“Victoria” es el nombre de la escultura con la que Kika Mazry ganó el concurso Vida de Barrio, y que está pronta a cobrar vida.
Con esta
obra, la artista propone una figura femenina que observa una planta que ha
crecido gracias a sus cuidados: una imagen que, lejos de lo literal, se
convierte en símbolo de esperanza, identidad y arraigo comunitario.
Mazry es escultora de
formación y trayectoria, con un trabajo que se ha caracterizado por el uso de
grandes volúmenes, materiales como aluminio y madera, y una estética lúdica que
desafía los códigos tradicionales del arte público.
Su lenguaje visual convive
entre lo geométrico, lo emocional y lo simbólico, siempre con una atención
especial a la relación entre cuerpo, materia y territorio.
Y “Victoria” nace
desde esa mirada. La figura blanca, de trazos simples y proporciones
amplificadas, recuerda a los juguetes metálicos de otras épocas, apelando a la
memoria infantil y al juego como experiencia comunitaria.
La pala y la planta, en tonos
tierra-verde, evocan los cerros que enmarcan la zona, y dan forma a una
narrativa silenciosa sobre el cuidado y la transformación.
“Quise que Victoria fuera una
especie de personaje protector. Que tuviera una presencia amable y fuerte, como
una mujer que cuida lo que ha sembrado, que se relaciona con los niños que
juegan en la plaza y con quienes transitan por el lugar. Que fuera parte de la
vida cotidiana del barrio”, señala la artista.
El nombre de la obra no solo
hace referencia al gesto de la figura, sino que conecta con la historia
personal de Mazry.
“Victoria es una palabra que
me ha acompañado en momentos difíciles que terminaron bien. Tiene que ver con
el lugar, con mi propia recuperación y también es el nombre de mi hija menor”,
comenta. Esa dimensión íntima se entrelaza con lo colectivo, resignificando la
escultura como un punto de encuentro emocional con la comunidad.
El concurso —cuyo jurado
estuvo integrado por Cristián Salineros F., Pablo Gellona y Alicia Villarreal
Mesa— buscaba seleccionar una obra capaz de dialogar con el entorno y aportar
valor simbólico al espacio urbano.
En ese contexto, “Victoria” se
instala como un gesto de permanencia en medio del tránsito, un hito que, sin
ser monumental, se vuelve significativo por su capacidad de resonar con lo
cotidiano.
“Huechuraba tiene una historia
rica, desde los pueblos originarios hasta las comunidades actuales. Me interesa
que las obras hablen de eso, que inviten a inventar relatos. Que un niño diga
‘ahí está la señora que cuida la planta’ y ese personaje pase a formar parte
del imaginario del barrio”, explica Mazry, poniendo énfasis en la importancia
de lo local como generador de identidad.
Respecto al arte en espacios
públicos, es clara: “No todos van a museos o galerías, pero todos
caminamos por calles, pasamos por plazas. Cuando una obra aparece ahí, puede
emocionar, sorprender o simplemente invitar a detenerse un momento. Y eso ya es
valioso”.
En “Victoria”, Kika Mazry
condensa su lenguaje escultórico, su experiencia vital y su deseo de sembrar
vínculos. Porque cuando el arte brota desde el territorio y se entrega a la
comunidad, no solo embellece un lugar, si no también lo transforma. Y ahí, como
dice la artista, “ya hay una victoria”.
Kika Mazry Jacob se reencontró con el espacio público de la mano de Victoria, una escultura de tres metros de altura que se instalará frente al Condominio Piamonte, en Huechuraba, como culminación del concurso “Vida de Barrio, Piamonte”, organizado por Fundación Actual.
Con esta obra, la artista propone una figura femenina que observa una planta que ha crecido gracias a sus cuidados: una imagen que, lejos de lo literal, se convierte en símbolo de esperanza, identidad y arraigo comunitario.
Con una estética inspirada en juguetes antiguos y materiales metálicos, Victoria dialoga con la identidad del lugar, evocando historias personales y colectivas. “Es una figura que cuida, que arraiga, que conversa con quienes viven ahí. Ojalá se vuelva parte del imaginario del barrio”, señala la artista.
La obra fue seleccionada por un jurado compuesto por Cristián Salineros F., Pablo Gellona y Alicia Villarreal, y forma parte del programa de Fundación Actual que incorpora el arte a espacios públicos de la ciudad.