Estos anuncios forman parte de
la programación del 32° FICValdivia, que se llevará a cabo entre el 13 y el 19
de octubre de 2025.
Homenajes
musicalizados en vivo Lois Weber.
Este año, el 32° FICValdivia
presenta una nueva entrega de sus Homenajes Musicalizados en Vivo con una
destacada selección de obras de la cineasta estadounidense Lois Weber, quien
fue indiscutiblemente la gran pionera del cine estadounidense y la primera
mujer que se integró a la lógica industrial en los principios de Hollywood, sin
por ello perder su interés por la indagación en las posibilidades expresivas
del nuevo medio.
Lois Weber utilizó en sus
películas todos los medios expresivos posibles: sobreimpresiones, empalmes
conceptuales, animación stop motion, pantalla dividida y los puso al servicio
de historias muchas veces intimistas, dramas muy alejados de la épica y la fastuosidad
de sus contemporáneos Cecil B. DeMille y David Griffith.
Sin desconocer la ya cimentada
dimensión industrial de la que formaba parte, Lois Weber fue la primera mujer
en su país en dirigir un largometraje -una adaptación de El mercader de
Venecia- en 1914, la primera en integrarse, en 1916, en la Asociación de
Directores de Cine -entidad precursora de la actual Directors Guild of America
(DGA)- y también la primera mujer en crear su propia compañía productora, en
1917.
Pero, más importante que este
carácter ‘excepcional’ -expresión que usó De Mille para referirse a ella-, fue
el estilo innovador y ecléctico que la cineasta plasmó a lo largo de una
carrera en la que completó 40 largometrajes y 100 cortos. Algunas de sus obras,
como Shoes (1916), se construyeron con un riguroso realismo. Otras,
en cambio, como Suspense (1913) funcionan como prefacio al gran
período vanguardista de los años 20.
El programa está organizado en
dos sesiones de cortos y está integrado por From Death to Life (1911),
obra fantástica que cuenta el intento de un alquimista de la antigua Grecia por
transformar la carne humana en piedra y que incorpora segmentos de animación en
stop motion: Fine Feathers (1912), que recrea el flechazo entre un
joven artista y la hija de un zapatero.
The Rosary (1913), sobre
la mística convalecencia de un soldado que se recupera de sus heridas en un
hospital; Suspense (1913), en el que una ama de casa es asediada por
un asesino mientras su marido intenta llegar a casa para salvarla; Discontent (1916),
que cuenta la decisión de un veterano de guerra de huir del asilo en el que
vive para irse a vivir con su sobrino adinerado y Shoes (1916),
historia sobre la toma de conciencia de una mujer sobre su precariedad laboral
y su dependencia en la estructura familiar, que encuentra en un par de lujosos
zapatos el único sentido a su existencia.
Homenajes
musicalizados en vivo: 100 años Maciste en el infierno.
El nombre del actor Bartolomeo
Pagano (1878-1947) está ineludiblemente ligado a la figura de Maciste, el más
famoso personaje de ficción creado por el cine italiano, que tuvo su primera
aparición como el héroe del clásico épico Cabiria (1914), de Giovanni
Pastrone, punto de partida del género histórico conocido como péplum.
Astuto, virtuoso y de fuerza
sobrehumana, Maciste fue una reconfiguración del semidiós Hércules y su
presencia inundó el cine peninsular en una veintena de exitosas películas
realizadas hasta 1927. Entre las más populares de ese ciclo estuvo Maciste
en el infierno (1925), realizada por Guido Brignone, uno de los tantos
realizadores que mantuvo viva la saga.
El filme mantiene e incluso
exacerba la estética abigarrada derivada del filme de Pastrone, específicamente
en la escenificación del infierno al que es llevado su protagonista -inspirado
en las célebres ilustraciones de Gustave Doré para La Divina Comedia-, en
un intento para corromperlo y lograr que se una a las fuerzas de Satanás. La
película, estrenada hace cien años, será musicalizada en vivo.
