional en las exposiciones de la Bienal Ecosistemas oscuros.
La Molinera, uno de los
espacios más grande del evento, albergó muestras audiovisuales, sonoras,
didácticas y colectivas, recibiendo a diario a decenas de visitantes, entre
ellos amantes del arte y grupos de estudiantes de diversos establecimientos de
la ciudad, quienes pudieron recorrer más de 40 obras de artistas nacionales e
internacionales.
“A mí me gusta mucho mediar
porque siento que, además de compartir información, aprendo más. La
conversación y la retroalimentación con el público frente a cualquier obra me
ayudaron a mejorar mi forma de explicar, haciendo que la experiencia sea más
interesante para quienes nos visitaron”, comentó Antica Petricio, mediadora de
La Molinera.
Por su parte, Estephanie
Rodríguez, encargada de la mediación en la Pinacoteca Waldo Valenzuela del
Liceo Experimental Artístico (LEA) con la obra El espacio que queda —co-creación
del artista Jorge “Coco” González junto a estudiantes del establecimiento—,
dijo que muchas personas valoraron profundamente la exposición.
“La gente conectaba mucho con las obras, especialmente porque estaban hechas
con objetos significativos para los alumnos. A veces ni siquiera era necesario
explicarles, preferían recorrer la muestra y dejarse llevar por sus emociones.
(…) Recuerdo que una exalumna me contó que la paleta de pintura que formaba
parte de la exposición había pertenecido a don Waldo, su profesor, lo que la
emocionó muchísimo”.
El Muelle Histórico Melbourne
Clark, donde se presentaron las siete propuestas ganadoras de la convocatoria
internacional organizada por SACO, fue el espacio más visitado, con más de
30.000 personas que se acercaron con interés a descubrir las obras mientras
paseaban por este tradicional monumento histórico de la ciudad.
“Para mí ha sido una experiencia muy gratificante.
En una oportunidad, mientras explicaba la obra Sentido de Eduardo Motta, una visitante se emocionó ya que contó que superó una dura enfermedad y la obra le recordó su vivencia; fue un momento muy especial”, expresó Elizabeth Szabo, mediadora del muelle.Durante los más de trece años de trayectoria de SACO se ha otorgado un espacio laboral para esta importante labor, formando equipos de decenas de mediadores remunerados en cada edición de la bienal.
 Cada uno de ellos está llamado a ser un puente de
conocimiento entre el artista, su obra y el público, en una ciudad con escaso
acceso a la cultura.
Con esta actividad, el equipo
de mediadores se despide de SACO1.2, dejando atrás una experiencia
enriquecedora para quienes participaron. Porque, como se dijo durante esta
actividad, mediar no fue una obra: fue abrir caminos para que el arte
encontrara nuevas formas de habitar Antofagasta. 
“A mí me gusta mucho mediar
porque siento que, además de compartir información, aprendo más. La
conversación y la retroalimentación con el público frente a cualquier obra me
ayudaron a mejorar mi forma de explicar, haciendo que la experiencia sea más
interesante para quienes nos visitaron”, comentó Antica Petricio, mediadora de
La Molinera.
Por su parte, Estephanie
Rodríguez, encargada de la mediación en la Pinacoteca Waldo Valenzuela del
Liceo Experimental Artístico (LEA) con la obra El espacio que queda —co-creación
del artista Jorge “Coco” González junto a estudiantes del establecimiento—,
dijo que muchas personas valoraron profundamente la exposición.
“La gente conectaba mucho con las obras, especialmente porque estaban hechas
con objetos significativos para los alumnos. A veces ni siquiera era necesario
explicarles, preferían recorrer la muestra y dejarse llevar por sus emociones.
(…) Recuerdo que una exalumna me contó que la paleta de pintura que formaba
parte de la exposición había pertenecido a don Waldo, su profesor, lo que la
emocionó muchísimo”.
El Muelle Histórico Melbourne
Clark, donde se presentaron las siete propuestas ganadoras de la convocatoria
internacional organizada por SACO, fue el espacio más visitado, con  más
de 30.000 personas que se acercaron con interés a descubrir las obras mientras
paseaban por este tradicional monumento histórico de la ciudad.
“Para mí ha sido una
experiencia muy gratificante. En una oportunidad, mientras explicaba la
obra Sentido de Eduardo Motta, una visitante se emocionó ya que contó
que superó una dura enfermedad y la obra le recordó su vivencia; fue un momento
muy especial”, expresó Elizabeth Szabo, mediadora del muelle.
Durante los más de trece años de trayectoria de SACO se ha otorgado un espacio laboral para esta importante labor, formando equipos de decenas de mediadores remunerados en cada edición de la bienal. Cada uno de ellos está llamado a ser un puente de conocimiento entre el artista, su obra y el público, en una ciudad con escaso acceso a la cultura.
Con esta actividad, el equipo de mediadores se despide de SACO1.2, dejando atrás una experiencia enriquecedora para quienes participaron. Porque, como se dijo durante esta actividad, mediar no fue una obra: fue abrir caminos para que el arte encontrara nuevas formas de habitar Antofagasta.



 
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