martes, 22 de octubre de 2019

Patagonia: la frontera final.


Tomas Eloy Martínez describió a la Patagonia chilena, como “el último Dorado”, caracterizado por siglos como un espacio donde todo es posible o bien, como escribió Ramón Díaz Eterovich en su novela “Correr tras el viento”, la Patagonia es un lugar que “para venir a estas tierras necesitas de un pasado para olvidar”.

En el centro de esta suposición estaba que era un lugar para comenzar una nueva vida luego de vivir abandonos y olvidos.

En la introducción, el autor establece que “la utopía de crear una historia borrando el pasado hasta volverlo prehistoria caracterizó las acciones de los Estados colonizadores y colonos en las primeras siete décadas de la ocupación de la Patagonia.

En el caso de Chile, fue entendido como una expansión territorial hacia el Sur en donde, el territorio termina en la Antártica. En el caso argentino, las actividades comerciales de un solitario marino, fueron convertidas en actos soberanos sobre las costas del Atlántico.

Desde 1520, Patagonia alimentó fantasías europeas con imágenes de gigantes que poblaban un territorio maldito. Ni el imperio español, ni Argentina ni Chile consiguieron, hasta fines del siglo XIX, penetrar las estepas.

¿Cómo fue posible la ocupación chilena y argentina del extremo sur americano? Esa es una de las principales preguntas que el investigador Alberto Harambour intenta responder en su nuevo libro “Soberanías Fronterizas. Estados y Capital en la Colonización de Patagonia (Argentina y Chile, 1830 – 1922)” que ha sido publicado por Ediciones UACh como parte de su Colección Austral Universitaria de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades. 

Basado en una extensa investigación en archivos regionales, nacionales e internacionales, este libro, analiza transnacionalmente los procesos que hicieron posible la ocupación argentina y chilena del extremo sur americano.

El libro cobra especial relevancia en el contexto en que Chile se prepara para conmemorar el 2020 los 500 años del paso de Hernando de Magallanes por el estrecho que lleva su nombre. Según la investigación, este hecho histórico “es importante para España, pero tiene muy poco impacto en la Patagonia”.

“Por más de 300 años, el Estrecho fue prácticamente inútil para las comunicaciones globales. Su importancia comienza a mediados del siglo XIX. Desde esa perspectiva, el 21 de octubre de 1520 es una fecha marginal, con impacto en el imaginario sobre los gigantes antropófagos, que serían los ‘Patagones. Luego se produce la invención de esta tradición de conmemoración, que es muy reciente”, señala el autor.

Aunque fundamental para los imaginarios nacionalistas de cada Estado, los esfuerzos de colonización austral resultaron en sucesivos fracasos. Todo se transformó en la década de 1880 porque la navegación a vapor y la invasión ovina desde Malvinas, reprodujo los capitales británicos y cambió radicalmente el paisaje social, geopolítico y ecológico.

Desde entonces, las soberanías del capital y de los Estados se constituyeron recíprocamente, erradicando las indígenas. Luego, la industria lanera favoreció el surgimiento de un movimiento obrero clasista, que desafió el poder ganadero asociado a los funcionarios nacionales.

 Esos ejercicios de soberanía fueron reprimidos por tropas argentinas y chilenas y con ello se impuso, hacia 1922, el límite internacional y nuevas delimitaciones sociales.

Insertando la ocupación de Patagonia en el contexto de la expansión mundial británica, Soberanías Fronterizas relaciona imaginarios y prácticas coloniales europeas y americanas y propone una interpretación novedosa, alejada de la tradicional épica empresarial y nacionalista.

La colonización de la Patagonia, se inserta en el contexto de la consolidación de los estados chileno y argentino junto con su afianzamiento territorial y definición de sus fronteras. Para el autor en la Patagonia, interactuaron tres dimensiones de la soberanía.  En primer lugar, la emergencia del Estado Nacional en el cual, surge la necesidad de diferenciarse del vecino y la de reconocimiento internacional.

La segunda dimensión es el establecimiento de un determinado marco jurídico dentro de ese territorio que excluye a otros estados en la ejecución de los asuntos “internos” y que se realiza a través de personas. Y la tercera, es la imposición de ese marco jurídico o actuar a las personas que habitan ese territorio.

Harambour pretendía escribir sobre la colonización de la Patagonia desde la perspectiva de los no propietarios, los migrantes y pueblos indígenas. Sin embargo, a medida que su investigación avanzaba, se dio cuenta que para desarrollar ese relato era necesario volver a mirar la imaginación imperial, la presencia de los estados chileno y argentino y el establecimiento de la propiedad estanciera.

Paralelamente, narra los sucesivos fracasos colonizadores, que ayudaron a mantener sobre ese territorio la idea de un espacio salvaje y vacío. Todo ello cambiaría, argumenta, con la irrupción ganadera pulsada por los capitales británicos y la expansión mundial del Imperio, a través de la navegación a vapor.

El libro comprende desde las expediciones de FitzRoy y Darwin hasta la violencia estatal y privada que puso fin a la “Patagonia rebelde” entre 1919 y 1922.

“Este relato se aleja de la tradicional épica empresarial y nacionalista de la colonización, que la presenta como una Edad de Oro, de armonía social. Por un lado, aparece la corrupción y el racismo como elementos claves de la colonización, y por otro la negación de derechos a los pueblos indígenas, primero, y a los trabajadores migrantes, después.

De hecho, la inaugura el Rey de la Patagonia, José Menéndez, en 1920, junto al monumento a Magallanes y a sí mismo, en la Plaza de Armas de Punta Arenas”, aseguró Harambour, quien además recordó que fue la navegación a vapor la que permitió el uso del Estrecho.

Alberto Harambour Ross (1972), es académico de la Universidad Austral de Chile e investigador del centro FONDAP-Ideal. Completó sus estudios de magíster y doctorado en la Universidad del Estado de Nueva York, Stony Brook. Se ha especializado en historia social y transnacional de América Latina, y su investigación más reciente aborda procesos de colonización y resistencia en Amazonía, Chaco y Patagonia.

Es autor del libro Un viaje a las colonias. Memorias y diarios de un ovejero escocés en Malvinas, Patagonia y Tierra del Fuego (1878-1898) (2016) y ha publicado más de veinte artículos en distintos países. Sus trabajos se encuentran disponibles en uach.academia.edu/AHarambour



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