¿Cuál es el rol de un autor frente a su época? ¿Qué
elige narrar y qué no? ¿Existe una responsabilidad ética frente a la época que
se vive?” y he aquí, algunas de las interrogantes que plantea la obra “El
taller”.
Y ahora, en pleno estallido social, la obra
vuelve para alertarnos sobre el poder premonitorio del pasado.
“El taller”, estrenada en 2012 en la desaparecida
sala Lastarria 90, es la primera obra dramatúrgica de Nona
Fernández.
Inspirada en hechos reales, retrata las tardes de
un grupo de aspirantes a escritores que se reúnen bajo la cálida hospitalidad
de la Marita, flamante ganadora del Concurso de Cuentos de El Mercurio.
¿El escenario? Una enorme casa -de más de 580 metros
cuadrados- ubicada en calle Vía Naranja 4925 (Lo Curro).
Vista panorámica de la ciudad, mozos, cocineros y
chofer. Exclusiva residencia de los agentes de la DINA Mariana Callejas y
Michael Townley, implicados en los asesinatos de dos ex ministros del presidente
Salvador Allende: Orlando Letelier y su asistente Ronnie Moffit en Washington
(1974) y el de Carlos Prats y su esposa Sofía Cuthbert en Buenos Aires
(1976).
El tercer piso de la mansión albergaba, con frecuencia, tertulias
literarias y largas fiestas donde los invitados bailaban al ritmo de Abba,
Janis Joplin o Barry White.
Fallecida en agosto de 2016, a los 84 años, Callejas
lideraba allí una serie de talleres a los que acudieron escritores que, más
adelante, formarían parte de la denominada Nueva Narrativa Chilena, como Gonzalo
Contreras, Carlos Franz y Carlos Iturra.
Mientras tanto, en el primer piso, Townley tenía su
propio refugio. Precisamente, allí fue torturado y asesinado el diplomático
español Carmelo Soria y Eugenio Berríos montó su laboratorio secreto
para experimentar con gas sarín.
La llegada de un nuevo tallerista a la
casona de Lo Curro, el enigmático Mauricio, que quiere escribir sobre el
atentado al general Carlos Prats en Buenos Aires, pone en alerta a la talentosa
escritora, que hará lo posible por proteger su esquizofrénica doble vida.
Porque Marita es en realidad, junto a su marido
gringo, el Tomy, una agente encubierta de la DINA con más de un macabro secreto
que esconder.
“Siempre supe que esta historia debía ser una comedia
negra.
Me pareció una metáfora muy entretenida de la época, de la ceguera,
donde veíamos sólo lo que se quería ver y del rol de la creación, de la
literatura y del arte, en momentos difíciles”, recuerda Fernández sobre el
montaje protagonizado por Carmina Riego, Francisca Márquez, Juan Pablo
Fuentes, Francisco Medina, Nancy Gómez y la propia Fernández en el rol de
Marita.
En cada sesión, los talleristas leen y comentan sus
incipientes textos centrados, en su mayoría, en reconocidos personajes de la
historia universal. “Por alguna razón prefieren relatar las aventuras
amorosas de Rasputín, el monje ruso loco, antes de contar lo que ocurre frente
a sus narices.
Son ciegos a su época, lo mismo que la sociedad
chilena, en el pasado y presente. Sus proyectos literarios apuntan a narrar historias
lejanas. Se van a Rusia, a la época de los zares.
“Si sabemos
leer sus claves e interpretarlas podremos entender nuestro presente e,
incluso, predecir el futuro. Hay un texto de la obra, que lo dice Rasputín,
adivino de los zares, el único de la corte que vaticinó la revolución
rusa-: Nadie ve lo que tiene enfrente, nadie escucha. Ese es el truco para
ver el futuro. Está al alcance de todos, pero nadie se ocupa”, agrega.
Música disco, aspirantes a escritores, Rasputín,
premoniciones, crímenes y misterio se mezclan en esta comedia negra dirigida
por Marcelo Leonart, quien explica que “en tiempos donde las élites
parecen sorprendidas por un estallido social, tal como la familia Romanov antes
de la revolución rusa, creemos que es momento de montar de nuevo El taller.
Una historia donde un grupo de escritores ciegos
juegan a la literatura mientras un país se desangra ante sus propios
ojos. Como en la revolución rusa y nuestra propia revuelta de octubre, nadie lo
vio venir.
Pero las señales estaban ahí, no hacía falta ser Rasputín, el
monje loco, para adivinar los acontecimientos”.
La Pieza Oscura es un colectivo liderado por Nona
Fernández y Marcelo Leonart, teatristas con más de veinte años de trayectoria y
con un claro interés en desarrollar una dramaturgia nacional y propia, además
de desempeñarse en otros ámbitos del quehacer artístico y narrativo (cuento,
novela, guion televisivo y cinematográfico).
Entre sus montajes más destacados por el público y la
crítica se encuentran Grita (2004), El taller (2012),
Premio Altazor a la Mejor Dramaturgia, Premio Juan Nuez Martín Mejor
Dramaturgia, Liceo de Niñas (2015) y Noche Mapuche (2017).
El diseño integral es de Catalina Devia; la música de José
Miguel Miranda; el jefe técnico es Nicolás Jofré mientras que la realización escenográfica
es responsabilidad de Rodrigo Iturra y la producción y prensa de Francisca
Babul.
Las funciones son desde el 6 al 22 de diciembre de
2019 en el Teatro La Memoria (Bellavista 0503, Metro Salvador) los viernes a
las 16.00 horas y los sábados y domingo a las 17:00 hrs. La venta de las entradas
es en boletería del teatro o sistema ticketplus bajo la modalidad Paga lo que
Puedas $3.000 o $6.000.
Ahora bien, las funciones especiales en el marco del “EL
CICLO DE LOS TEATROS” de la Red de Salas de Teatro serán el viernes 6 y el
13 de diciembre conn entradas a $1.000 a la venta sólo en boletería del
teatro.
La obra dura 120 minutos y está recomendada para mayores de 14 años.
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