“Es importante para nosotros como compañía presentarnos en
este momento y en este teatro, las obras se escribieron hace ya un siglo y las
temáticas lamentablemente siguen vigentes, vemos esa lucha en las calles hoy en
día”, dice Nelda Muray, directora de La Dramática Nacional que tendrá una
temporada en el Teatro Nacional Chileno (Morandé 25, Santiago Centro) este 5, 6
y 7 de diciembre.
La Trilogía Antonio Acevedo Hernández se presentará, como
parte del ciclo “Teatro en emergencia”, tras la contingencia nacional y las
manifestaciones a lo largo del país. Las obras muestran en escena revoluciones
o celebraciones proletarias que marcaron la historia de Chile.
Las obras Chañarcillo, La canción rota y Almas perdidas
componen la trilogía que se presentará este fin de semana en el Teatro Nacional
y el elenco está compuesto por Hugo Medina, Jorge Rodríguez, Íñigo Urrutia,
Nelda Muray Prado, Carola Rebolledo, Carolina Araya, Khaled Darwich, Mario
Soto, Ricardo Carvajal, Paola Lucero, Carmen Demarta, Alejandra Pérez, César
Ramírez, Francisco Cuevas, Laura Hernández, Javier Carrasco, Pablo San Martín,
Leonardo De Luca, Nicolás Yusta y Carlos Talamilla.
Chañarcillo |
“Nos gustó trabajar
esta trilogía porque el autor es precursor del realismo mágico en el teatro
latinoamericano y son obras protagonizadas por el pueblo que buscan
constantemente salir de la miseria”, cuenta la directora.
También conocido como Teatro Social, las obras de Antonio
Acevedo Hernández buscan retratar el mal vivir del pueblo o proletariado que,
adormecido, el cual logra despertar para exigir dignidad y una buena calidad de
vida.
Para poder retratar de forma más fidedigna las épocas en
donde se sitúan las obras, la compañía buscó asesoría del historiador chileno y
premio nacional Gabriel Salazar.
Las tres puestas en escena cuentan con proyecciones
audiovisuales, música en vivo y con más de 20 actrices y actores, cuyo trabajo
multidisciplinar les permite cantar, tocar instrumentos y también actuar y para
las canciones y bailes recibieron el apoyo de Margot Loyola y Óscar Cádiz.
Las minas de plata del norte de Chile a inicios del siglo
XIX son el escenario en el cual se desarrolla “Chañarcillo”.
La acción transcurre en la taberna del pueblo de Juan
Godoy, lugar de encuentro de los mineros y espacio en el que quedan al
descubierto los vicios, deseos, dolores y alegrías de las clases trabajadora
chilena. La obra, cobra dimensiones de epopeya en el momento en que los
dos mineros “Suave” y “Chicharra”, se internan en un viaje iniciático por el
desierto en busca de un filón de plata que los sacará de la pobreza y los
ayudará a restituir su dignidad.
Almas perdidas. |
“Chañarcillo”, es un retrato de la sacrificada vida en las
minas del norte de Chile y una crítica, a un sistema en el que prima la ley del
más fuerte, la ambición de fortuna y la violencia como eje de las relaciones
humanas.
Por otra parte, “La Canción Rota” se sitúa en el campo
chileno a inicios del Siglo XX y con la cordillera de los Andes como telón de
fondo, la familia encabezada por el Abuelo Esteban comparte el trabajo, las
alegrías y las desigualdades propias de la vida del campo.
La vida de toda la comunidad se verá modificada con la
llegada de “Salvador”, el nieto de Esteban, que ha vuelto de la ciudad luego de
20 años de ausencia y que hará ver a los campesinos, las injusticias a las que
están sometidos por su falta de educación y los alentará a alzarse contra los
patrones de la hacienda.
“La Canción rota”, es el retrato de la dura vida de
los campesinos de la zona central de Chile y una crítica, al sistema patronal
de tenencia de la tierra que imperó en Latinoamérica desde la colonización
hasta mediados del Siglo XX.
La tercera obra de la trilogía es “Almas Perdidas”
Canción Rota |
La ciudad de Santiago en el año 1928 es el escenario en el
cual se desarrolla “Almas Perdidas”. Donde en un típico Conventillo en las
cercanías del Rio Mapocho, se entreteje la vida de obreros, prostitutas,
policías corruptos y dirigentes sindicales. La obra gira en torno a una triada
de personajes, que tienen como punto en común el deseo de salir de la
marginalidad.
Entre ellos está “El Aguilucho” un ex presidiario alcohólico en
busca de rehabilitación y reinserción; “Oscar” un huacho hijo del patrón que
anhela con ser un intelectual y “Vidal” un líder sindical honesto y
comprometido con la causa social.
“Almas Perdidas”, es un retrato de la miseria en las urbes
chilenas a inicios del Siglo XX y una crítica a la segregación y escasa movilidad
social, a la que históricamente se ha visto expuesta la clase obrera chilena.
La trilogía se presentará el jueves 5 (“Chañarcillo”),
viernes 6 (“La canción rota”) y sábado 7 (“Almas perdidas”) de diciembre a las
16:00 hrs. en el Teatro Nacional Chileno (Morandé #25, Metro U. de Chile) y la
entrada es liberada por orden de llegada.
Tras cada función se realizarán conversatorios que
potencien la reflexión sobre lo que ocurre en el país y su relación con el
teatro.
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