Con penetrante lucidez y una aguda capacidad de
observación y exégesis, Mark Strand viaja al origen del hipnótico
misterio que late en las telas del pintor.
Existen pocos artistas visuales tan reconocibles e
icónicos como Edward Hopper. Su obra, caracterizada por un detallado realismo
tratado como imagen cinematográfica, en donde la luz y la sombra son personajes
principales, retrata la soledad humana en la América de la Gran depresión, que
para el artista simbolizaba la crisis de la vida moderna.
Edward Hopper fue un pintor estadounidense, célebre
sobre todo por sus retratos de la soledad en la vida estadounidense
contemporánea. Se le considera uno de los pintores de la escuela Ashcan, que a
través de Arshile Gorky llevó al expresionismo abstracto posterior a la Segunda
Guerra Mundial.
En un detallista y encantador ensayo, publicado
por el sello Lumen, Mark Strand, uno de los poetas más importantes del último
tiempo, reflexiona en torno a los paisajes y escenarios que el pintor escoge
para sus obras, que develan las más profundas intenciones estéticas que Edward
Hopper quería revelar a la sociedad de la época.
Es así como Strand viaja al origen del misterio que se esconde en las telas del pintor, de tal modo que sus comentarios –organizados en torno a una amplia selección de pinturas- se convierten en verdaderas traducciones del universo plástico de Hopper.
Escritas con un lenguaje delicado, este ensayo se lee
como una pieza poética más de Mark Strand
Mark Strand (Summerside, 1934- Nueva York, 2014)
fue un poeta, traductor y ensayista norteamericano, que ganó el Premio Pulitzer
el año 1999 por su obra Tormenta de uno (2010). También ganó el
Premio Wallace Stevens el año 2004 y la Medalla de oro en Poesía de la American
Academy of Arts and Letters, el año 2009
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