Esta obra cruza la
ficción con la realidad de manera cruda, poniendo a prueba nuestra ferviente
convicción en la búsqueda de sentido.
El nuevo
montaje de Plataforma MONO se enmarca en el proceso de la Residencia
Intempestiva que ha realizado durante el 2024 en Teatro La Memoria,
espacio que cuenta con el financiamiento del Ministerio de las Culturas,
las Artes y el Patrimonio a través de su Programa de Apoyo a Organizaciones
Culturales Colaboradoras.
El escenario se
convierte en un set, un espectáculo, un estudio en constante construcción,
donde se expone la ironía de nuestras relaciones humanas, muchas veces
incapaces de convivir en armonía.
Aunque parezca improbable, estas situaciones
ocurren más frecuentemente de lo que pensamos. No es necesario escenificar una
guerra, un crimen o la adoración de ídolos para reflexionar sobre la falsa
búsqueda de sentido que ha socavado nuestra tolerancia y empatía. La obra nos
cuestiona: ¿por qué lo contrario se opone?
“Exploramos
cómo el estrellato, la grandeza y el poder no sólo terminan afectando a quienes
los alcanzan, sino también a aquellos a quienes se les promete la felicidad,
esa promesa de la felicidad al observarlo y al rendir culto a estos ideales.
Entonces nos
preguntamos cuánto de idea somos y cuánto de ideal”, comenta Pepo Silva,
codirector del montaje. “Planteamos una reflexión coreográfica sobre el sentido
de la vida basado en ideas, el afán de superioridad, la búsqueda ciega y
peligrosa de la razón moral y sobre todo quiénes finalmente son las personas
que terminan siendo espectadores de esto y quiénes reproducen estos
comportamientos humanos, sociales, racionales”.
“FANÁTICOS”
combina bailes placenteros y memorables desde una perspectiva teatral,
utilizando recursos escénicos que confrontan la danza contemporánea con la
representación. En un mundo donde todo se naturaliza rápidamente, la obra
muestra cómo la realidad se vuelve casi imposible de trasladar al teatro.
Un espectáculo de
obediencia, fatiga y disciplina excesiva, examinando la moralidad y la sumisión
de cuerpos exhaustos por un sistema blindado que enfrenta su propio ocaso
inevitable.
“El montaje no pretende representar los diversos fanatismos históricos y contemporáneos que moldean nuestro mundo. En cambio, indaga en las consecuencias de las normas que regulan nuestro comportamiento y en el conflicto de la inocencia.
Es una invitación a reflexionar sobre la pasión humana, la búsqueda de sentido y la constante lucha entre la individualidad y la necesidad de pertenencia”, reflexionan los artistas.