“El
cuarto mundo”, del chileno Carlos Ortúzar, fue una de las piezas escultóricas
que se instalaron en el edificio erigido para la UNCTAD III y en el posterior
Centro Cultural Metropolitano Gabriela Mistral. Sin embargo, también es parte
de la veintena de obras que desaparecieron en 1973 tras el Golpe Militar.
Esta
escultura metálica estuvo sólo un año emplazada y hoy, 46 años después, vuelve
a instalarse en su ubicación original frente a la Torre Villavicencio, gracias
la gestión de la Bienal de Ates Mediales, quienes contactaron a la familia del
escult
or para pedir autorización, a la maestranza Jemo para invitarlos a la reconstrucción y luego a GAM y al Ministerio de Bienes Nacionales, para recibir la obra.
Cristián
Martínez, Gerente de Marketing del Grupo Jemo, comenta sobre el proceso de
construcción de la pieza: “Como no había planos para la reconstrucción de la
obra, trabajamos en base a fotos y jugamos con las escalas para poder encontrar
medidas y espesor del acero. Buscamos una proporción matemática calculada en
base a múltiplos de cuatro”.
La
pieza es de acero pintado al esmalte acrílico, tiene más de tres metros de
diámetro y pesa una tonelada y media. Está construida en base de hormigón,
tiene además círculos interiores móviles de aluminio. No estará reconstruida la
fuente de agua de la escultura original, pero su confección permite la
movilidad hasta la definición del uso del edificio Villavicencio.
Felipe
Mella, director ejecutivo de GAM, comenta la importancia de esta nueva pieza.
"El
rescate de esta obra, viene a coronar el gran trabajo que hemos hecho este año
con el rescate y restauración de nuestra colección de arte patrimonial.
Hemos dedicado un presupuesto importante para restaurar algunas piezas
con deterioro, trabajo que era muy necesario y que nunca se había realizado.
También, se está elaborando una museografía bilingüe para que nuestros
visitantes conozcan su inédita historia y le sea más fácil entenderla”.
La
obra, instalada en 1972, fue una advertencia frente a la distinción entre el
“primer, segundo y tercer mundo”, división que expandía los efectos de la
revolución industrial a una escala global y separaba, al mundo en diferentes
clases sociales mientras que el concepto “cuarto mundo”, se acuñaba para
designar a la porción más marginada que vive en condición de desprotección,
riesgo social e incluso a los pueblos originarios afectados por la
globalización.
Carlos
Ortúzar (1935 - 1985), por su parte, fue uno de los artistas más destacados en
introducir una concepción social del arte, que estuviera al alcance de todos en
el espacio público y se integrara con la arquitectura.
Hoy,
la pieza es también el eje central de la 14 Bienal de Artes Mediales, que tomó
justamente “El cuarto mundo” como concepto de inspiración.
“La
obra de Carlos Ortúzar, nos invita a recuperar una advertencia dada por una
generación que intentaba provocar una forma de relación no extractivista con
nuestro ecosistema. Esta advertencia, está aún vigente y la Bienal se propone
como un espacio para apropiarnos de este manifiesto, de una forma propositiva”,
explica Enrique Rivera, director de la Bienal.
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