lunes, 2 de diciembre de 2019

Mineros, campesinos y obreros traen su revolución al Teatro Nacional Chileno


“Es importante para nosotros como compañía presentarnos en este momento y en este teatro, las obras se escribieron hace ya un siglo y las temáticas lamentablemente siguen vigentes, vemos esa lucha en las calles hoy en día”, dice Nelda Muray, directora de La Dramática Nacional que tendrá una temporada en el Teatro Nacional Chileno (Morandé 25, Santiago Centro) este 5, 6 y 7 de diciembre.

La Trilogía Antonio Acevedo Hernández se presentará, como parte del ciclo “Teatro en emergencia”, tras la contingencia nacional y las manifestaciones a lo largo del país. Las obras muestran en escena revoluciones o celebraciones proletarias que marcaron la historia de Chile. 

Las obras Chañarcillo, La canción rota y Almas perdidas componen la trilogía que se presentará este fin de semana en el Teatro Nacional y el elenco está compuesto por Hugo Medina, Jorge Rodríguez, Íñigo Urrutia, Nelda Muray Prado, Carola Rebolledo, Carolina Araya, Khaled Darwich, Mario Soto, Ricardo Carvajal, Paola Lucero, Carmen Demarta, Alejandra Pérez, César Ramírez, Francisco Cuevas, Laura Hernández, Javier Carrasco, Pablo San Martín, Leonardo De Luca, Nicolás Yusta y Carlos Talamilla.  
Chañarcillo

 “Nos gustó trabajar esta trilogía porque el autor es precursor del realismo mágico en el teatro latinoamericano y son obras protagonizadas por el pueblo que buscan constantemente salir de la miseria”, cuenta la directora. 

También conocido como Teatro Social, las obras de Antonio Acevedo Hernández buscan retratar el mal vivir del pueblo o proletariado que, adormecido, el cual logra despertar para exigir dignidad y una buena calidad de vida.

Para poder retratar de forma más fidedigna las épocas en donde se sitúan las obras, la compañía buscó asesoría del historiador chileno y premio nacional Gabriel Salazar.

Las tres puestas en escena cuentan con proyecciones audiovisuales, música en vivo y con más de 20 actrices y actores, cuyo trabajo multidisciplinar les permite cantar, tocar instrumentos y también actuar y para las canciones y bailes recibieron el apoyo de Margot Loyola y Óscar Cádiz.

Las minas de plata del norte de Chile a inicios del siglo XIX son el escenario en el cual se desarrolla “Chañarcillo”.

La acción transcurre en la taberna del pueblo de Juan Godoy, lugar de encuentro de los mineros y espacio en el que quedan al descubierto los vicios, deseos, dolores y alegrías de las clases trabajadora chilena. La obra, cobra dimensiones de epopeya en el momento en que los dos mineros “Suave” y “Chicharra”, se internan en un viaje iniciático por el desierto en busca de un filón de plata que los sacará de la pobreza y los ayudará a restituir su dignidad.

Almas perdidas. 
“Chañarcillo”, es un retrato de la sacrificada vida en las minas del norte de Chile y una crítica, a un sistema en el que prima la ley del más fuerte, la ambición de fortuna y la violencia como eje de las relaciones humanas. 

Por otra parte, “La Canción Rota” se sitúa en el campo chileno a inicios del Siglo XX y con la cordillera de los Andes como telón de fondo, la familia encabezada por el Abuelo Esteban comparte el trabajo, las alegrías y las desigualdades propias de la vida del campo.

La vida de toda la comunidad se verá modificada con la llegada de “Salvador”, el nieto de Esteban, que ha vuelto de la ciudad luego de 20 años de ausencia y que hará ver a los campesinos, las injusticias a las que están sometidos por su falta de educación y los alentará a alzarse contra los patrones de la hacienda.

“La Canción rota”, es el retrato de la dura vida de los campesinos de la zona central de Chile y una crítica, al sistema patronal de tenencia de la tierra que imperó en Latinoamérica desde la colonización hasta mediados del Siglo XX.

La tercera obra de la trilogía es “Almas Perdidas”

Canción Rota
La ciudad de Santiago en el año 1928 es el escenario en el cual se desarrolla “Almas Perdidas”. Donde en un típico Conventillo en las cercanías del Rio Mapocho, se entreteje la vida de obreros, prostitutas, policías corruptos y dirigentes sindicales. La obra gira en torno a una triada de personajes, que tienen como punto en común el deseo de salir de la marginalidad.

Entre ellos está “El Aguilucho” un ex presidiario alcohólico en busca de rehabilitación y reinserción; “Oscar” un huacho hijo del patrón que anhela con ser un intelectual y “Vidal” un líder sindical honesto y comprometido con la causa social.

“Almas Perdidas”, es un retrato de la miseria en las urbes chilenas a inicios del Siglo XX y una crítica a la segregación y escasa movilidad social, a la que históricamente se ha visto expuesta la clase obrera chilena.

La trilogía se presentará el jueves 5 (“Chañarcillo”), viernes 6 (“La canción rota”) y sábado 7 (“Almas perdidas”) de diciembre a las 16:00 hrs. en el Teatro Nacional Chileno (Morandé #25, Metro U. de Chile) y la entrada es liberada por orden de llegada.




Tras cada función se realizarán conversatorios que potencien la reflexión sobre lo que ocurre en el país y su relación con el teatro. 


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