Sin embargo, para los padres, madres y cuidadores, este periodo puede generar preguntas e inquietudes sobre la mejor manera de acompañar y entretenerlos.
A veces, solemos pensar que tenemos que inventar un
sinfín de actividades para que los niños y niñas no se aburran, o no pierdan el
hilo de los aprendizajes adquiridos en la escuela y, con ello vamos perdiendo
de vista otros espacios de desarrollo y aprendizaje que se pueden dar en un
tiempo de vacaciones donde abunda el tiempo libre.
Una primera idea que puede servirnos como adultos
encargados de la crianza, para afrontar este tiempo, es comprender que los
niños y niñas deben y pueden tener tiempo para descansar, divertirse, aprender,
socializar con otros, comprometerse con las tareas de la casa, entre otras actividades,
sin que ello signifique tener una rutina rígida, llena de horarios y
aprendizajes obligatorios.
“No debemos tener temor al aburrimiento de los niños y
niñas, ya que esto los obligará a desarrollar su imaginación, la capacidad para
inventar cosas y practicar la autonomía, al tratar de buscar cosas entretenidas
para hacer”, comenta Sebastián Peters, coordinador del Programa Aprender en
Familia de Fundación CAP.
Y agrega, “también resulta muy gratificante saber que
en las actividades cotidianas nuestros niños y niñas pueden ir generando
aprendizajes nuevos y poner en práctica los que ya tienen”.
Algunas ideas
que pueden ayudarnos con este propósito:
Reservar tiempos de descanso donde no exista ninguna
actividad planificada por hacer.
Generar espacios de disfrute en familia, para promover
los ritos e identidad familiar.
Pedirle a niños y niñas que organicen un paseo en
familia a parques, plazas o espacios al aire libre.
Visitar museos, centros culturales o lugares de
interés que estén al alcance de todos.
Contarse historias familiares y mantener
conversaciones en los momentos de comida para potenciar el lenguaje, la
capacidad argumentativa y el relato oral.
Reciclar y reutilizar cosas de la casa, conversando
sobre la importancia del cuidado del planeta.
Pedirle a nuestros niños y niñas que nos ayuden con
tareas de la casa para fomentar el desarrollo de hábitos.
Cocinar juntos incorporando a los niños y niñas en la receta e ingredientes, lo cual les permite poner en práctica sus conocimientos en lenguaje, matemáticas, etc.
Es importante destacar, que cada familia debe vivir su tiempo de vacaciones de la manera que le parezca mejor, “y es importante no perder de vista el cuidado y las opiniones de los niños y niñas, lo cual significa preguntarle qué quieren hacer, contarles por qué no podemos hacer algo que ellos quieren, negociar ocasionalmente lo que ellos piden, a cambio del cumplimiento de acuerdos, como el tiempo de uso de pantallas” concluye Sebastián Peters de Fundación CAP.
El programa Aprender en Familia, diseñado e implementado por Fundación CAP desde el año 2010, ha beneficiado hasta la fecha a cerca de 52 mil estudiantes y sus familias, de un total de 166 establecimientos educacionales, abarcando desde salas cuna y jardines infantiles públicos hasta escuelas y liceos, ubicados en 17 comunas de Chile.
Tiene por objetivo potenciar el aprendizaje, desarrollo y bienestar de niños,
niñas y jóvenes, involucrando a los padres y/o apoderados en su proceso
educativo y fortaleciendo la alianza Familia-Escuela/Jardín.
Es un programa único en Chile y contempla el trabajo sistemático en cuatro áreas: Vincular al establecimiento educacional con las familias, trabajar junto a los apoderados para potenciar sus habilidades parentales, promover el gusto de la lectura en familia y fortalecer las redes de apoyo.
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