jueves, 30 de julio de 2020

Un cuarto propio: un ensayo imprescindible para la literatura y el feminismo


A 60 años de la creación del sello Lumen, traemos de regreso la obra de Virginia Woolf, un icono de la literatura y del feminismo.

Un cuarto propio es un elegante ensayo que ya en 1929 ponía sobre la mesa unos temas que aun hoy son objeto de debate, como la dependencia económica de la mujer con respecto al hombre, el cuidado de una familia y la figura de la mujer como musa inspiradora del artista, pero con poca presencia en la práctica de la creatividad.


“Es notable, pensé, [...] la transformación que una renta fija opera en el carácter de las personas. [...] 
No necesito odiar a ningún hombre; no me puede hacer mal. No preciso adular a ningún hombre; no tiene absolutamente nada que darme. Imperceptiblemente adopté una nueva actitud hacia la otra mitad del género humano. Era absurdo culpar a una clase o a un sexo en conjunto. Grandes masas de gente nunca son responsables de lo que hacen. [...]

Había –empecé a pensar– dominado la primera gran lección, escribir como una mujer; pero como una mujer que ha olvidado que lo es, de modo que sus páginas estaban llenas de esa curiosa calidad sexual que sólo se adquiere cuando el sexo no es inconsciente de sí mismo.”

Virginia Woolf nació en Londres el 25 de enero de 1882 y murió el 28 de marzo de 1941, ahogada en el río Ouse. Al morir su padre, el conocido hombre de letras Sir Leslie Stephen, Virginia y su hermana Vanessa abandonaron el elegante barrio de Kensington y se trasladaron al bohemio Bloomsbury, que dio nombre al brillante grupo literario formado alrededor de las hermanas Stephen.
En este grupo participaron, entre otros, T. S. Eliot, Bertrand Russell, Vita Sackville-West y el escritor Leonard Woolf, con quien se casó Virginia y junto al que dirigió la prestigiosa editorial Hogarth Press.

Desde sus primeras obras Virginia Woolf resaltó su intención de llevar las novelas a algo más que a una mera narración. En sus siguientes trabajos, La señora Dalloway (1925) y Al faro (1927), la autora expresaba los sentimientos interiores de los personajes con técnicas propias, consiguiendo grandes efectos psicológicos por medio de imágenes, metáforas y símbolos.

Su técnica se consolidó con Orlando (1931) y Las olas (1931), que le dieron un puesto indiscutible dentro de la mejor literatura universal.

Además, Woolf escribió biografías y ensayos tan famosos como Un cuarto propio (1929), un ensayo que aún hoy es inspiración para las nuevas generaciones de mujeres, o Flush, la biografía del perro de la poeta inglesa Elizabeth Barrett. 

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