La performance "Danzas
Climáticas" de la coreógrafa chileno-mexicana radicada en Austria, Amanda
Piña.se presentará en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) del 10 al 18 de
marzo del presente año.
Esta obra, forma parte del proyecto
artístico multidisciplinario “La Escuela de las Montañas y las Aguas” y es el
nombre del quinto volumen de “Movimientos humanos en peligro de extinción”, un
proyecto de investigación artística realizado por la coreógrafa
chileno-mexicana sobre la actual pérdida de diversidad cultural y biológica
planetaria.
Esta obra, que se estrena por primera vez
en América en las salas de GAM, explora las diferentes nociones de tierra,
partiendo de un paisaje ligado a la biografía de la artista sobre una
particular montaña de los Andes centrales de Chile arrasada por la minería y
que se encuentra en proximidad a los glaciares.
Tenemos que empezar a
entender a las montañas y a los glaciares como cuerpos vivos y no como recurso
natural, menos como materia inerte. Ellas reproducen el agua, son creativas y
tienen un conocimiento que apenas hoy estamos empezando a entender”
comenta Amanda Piña.
La investigación que da fruto a la obra
también está inspirada en el trabajo que realiza el antropólogo y bailarín
mexicano Alessandro Questa sobre dos danzas de Puebla interpretadas por
indígenas Masewal.
Para ellos, las danzas son formas de
pensar el mundo y la agricultura es una negociación entre humanos, animales y
espíritus que se reconocen habitantes de una misma tierra, codependientes y en
sustento mutuo.
“Lo que encuentro hermoso de las tradiciones de los pueblos amerindios es que no se consideran separados de la naturaleza, del medioambiente.
Ellos consideran que los humanos y no-humanos
son parte de una red de relaciones, que se encuentran enlazados al espíritu de la
montaña en rituales de reciprocidad que involucra la danza”, asevera la
coreógrafa e intérprete.
La obra busca indagar y encarnar dentro de una exploración visual nuevas formas ancestrales de relacionarse con el mundo vivo y con las montañas desde un lugar que se convierte en un espacio donde compartir penas y furias, llorar e imaginar un futuro.
El montaje realiza un viaje a las
profundidades de la montaña y al reencantamiento de lo que la ciencia moderna
llamó geología y se enmarca en un contexto en el que visibilizar el cambio
climático, las consecuencias de la explotación minera en las comunidades y en
los seres de la tierra, las montañas y las aguas se vuelve urgente.
El proyecto general empezó en 2014 y se centra en las danzas y prácticas de movimiento que han sido desarrolladas durante siglos en todo el mundo, facilitando su reaparición en otros cuerpos y contextos.
Por ello, la pieza incluye un taller de danza previo a las
presentaciones públicas y busca que los participantes se incorporen al espectáculo
durante el final de la performance.
En el taller, Piña comparte sobre la
teoría y práctica relevante en la creación e investigación en torno a las
danzas climáticas, una propuesta eco- somática femenina y decolonial sobre la
práctica y reaparición de estructuras de danza que facilitan la acción de
convertirse en montaña y la transformación del cuerpo en movimiento.
Amanda lleva años investigando,
sensibilizando y expresando la destrucción de los ecosistemas y las
consecuencias de la cultura de extracción a través de la performance. Vive en
Viena, estudió Teatro Físico, Antropología Teatral y Danza Clásica, Moderna y
Contemporánea.
Para ella, la danza y el
movimiento no es una actividad de ocio, sino una actividad social de
importancia espiritual y política.
Las funciones serán entre el 10 al 18 de marzo los viernes y sábados a las 20:30 horas en la Sala A2. El valor de las entradas es de $5.000 Gral., y $3.000 Estudiantes y personas mayores.
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