Homenajes
fulgurantes del Magreb: La diáspora argelina y Mauritania.
Con este título FICValdivia ha
organizado un foco que releva las experiencias cinematográficas realizadas en
la década de los setenta en Francia por autores originarios del norte de
África, en el período posterior a las independencias de sus naciones.
En Mes voisins, el
cineasta mauritano Med Hondo registró un trazo de la vida cotidiana de un grupo
de inmigrantes en París, enfatizando el racismo dominante y su frágil
existencia.
Realizada en 1971, el filme fue concebido como parte de un proyecto mayor titulado Bicots-Nègres: vos voisins -sobre las condiciones de vivienda de los inmigrantes africanos- y en su ejecución, Hondo se ciñe a los principios del cinema verité, para registrar el testimonio de un puñado de personajes, el hacinamiento, la precariedad de sus habitaciones y el desamparo de las políticas públicas, construyendo a partir de ahí una reflexión que deriva desde la objetividad del relato en primera persona hasta la parábola poética y contestataria.
También en el marco de la
realidad de los inmigrantes en Francia, Ali au pays des merveilles, de la
argelina Djouhra Abouda (1949) junto a Alain Bonnamy (1947), mantiene el
sentido irónico de la experiencia africana en Francia, e indaga en la labor
obrera de una parte importante de los inmigrantes africanos.
El filme explicita esa
dimensión subrayando el estatuto “inferior”, de sus personajes
-mayoritariamente trabajadores de la construcción-, replicando incluso el punto
de mirada desde sus fosas de trabajo en las calles de París, donde son
literalmente ignorados por los transeúntes.
El filme se inicia con un recuento en off de
una serie de crímenes raciales en París y se organiza a partir de una voluntad
de experimentación, exacerbando con diversos efectos formales la naturaleza
rabiosa de su propuesta estética.
Pensado como un filme
manifiesto sobre la lucha de los inmigrantes mauritanos en Francia, la
gestación de Nationalité Immigré se realizó entre 1972 y 1975,
período en el que su director, Sidney Sokhona (1952), sintetizó en la
experiencia de Sidi la explotación que reciben sus compatriotas avecindados en
París, sometidos a una rutina de oficios físicamente riesgosos y amparados en
un estatus clandestino con permisos de trabajo falsificados.
Sokhona realizó su película
sin productor, financiándola laboriosamente con su propio dinero con la
intención de llevar adelante la denuncia de las atroces condiciones de vida de
los inmigrantes africanos en Europa, el racismo y la explotación hacia sus compatriotas,
experiencia que también fue la suya como inmigrante durante esos años.
En el avión de regreso de
Argel se encuentran un obrero argelino que vuelve a su trabajo en Francia con
una joven argelina nacida en Francia que visita su país por primera vez. Se
pierden de vista y luego se reencuentran.
Es un retrato de luchas
entrecruzadas, que recrea las huelgas del albergue de Sonacotra, las reuniones
del Comité Palestino y las clases de alfabetización, sin olvidar las batallas
feministas de finales de los años setenta en Francia.
Coherente
con este foco se presentará la conferencia performativa BASTA. Films that
don’t exist do exist, en donde la investigadora y curadora Léa Morin reúne un
conjunto de imágenes ausentes y narrativas cinematográficas marginadas: la
película inexistente Basta del líder de izquierda marroquí Mehdi Ben Barka, la
Cinemateca argelina, la Escuela de Cine de Łódź (o los "sembradores de
estrellas" del cine marroquí), el cine desaparecido de Rabia Teguia de
Argelia y Madeleine Beauséjour de la Isla de la Reunión y manifiestos para un
cine decolonial posindependencia.
