Con el objetivo de recuperar los conocimientos y técnicas
artesanales tradicionales de los pueblos indígenas e incentivar la difusión de
sus manifestaciones culturales, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes
(CNCA), a través de su Departamento de Pueblos Originarios con la colaboración
del Programa de Artesanía de la Pontificia Universidad
Católica de Chile, entregó por segundo año consecutivo el Sello Artesanía
Indígena. En esta oportunidad, siete fueron las piezas escogidas,
correspondientes a cuatro pueblos originarios como fueron Aymara, Mapuche,
Yagán y Rapa Nui.
Se entiende por artesanía tradicional indígena las obras de
distintos oficios y soportes, que son manifestaciones de conocimientos y
expresión estética de una cultura originaria al conjugar formas,
contenidos, valor simbólico, materialidades y técnicas propias que constituyen
la identidad indígena de cada obra.
De esta manera, este Sello Artesanía Indígena se
propone recuperar conocimientos y técnicas artesanales tradicionales de pueblos
indígenas, desarrollar instancias de visibilización de estas expresiones
culturales e incentivar su difusión.
El Ministro de Cultura, Ernesto Ottone expresó que “esta
instancia da una vitrina para la cultura indígena que a su vez, sirve de
plataforma para que sus creadores visibilicen y valoricen las técnicas
artesanales tradicionales propias de sus territorios. Además, se trata de un
hito sumamente importante dentro del trabajo que durante este año 2017, hemos
realizado como institución en las diferentes regiones y territorios, a través
del Programa de Fomento y Difusión de las Artes y las Culturas Indígenas, en
coherencia con la
Política Nacional de Artesanía 2017-2022".
Las obras seleccionadas este año fueron la prenda aymara
Vistalla (chuspa); la pieza tallada Llahuín; la prenda ornamental Wak’aqallus
de Lichiwayus; el tejido Ñimin Lama; los canastos (3) Keichi, Tawela y Ulon
steapa; la pieza Vaikava Ra'a (mar y sol) y la faja Trarriwe.
La Vistalla
(chuspa) elaborada por Carmen Huaylla Alave del pueblo aymara que vive en
Cosapilla, comuna de General Lagos, región de Arica y Parinacota, corresponde a
una prenda utilizada tanto en ceremonias tradicionales aymara, como para
finiquitar compromisos con otra familia de la comunidad. Este último uso,
consiste en el intercambio de chuspas con hojas de coca en su interior, acción
también conocida como ayni, que significa ayudar a prosperar al hermano,
quien algún día también devolverá ese apoyo.
El proceso completo de elaboración de esta pieza es
desarrollado a mano por la propia artesana, tejido con lana de alpaca de
producción propia, que es tratada, hilada y, luego, trabajada en el tejido con
la urdimbre, en un telar de cuatro estacas.
En el sector de Carrerriñe, comuna de Panguipulli, región de
Los Ríos vive José Antonio Neihual Antihuala artesano tallador de Llahuín,
pieza tallada a mano en madera de laurel por el pueblo mapuche.
Es el propio artesano quien extrae de los árboles que han
caído por el viento o por la antigüedad de sus raíces, la materia prima la que
posteriormente trabaja de una sola pieza. El artesano comienza a tallar desde
el exterior con dos tipos de azuela de mano o maichiwe, para luego seguir
con el interior y las manillas. El
diseño de esta obra está inspirado en la clásica batea mapuche, artefacto que
sirve para contener, trasladar y lavar alimentos como trigo, mote o maíz, por
lo que es considerado un objeto de gran importancia para el quehacer diario de
la familia mapuche, aportando utilidad y valor estético a los hogares.
También del pueblo Aymara de la localidad de Colchane
(región de Tarapacá) es María Susana Choque Mamani quien realiza los Wak´aqallus
de Lichiwayus
Wak´aqallus de Lichiwayus es una prenda ornamental
utilizada hasta hoy por las comunidades aymara de la localidad de Colchane y
alrededores. Es usada en distintas festividades, en particular por los
músicos Lichiwuayus en ceremonias religiosas como el Corpus Cristi y
las fiestas patronales y también, en el awtipacha (la estación seca
del calendario aymara) y en época de cosecha, entre otras.
