Como si se tratara de una de esas
historias contadas por las madres a sus hijas, Clarissa Pinkola Estés, en su
libro “El baile de las mujeres sabias”, publicado por Ediciones B, nos invita a
reflexionar sobre los encantos del arquetipo misterioso e irresistible de la
mujer sabia, representada simbólicamente por la figura de la abuela.
Desde las matriarcas de los cuentos de
hadas, pasando por las mujeres anónimas que la autora ha conocido durante su
brillante trayectoria como psicoanalista, Pinkola Estes retrata magistralmente
a esas almas maduras tan comunes en todas las tradiciones familiares,
ofreciendo unas páginas llenas de luz, melodía y encanto.
«Según Clarissa Pinkola Estés, al
final del camino solo nos preguntarán si elegimos bien vivir intensamente porque los
instantes en los que “el alma predomina”, son una ocasión especial. Nosotras
dos y el espíritu que toma forma cada vez que se reúnen dos o más almas que se
aprecian, o cada vez que dos o más mujeres se ponen a hablar de “los asuntos
que importan de verdad”.»
En este libro, se rinde un hermoso
homenaje a las mujeres sabias, la mayoría anónimas, encarnadas a través de la
historia en las sabias abuelas que representan la madurez femenina y que han
sido tan importantes en la evolución de todas las demás, las empoderadas de
hoy.
Psicoanalista, seguidora
de Jung y poeta, Pinkola aprovecha su dilatada experiencia
profesional para adentrarse en el alma femenina de las mujeres que ha ido
conociendo a lo largo de los años; lo hace con la autoridad de la maestra, de
la que enseña el camino con delicadeza, elegancia y belleza.
El baile de las mujeres sabias es un
libro de historias que invitan a la reflexión, porque hay mujeres en la
vida real que son abuelas de generaciones de ideas, procesos, genealogías,
criaturas.
Son mentoras, alumnas y
aprendizas que ayudan a madurar a otras a la vez que ellas continúan
floreciendo porque, la tarea principal de la abuela es, con todas sus
consecuencias, vivir la vida al máximo. Algo que tienen muy claro las
descendientes de esas abuelas sabias hoy día. Según la autora, “cuando
alguien vive plenamente, los demás también lo hacen”. Es una invitación a unirse
a la fiesta de la vida.
Las abuelas, son mujeres que cuentan y
guardan los antiguos relatos y que ayudan a sus nietos a llegar al conocimiento
de su alma a través de su esencia instintiva, pero por, sobre todo, traspasan
emociones y también son las que proporcionan los ambientes más intimistas, así
que gracias a la interacción de los nietos con ellas, pueden construir los
momentos más profundos en cuanto a costumbrismo e interioridad
Por un lado, La abuela paterna transmitirá
determinadas expresiones, palabras, gestos y conductas, propias del padre del
niño, de forma inconsciente y les permite a los niños y niñas conocer
diferentes formas de relacionarse, aumentar sus conocimientos y aprendizajes y
otros puntos de vista que les dará una visión amplia tanto del mundo como de
las relaciones humanas.
Por otra parte, la abuela materna es la
que aporta más carga genética a los nietos. En ocasiones esa huella es
perceptible en un lunar, los ojos, la forma de caminar, pero también existen
características internas como los músculos, los huesos e incluso la
predisposición a ciertos padecimientos. Ellas son una red de apoyo inestimable
para las mamás y, en los niños, dejan una huella de amor en el alma, semilla
que los acompañará toda la vida.
Pero las abuelas no son las únicas mujeres
sabias.
Las mujeres sabias son aquellas que han
llegado a la madurez y son símbolo de respeto, confianza y aceptan con
tranquilidad que los conceptos y prioridades cambian.
Las mujeres sabias no dudan de quienes
son, de lo que han vivido, saben lo que las hacen felices y también lo que las
hacen llorar.
Tampoco temen al rechazo y sabe muy bien
como está y cómo es y no se preocupa por crear autoestima porque tiene amor
propio. Prefiere estar sola y la madurez hace que al conocerte a sí misma,
olvida los miedos y no le molesta estar consigo misma.
Por otro lado, enfrentan los problemas de
manera calmada ya que ha vivido lo suficiente para ver como enfrentan las cosas
y situaciones difíciles.
En muchas culturas, es la sociedad en que
las mujeres están inmersas la que determina sus tareas y prioridades, es decir
cuando está en la plenitud de su estado físico, se ve exigida por una
multiplicidad de roles que terminan por agobiarla y no le dejan tiempo para
ella. Y cuando, tiende a lograr una estabilidad sentimental, profesional,
económica y social, el cuerpo ya no está en su plenitud y hay una disminución
de la energía disponible pero cuando esa mujer alcanza la madurez plena, sabe
quien es y adonde quiere ir disfrutando más de la vida tanto esté sola como
acompañada.
Y si llegan los nietos, conocen ese amor incondicional y sin responsabilidades que rejuvenece, las hace lúcidas, con menos ataduras y menos prejuicios sintiendo la continuidad de sus familias como lo que les otorga sentido a todo lo vivido.
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