A partir de estos fragmentos
entrelazados, Morin construye una narrativa de la que emergen múltiples
preguntas: ¿Cómo podemos archivar películas que no existen? ¿Qué lugar podemos
encontrar en nuestras historias del cine para alientos, deseos y heridas? ¿Cómo
podríamos cuidar estas obras dañadas o ausentes sin borrarlas ni negar las
luchas en las que se forjaron?
A través del intercambio de
movimientos y materiales (incluyendo películas, imágenes, documentos y
fotografías), este es un intento de rastrear contornos históricos y repensar
nuestras prácticas; de avanzar hacia lo colectivo y vincular, asociar, componer
y articular, en lugar de dividir.
Homenajes 50 años:
Diálogos de exiliados.
Fue el primer largometraje que
Raúl Ruiz filmó luego de abandonar Chile en octubre de 1973. Aunque la fuente
inicial de la película está en los Diálogos de fugitivos, de Brecht, lo que
Ruiz retrata es la cotidianidad de los chilenos avecindados en Francia en los
meses posteriores al Golpe.
La estructura de Diálogos
de exiliados es, mayoritariamente, la de una película coral en la que
aparecen los habituales amigos del director, dando cuenta del hacinamiento, la
precariedad económica y las inciertas noticias de los familiares en Chile.
Pero su anécdota, frágil y fugaz como suele ser en las películas de Ruiz, se enlaza con el intento de los refugiados chilenos de impedir que un músico de derecha -Sergio Hernández, realice un concierto en París. El filme inaugura una vía muy poco transitada por el cine chileno del exilio, en donde en vez de la épica histórica y la denuncia explícita se aborda con lucidez y humor la condición nacional fuera de nuestras propias fronteras.
Homenajes cine
chileno: Sergio Navarro. Archivo en progreso.
La partida de Sergio Navarro
Mayorga en 2021 fue en cierta medida sorpresiva, como para haber aquilatado de
inmediato su legado como docente, investigador y cineasta.
Formado como cineasta en la
Escuela de Artes de la Comunicación de la UC, Navarro participó como codirector
en los largometrajes Esperando a Godoy, junto a Rodrigo González y
Cristián Sánchez, y Vías paralelas, nuevamente con Cristián Sánchez.
Luego del Golpe de Estado se
radicó en Canadá y más tarde en Ecuador, lugares en donde profundiza su
formación audiovisual e inicia una obra orientada principalmente hacia el
documental ligado al cine directo, que continuará desarrollando al volver a Chile
a mediados de los ochenta, primero como parte del Colectivo Cabo Astica hasta
1987 y más tarde en solitario.
En estos últimos Navarro se
orienta preferentemente a la observación de la pobreza y la marginalidad
entendiéndola como consecuencia evidente de las políticas de la dictadura de
Pinochet.
De sus numerosas obras individuales, FICValdivia ha programado un homenaje a Navarro a partir de los cortometrajes Caminito al cielo (1989) y Cuartito rosa (1991).
En conjunto con la Cineteca de la Universidad de Chile, han denominado a esta
muestra Archivo en Progreso ya que será acompañada de algunos cortometrajes
inéditos y fragmentos de otras películas que están en estos momentos siendo
rescatadas por parte de la cineteca universitaria en conjunto con la familia
del cineasta.
Sobre Caminito al cielo,
se enmarca en el trabajo de parte del audiovisual chileno en los últimos
instantes de la dictadura, de analizar la situación de las capas populares.
Específicamente, el filme construye un registro de vida retratando a un grupo
de habitantes de la población Villa Wolf, en La Pincoya, cuya vocación es
marcadamente testimonial y cotidiana.
El punto de vista de Navarro
prioriza el sentimiento de grupo, la amistad y, particularmente, el consumo de
drogas -marihuana, chicota, etc.-, como acceso a su intimidad afectiva y
social, evitando siempre caer en una mirada paternalista sobre las imágenes que
muestra.
En Cuartito rosa, Navarro
indaga en el embarazo adolescente en poblaciones periféricas de Santiago.
