La obra presentará sólo cuatro funciones hasta el domingo 30 en el Centro de Extensión del Instituto Nacional.
“Hay
una reflexión con respecto a las personas mayores, a cómo las tratamos, a cómo
se sienten ellas tratadas y, muchas veces, excluidas, dentro de la sociedad”,
dice Carol Aragón, su directora y coautora junto a Nicolás Cruz.
El montaje que cuenta con el financiamiento del
Fondo de Creación Escénica Fondo de Emergencia 2021 del ministerio de las
Culturas, las Artes y el Patrimonio, reúne a once adultos de entre 65 y 85
años, que fueron seleccionados a través de una audición ciudadana.
“Hicimos un llamado a audicionar y llegaron muchos interesados.
De ellos, seleccionamos a 11, una de ellas, una actriz de Valparaíso que participó de manera virtual, también lo hará de esta forma en la obra. Partimos con un taller de dramaturgia donde trabajamos sobre sus experiencias en torno a los temas que destacaba el guion de nuestra ficción”, agrega la directora teatral.Proyecto 3E plantea una realidad distópica en la que un grupo de ancianos son encerrados en medio de una pandemia que afecta especialmente a las personas de edad más avanzada.
Sin embargo, lo que
se busca es terminar con los vestigios de un pasado que el nuevo orden
considera dañino, acabando con sus testigos y la memoria histórica. Durante el
confinamiento los desconocidos intercambian experiencias reales de sus vidas,
revisitando los acontecimientos nacionales del reciente siglo.
“A propósito de la próxima conmemoración de los 50
años del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, es importante remarcar
que todos los intérpretes lo vivieron y lo señalan como el momento histórico
más trascendental y relevante en sus vidas, ese fue el instante en que cambió
todo para ellos: dejaron todo lo conocido para ser obligados a transformarse (…),
si bien en la ficción lo que se busca es acabar con la memoria, lo que hacemos
con la obra es precisamente lo contrario: reivindicarla”, continúa la
directora.
Con proyecciones, música popular representativa de cada época, actuación, cantos y bailes, la puesta es acompañada de un dispositivo escénico que permite hacer este tránsito en el tiempo, llevando al público a distintos lugares y momentos de la vida de los intérpretes.
“No sólo representa al bunker sanitario donde se encuentran encerrados, sino también a nuestro país, a su pasado, presente y futuro. Al ver cómo se relacionan ellos en este lugar hacemos un ejercicio de memoria para mostrar cómo hemos cambiado como nación y qué nos ha llevado a terminar en un estallido social como el ocurrido en octubre de 2019”, concluye.
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