Se utiliza como complemento y adorno en los trajes,
específicamente en la cintura, y puede ser de 12, 24 o 32 tiras. Además, es
parte del accesorio del aksu de la mujer aymara. Esta obra está
realizada con un telar de cintura y ha sido elaborada con materiales autóctonos
y tradicionales de la zona, como fibra de alpaca, teñidos naturales en base a
hierbas y con anilinas de colores fuertes, aportando con sus diseños alegría a
las fiestas.
Por otra parte, Matilde Painemil Millanao de la localidad de
Tres Cerros, comuna de Padre las Casas, región de La Araucanía, teje el Ñimin
Lama
Ñimin Lama corresponde a un tejido especial, que
tradicionalmente se usaba para ceremonias como el guillatún o matrimonios. Su
función allí, era servir de asiento para invitadas e invitados importantes y de
mayor respeto para una familia anfitriona.
El proceso de producción de esta pieza considera siete
etapas, entre las que se cuentan el lavado de la lana de oveja, su hilado y
teñido con raíz de maqui y anilina, lo que puede tardar hasta ocho horas de
cocción en una olla al fuego. Posteriormente, se urde el witral o
telar tradicional mapuche, que no posee ni clavos ni alambres, para luego
comenzar a tejer.
El diseño de esta lama se inspira en
el meliwitralmapu, que significa la unión de la familia con los cuatro
puntos cardinales. El color blanco es para los días bonitos con luz y la parte
más negra es para los días de invierno o para la noche.
Julia Carmen González Calderón, representante del pueblo
yagán, de la localidad de Puerto Williams, comuna Cabo de Hornos, región de Magallanes
y la Antártica
Chilena, mantiene la tradición del tejido del junco.
Arte yagan es una colección de tres
canastos: Keichi, Tawela y Ulon steapa, confeccionados con
junco recolectado en la isla Navarino. Este tipo de cestería corresponde a una
expresión cultural que las mujeres yagan aprendían desde pequeñas y era
transmitido de generación en generación. Son artefactos de carácter estético y
a la vez utilitario, pues se utilizaban para recolectar y contener mariscos
desde los canales australes, como el Onashaga o canal Beagle, y
también frutos silvestres.
Para la realización de estas piezas, la artesana sigue un
largo proceso que comienza con la recolección de los juncos en el entorno de
Puerto Williams; luego, los seca al fuego, con una técnica especial de manera
que no se quemen, hasta que cambian de color. Posteriormente, elimina los
líquidos internos y los tuerce para aumentar su flexibilidad. Una vez que
inicia el tejido, se apoya con el uso de una especie de aguja de hueso de aves
o de guanaco denominada “ami”, que permite separar las hebras.
En Rapa Nui, Víctor Maloy Hey Chávez talla Vaikava Ra'a
Vaikava Ra'a (mar y sol) es una pieza que se inserta en
el imaginario tradicional rapa nui. Representa a una anciana bailando, tallada
manualmente en Mako’i, madera de origen polinésico. El proceso de producción
comienza con la selección del trozo de madera, cuya forma es determinante para
el diseño que se va a trabajar. Luego se comienza con el tallado.
La materia prima de esta obra es obtenida de los árboles
Mako´i que posee su padre, quien le avisa cada vez que cae una rama o un árbol
de esta madera. Este es el momento de iniciar una nueva creación. Por su
trabajo, Víctor se ha convertido en un importante exponente de la cultura
tradicional de su pueblo.
Por último, Magdalena Cabral Quidel, que vive en Sector
Itinento, comuna de Padre Las Casas, región de La Araucanía teje la faja
mapuche Trarriwe. Es una obra elaborada en base a lana de oveja, teñida de
forma natural, con diseños tradicionales de la cultura mapuche. Esta pieza
textil es utilizada exclusivamente en las vestimentas tradicionales de mujeres
adultas y autoridades ancestrales mapuche, como machi, lawentuchefe y
gillatufe.
Los diseños o ñimin contenidos en esta pieza,
representan cuatro motivos tradicionales que corresponden, a su vez, a cuatro
etapas constitutivas del proceso de crecimiento de una mujer
mapuche: Rayen Ñimin (diseño de
flor/adolescencia), Lukutuwe (persona arrodillada/maternidad),Chilko
Ñimin (hierba/ madurez y sabiduría espiritual) y Treng (la
fuerza/tierra, de la machi y su poder sobre el agua). En tanto, el bordado
y diseño lateral de la faja representa la tierra y la protección que ejerce
sobre las distintas etapas que experimenta una mujer mapuche.