Manteniendo en el centro la dimensión testimonial, el filme registra las
experiencias de una decena de jóvenes en relación con la maternidad y la
feminidad, muchas de ellas organizadas a partir de las entrevistas con
asistentes sociales.
El filme establece como
arranque conceptual el contrapunto entre las realidades de la clase alta y la
situación concreta de jóvenes de Lo Prado, La Pintana y San Miguel, aspecto que
le sirve para introducir, especialmente hacia el último segmento, pasajes
ficcionados que enfatizan esa diferencia social que la película busca
explicitar.
Ambas obras dan cuenta de una voluntad de diagnóstico y síntesis de un estado de situación. Navarro no identifica ni individualiza explícitamente a quienes aparecen frente a la cámara porque su existencia y padecimientos podrían ser similares a los de otros muchos en esas condiciones.
Y si bien en rigor sus procedimientos se acercan
hacia la lógica de la observación y del cine directo, ese principio formal
pronto es descartado para introducir mayores cuotas de experimentación y
distanciamiento.
Homenajes cine chileno: Cien
niños esperando un tren. A 40 años del primer taller de Alicia Vega.
En la parroquia Jesús
Carpintero de la población Huamachuco, en la comuna de Renca, se realizó en
1985 el primer taller de cine para niños que dictó la académica Alicia Vega.
Este taller fue diseñado a
partir de las experiencias del Curso para Monitores de Cine-Club y del
Cine-Foro Escolar -que ella misma impartió entre 1980 y 1984 en el marco de su
rol como directora del capítulo chileno de la Oficina Católica Internacional de
Cine (OCIC-Chile)- y se propuso como foco la educación cinematográfica a partir
de una metodología altamente entretenida que permitiese que los niños se
sintieran valorados en todos sus aspectos.
En esta
lógica lúdica, ese primer taller en Renca recorrió desde los primeros aparatos
para crear ilusión de movimiento y los inicios del cine como medio hasta las
partes constitutivas de una película, además de aspectos formales como ángulos
de toma, movimientos de cámara y montaje, y también aproximaciones muy
generales al análisis fílmico.
Esta experiencia -que ha sido
replicada en muchas zonas periféricas de Santiago y también en distintas
localidades en el resto del país desde entonces-, cobró particular notoriedad
cuando Ignacio Agüero realiza a fines de esa década el documental Cien
niños esperando un tren.
El filme describe la
experiencia del taller que Alicia Vega efectuó en Lo Hermida y el seguimiento a
su metodología que permite a los niños el descubrimiento de la naturaleza
mágica y transfiguradora del cine.
Estrenada en septiembre de
1988 -con muchísimas dificultades impuestas por la censura pinochetista-, la
película marcó un hito y, en cierto modo, inició una nueva etapa en el
documental chileno, por lo menos en la relación de la no ficción con el público
masivo. Hoy sigue siendo una de las películas más importantes de la filmografía
local.
Como una forma de celebrar la
inquebrantable vocación formadora que Alicia Vega ha ido cultivando desde hace
cuatro décadas, fortalecida con la reciente creación de la fundación que lleva
su nombre, FICValdivia exhibirá Cien niños esperando un tren dentro de su
sección Homenajes nacionales, con la presencia de Ignacio Agüero
presentando la película en copia celuloide.
Sobre FICVALDIVIA
Fundado por la Universidad Austral de Chile, producido por el Centro Cultural de Promoción Cinematográfica de Valdivia y convocado por la Ilustre Municipalidad de Valdivia, el Gobierno Regional de Los Ríos y Codeproval. Cuenta con el financiamiento del Fondo Audiovisual del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y el apoyo del Comité de Fomento Los Ríos de Corfo. FICValdivia ofrece a las y los realizadores audiovisuales un espacio de difusión y competencia, junto con promover la producción audiovisual nacional e internacional de calidad artística. Este año, el festival se llevará a cabo entre el 13 y el 19 de octubre de 2025.
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