Actor, dramaturgo y director teatral fundó en
Chile el Teatro Aleph en Chile y posteriormente en Francia, donde vivió
desde 1976.
Hijo de Óscar Castro Alcántara y María Julieta
Ramírez Gallegos nació en Santiago, el 13 de mayo de 1947 y pasó sus primeros
años en Colín, cerca de Talca y sus estudios secundarios, los realizó
en el Instituto Nacional
En 1966, junto a sus compañeros y a algunas alumnas
del Liceo N°1 de Niñas formaron un grupo de teatro, con el que montaron
dos obras y entre las primeras integrantes del grupo estaba la
adolescente Michelle Bachelet.
Al teatro lo
bautizaron como Aleph, a sugerencia de Eduardo Sabrosky, quien les explicó que
era «el primer número después del infinito», lo que les gustó. Los ensayos los
hacían en una vieja casona en la calle Lastarria, incentivados por Eugenio
Dittborn y por Héctor Noguera.
Como su padre se oponía a que se dedicase al teatro,
ingresó a estudiar periodismo en la Universidad Católica de Chile como una
forma de acercarse a la dramaturgia como crítico de arte.
Para 1972, «el Aleph era considerado por la crítica
como uno de los conjuntos teatrales más vanguardistas de la época». Además de
Óscar, lo formaban su hermana Marieta, su entonces esposa Ana María Vallejo,
Carola Vallejo, Luis Alfredo Cifuentes, Juan Enrique Droguett, John McLeod, su
cuñado, y Fernando Cordero. Sus obras, «producto de la creación colectiva,
frecuentemente aludían a la realidad contingente».2
Una de sus primeras obras fue ¿Se sirve un
cocktail molotov?, a cuya presentación asistió Héctor Noguera, quien, en
adelante, les daría clases. También en aquellos años montaron Viva
in-mundo de Fanta-Cia y Cuántas ruedas tiene un trineo (1971)
y Casimiro Peñafleta. En 1970 participó en la película de Raúl Ruiz y
Saúl Landau ¿Qué hacer?
Un año después del golpe de Estado de 1973 Óscar y su
hermana fueron detenidos y llevados al campo de prisioneros de Tres Álamos.
El 30 de noviembre, su madre María Julieta Ramírez y su cuñado e
integrante del Teatro Aleph, John (Juan Rodrigo) McLeod (militante del MIR),
fueron a visitarlos, siendo ambos detenidos y trasladados al centro
clandestino de torturas Villa Grimaldi y desde entonces, permanecen
como detenidos desaparecidos.
En los campos de concentración por donde pasaba, Óscar
formaba grupos de teatro con otros prisioneros. En una ocasión, propusieron al
comandante montar Los secretos de una paloma mensajera, una obra del autor
Emile Kahn, según le dijeron, pero que en realidad era el seudónimo de Óscar
para pasar la censura.
Autor prolífico, sus obras fueron traducidas a varios
idiomas y puestas en escena en numerosos países. Miembro del PEN Club francés
desde 1982, y colaboró con muchísimas personalidades de la cultura francesa y
latinoamericana.
En 1992, en el programa, El show de los libros, conducido
y creado por Skármeta le fue dedicado un capítulo completo, centrándose en la participación
en Ardiente paciencia y El exiliado Mateluna.
En 2013 Óscar Castro creó de nuevo el Teatro Aleph en
Santiago con jóvenes actores chilenos y en 2016 el Ministro de Bienes
Nacionales Víctor Osorio le otorga una casa en Santiago al Teatro Aleph
Chile y en 2017, crea la Sala Julieta en Santiago por el teatro Aleph
En enero de 2019, recibió las insignias de “Caballero
de la Legión de Honor”, máxima distinción que el Gobierno de Francia entrega a
personas que destacan por sus méritos extraordinarios en ese país. En este
caso, fue como reconocimiento a los 50 años de trabajo teatral en Francia y en
el mundo.
En el cine, uno de sus roles más recordados es el del
cartero de Ardiente Paciencia, adaptación fílmica del libro de Skármeta. En
los últimos años, continuó trabajando en su teatro en París, pero ocasionalmente
viajaba a Chile para participar en charlas y encuentros culturales.
Participó en diversas películas de obras de Raúl
Ruiz, Antonio Skármeta, Luis Sepúlveda, Orlando Lübbert, Claude Lelouch, Pierre
Richard y Thomas Gilou.
Se casó tres veces y tiene cinco hijos. El artista de
74 años se contagió de CODIV-19 y luego de dos semanas muy grave, falleció hoy en
Francia.
A través de su trabajo teatral Oscar Castro, construyó un espacio de encuentro comunitario donde el arte se vive con y para la comunidad, ya que él consideraba que la cultura es un derecho fundamental y hoy más que nunca, en medio de esta pandemia, su legado nos lleva a reconectarnos y reflexionar sobre la importancia de compartir y construir historias colectivas.
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