Kaori es una niña que se forma en el oficio de
ceramista guiada por su abuelo Yamato en una zona rural de Japón. Un día,
empiezan a aparecer unos polvos dorados que tienen vida propia y se transforman
en distintas figuras. Sólo ella y su hermano pájaro, Kui, pueden verlos.
Al ritmo de las estaciones, los hermanos comienzan una
aventura para comprender la presencia de las partículas de oro y logran
descubrir el misterio gracias a las enseñanzas del abuelo con la cerámica y un
arte ancestral: el kintsugi.
El kintsugi es una técnica japonesa para arreglar
fracturas de la cerámica con resina y polvo de oro. Esa filosofía plantea que
las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto, y que
deben mostrarse en lugar de ocultarse. Al terminar el proceso, la pieza vuelve
a la vida repleta de cicatrices brillantes.
“La idea del kintsugi y los polvos dorados en nuestra
imaginación evocaba muchas cosas. Empezamos a jugar con eso y nos dimos cuenta
que era un personaje muy versátil, con el que los personajes podían interactuar
y provocar un misterio.
La obra, coproducida por GAM y auspiciada por Seguros
SURA, es definida por la compañía como “un collage japonés desde la mirada
occidental”: “Queríamos embarcarnos en una obra que tuviera la estética del
animé japonés. El lenguaje del cómic es importante en la compañía, ya lo
habíamos investigado en blanco y negro y ahora nos aventurarnos que fuera a
color.
El personaje del niño pájaro también viene del animé,
de esos animales antropomórficos que conviven con los humanos de forma muy
natural. Me gusta que la presencia del niño pájaro apoye cierta la diversidad,
cierta diversificación de la sociedad, porque para nosotros era muy importante
que no fuera una familia convencional”, afirma uno de sus directores, Christian
Aguilera.
Esta es la primera obra de la mítica compañía que no
es dirigida por Zagal, sino por los otros tres integrantes: Christian Aguilera,
Daniel Gallo y Julián Marras. Su fundador, sin embargo, participa como
asistente y creador del universo sonoro: “En pandemia la compañía se dividió en
dos equipos. Zagal y Laura hicieron la obra ‘Rosa’ y nos permitieron tomar el
buque de ‘Kaori’.
Así es que es primera vez que no dirige Zagal y es
bacán que permitan que se abra este camino”, comenta Christian Aguilera. Y
Julián Marras agrega: “Por primera vez se arma esta célula creativa. Los tres
llevamos trabajando mucho tiempo en la compañía, entonces el lenguaje lo
tenemos muy integrado. Manejamos un código común”.
La obra presenta una importante mirada sobre la muerte, un renacer espiritual, que fue escrita antes de la crisis sanitaria: “Cuando nació el proyecto en 2019 queríamos hablar del duelo en formato familiar, un tema tan delicado y tabú para niños y niñas”, cuenta Daniel Gallo.
Y complementa Julián: “Fue una extraña sincronía que el 2019 nos haya interesado el tema de la muerte, que después haya venido la pandemia y la idea de la muerte haya invadido las familias y haya estado tan cerca de las niñas y los niños.
No cambió tanto la obra, pero se resignificó por estar siendo
mostrada hoy. Nos interesó la aproximación oriental a la muerte, la idea de
fundirse con la naturaleza. Hay una concepción de respetar nuestro entorno, de
entender que somos parte de un todo y que volvemos a ese todo”.
Las funciones serán desde el 8 de octubre al 13 de noviembre. Los jueves a las 19.30 horas sábados y domingos 16.30 y 18.30 horas. + 8 años.
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