A 60 años de la creación del sello Lumen, traemos de
regreso la obra de Virginia Woolf, un icono de la literatura y del
feminismo.
Un cuarto propio es un elegante ensayo que ya en
1929 ponía sobre la mesa unos temas que aun hoy son objeto de debate, como la
dependencia económica de la mujer con respecto al hombre, el cuidado de una
familia y la figura de la mujer como musa inspiradora del artista, pero con
poca presencia en la práctica de la creatividad.
“Es notable, pensé, [...] la transformación que una
renta fija opera en el carácter de las personas. [...]
No necesito odiar a
ningún hombre; no me puede hacer mal. No preciso adular a ningún hombre; no
tiene absolutamente nada que darme. Imperceptiblemente adopté una nueva actitud
hacia la otra mitad del género humano. Era absurdo culpar a una clase o a un
sexo en conjunto. Grandes masas de gente nunca son responsables de lo que
hacen. [...]
Había –empecé a pensar– dominado la primera gran
lección, escribir como una mujer; pero como una mujer que ha olvidado que lo
es, de modo que sus páginas estaban llenas de esa curiosa calidad sexual que
sólo se adquiere cuando el sexo no es inconsciente de sí mismo.”
Virginia Woolf nació en Londres el 25 de enero de
1882 y murió el 28 de marzo de 1941, ahogada en el río Ouse. Al morir su padre,
el conocido hombre de letras Sir Leslie Stephen, Virginia y su hermana Vanessa
abandonaron el elegante barrio de Kensington y se trasladaron al bohemio
Bloomsbury, que dio nombre al brillante grupo literario formado alrededor de
las hermanas Stephen.
En este grupo participaron, entre otros, T. S. Eliot,
Bertrand Russell, Vita Sackville-West y el escritor Leonard Woolf, con quien se
casó Virginia y junto al que dirigió la prestigiosa editorial Hogarth Press.
Desde sus primeras obras Virginia Woolf resaltó
su intención de llevar las novelas a algo más que a una mera narración. En sus
siguientes trabajos, La señora Dalloway (1925) y Al faro (1927),
la autora expresaba los sentimientos interiores de los personajes con técnicas
propias, consiguiendo grandes efectos psicológicos por medio de imágenes,
metáforas y símbolos.
Su técnica se consolidó con Orlando (1931)
y Las olas (1931), que le dieron un puesto indiscutible dentro de la
mejor literatura universal.
Además, Woolf escribió biografías y ensayos
tan famosos como Un cuarto propio (1929), un ensayo que aún hoy es
inspiración para las nuevas generaciones de mujeres, o Flush, la biografía
del perro de la poeta inglesa Elizabeth Barrett.
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