Como la poesía de Parra, los trabajos prácticos del artista reflejan su espíritu rupturista y desafiante, manteniendo un humor indestructible.
La
exposición, comienza en el portón de entrada de la casa Santiaguina del
artista, revelando una intimidad nunca antes vista entre el público, la obra y
el artista. Pero, mientras una flecha apunta el camino indicado, un cártel nos
dice: no siga la flecha.
Con
detalles como este, la exhibición sigue, cuidadosamente, el ingenioso y mordaz
lenguaje de Parra. En pleno periodo de decadencia medio ambiental y
confinamiento, período que Nicanor Parra veía venir hace ya muchos años desde
su ecologismo, cada una de las obras presentadas se reencuentran con su hábitat
originario: el nicho ecológico de La Reyna.
Mientras el espacio mítico y virtual nos atrae por su peculiaridad, obras como “las botellas vacías del autor,” posicionadas en el estacionamiento vacío del autor, indican una cercanía posible solamente en esta antiexposición.
Mientras el espacio mítico y virtual nos atrae por su peculiaridad, obras como “las botellas vacías del autor,” posicionadas en el estacionamiento vacío del autor, indican una cercanía posible solamente en esta antiexposición.
Mientras
la actual pandemia nos encierra, esta experiencia nos lleva al aire libre
virtual, a un espacio entre la realidad y la ficción, un espacio conceptual
evocado por las mismas obras.
Las
obras son “ready-made,” juegan con la realidad material de los objetos que se
utilizan y la idea que podrían sugerir: mientras las sillas son objetos para
sentarnos, Parra monta una sobre la otra, evocando una sexualidad oral y mutua,
con su obra “69.” Estos trabajos nos obligan a recordar la poesía, o
anti-poesía, controversial de Parra.
El antipoeta caminaba tranquilo por su pequeño bosque en los cerros, escuchando el agua en las acequias y el canto de las hojas moviéndose con el viento. No es difícil entonces imaginarse al artista cómodamente ideando desde su casa, deambulando por sus jardines.
El antipoeta caminaba tranquilo por su pequeño bosque en los cerros, escuchando el agua en las acequias y el canto de las hojas moviéndose con el viento. No es difícil entonces imaginarse al artista cómodamente ideando desde su casa, deambulando por sus jardines.
Desde
hoy, el público puede navegar libremente por esta exposición íntima de manera
solitaria, desde la comodidad de sus hogares y pantallas, imitando como una
alguna vez el artista paseaba por el mismo bosque.
El poeta egresó del Instituto Pedagógico en 1937 y publicó su primer libro. Luego, en 1952 realizó nuevos avances en la poesía, montando junto a otros artistas la poesía-mural “quebrantahuesos.”
El poeta egresó del Instituto Pedagógico en 1937 y publicó su primer libro. Luego, en 1952 realizó nuevos avances en la poesía, montando junto a otros artistas la poesía-mural “quebrantahuesos.”
En
1969 recibió el Premio Nacional de Literatura. En 1972 publicó Artefactos en
forma de tarjetas postales y en 1985 comienza a realizar sus Trabajos
Prácticos. En 1991, se le otorgó en México el premio Juan Rulfo y es nombrado
Doctor Honoris Causa en la Universidad de Brown.
En
1992 expone parte de sus trabajos prácticos en la Universidad de Valencia y en
el Smart Museum of Modern Art de Chicago. En 2000, recibió el Honorary Fellow
de la Universidad de Oxford. Recibe el Premio Reina Sofía de Poesía
Iberoamericana en 2001 y expone, en las ciudades de Madrid y Santiago la
totalidad de su obra visual.
El
2006 expone en el Centro Cultural Palacio La Moneda. Recibe el Premio Miguel de
Cervantes en 2011, y al año siguiente el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo
Neruda.
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