Este funcionará en Sudáfrica y
Australia con el objetivo de estudiar la evolución del universo desde sus
primeras etapas tras el Big Bang, entender cómo se forman y evolucionan las
galaxias, caracterizar los campos magnéticos cósmicos, explorar el espacio
intergaláctico, observar agujeros negros y entornos extremos con gran detalle y
usar púlsares para detectar ondas gravitacionales de baja frecuencia.
Además, el SKA contribuirá a la búsqueda
de condiciones que favorezcan la vida en otros sistemas planetarios.
La primera antena del SKA-Low se instaló
en marzo del 2024. En agosto, se construyeron antenas en cuatro de las 512
estaciones del telescopio, lo que significa que más de 1000 de sus antenas de
dos metros de altura fueron ensambladas e instaladas por técnicos de campo.
Diversos investigadores chilenos se
encuentran trabajando en este telescopio. Uno de ellos es el académico del
Departamento de Ingeniería Informática de la Universidad de Santiago, Miguel
Cárcamo.
“El SKA es un radio-interferómetro que,
una vez operativo, será el más grande del mundo. Tendrá una sensibilidad y un
rango de frecuencias muy amplios, especialmente en frecuencias bajas, lo que
nos permitirá estudiar estructuras enormes del universo, tanto dentro como
fuera de nuestra galaxia.
Esto incluye gas difuso, remanentes de
supernova, galaxias lejanas con emisión extendida e incluso señales muy débiles
del medio intergaláctico”, sostuvo el doctor en Astronomía y Astrofísica de la
Universidad de Manchester.
Fue justamente en la ciudad británica
donde conoció a gente que trabajaba en el observatorio y los campos magnéticos,
y de ahí se sumó al equipo.
“El SKAO permitirá explorar una parte
enorme del universo con una precisión sin precedentes. Su capacidad nos
permitirá estudiar la formación y evolución de las galaxias, comprender el
universo temprano, investigar el papel de los campos magnéticos y observar
fenómenos extremos como agujeros negros y púlsares, además de contribuir a la
búsqueda de condiciones que favorezcan la vida en otros sistemas planetarios”,
apuntó Cárcamo.
Si bien el proceso se ha atrasado por
diversas circunstancias, se vienen desarrollando conferencias a nivel mundial
para mostrar los avances.
“Aunque el SKAO aún está en construcción,
hoy podemos avanzar gracias a simulaciones y otros radio-interferómetros que
funcionan como precursores o pathfinders. Los precursores son instalaciones
estrechamente ligadas al SKAO y que contribuyen directamente a su desarrollo.
Los pathfinders, en cambio, son observatorios independientes, pero con tecnologías o capacidades similares, que nos permiten probar algoritmos y preparar la ciencia que haremos con el SKAO”, explicó el académico de la casa de estudios superiores.
En Chile, además de Miguel Cárcamo, es
parte del equipo de investigadores el astrónomo y docente del Departamento de
Física de la Usach, Sebastián Pérez, además de especialistas de otras
universidades.
Juntos estuvieron en una conferencia en
Görlitz, Alemania, donde estuvieron todos los astrónomos que están trabajando
en escribir los casos científicos para utilizar en el observatorio.
“Va a empezar a tener sus primeras
observaciones, su primera luz en un par de años más. Ya vamos a estar
utilizando el telescopio de manera más regular”, señaló Pérez.
Sobre la conferencia, sostuvo que “me tocó
dar dos presentaciones, di una de las plenarias, de hecho. Y va a ser súper
importante para complementar lo que hemos hecho acá en Chile con ALMA. Es un
telescopio que funciona en una longitud de onda, es decir, que observa luz, que
observa radiación electromagnética en colores que ALMA no ve”.
Y es que, para Sebastián Pérez, este
telescopio “nos va a abrir una ventana de observación hacia los lugares donde
se forman los planetas y el material sólido que se está juntando para formar
planetas en este momento”.
Más detalles del proyecto, las conferencias y los avances en https://www.skao.int/en.

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