Esta es la primera actividad abierta a todo público de Mono González -cuyas obras son parte de la Colección MNBA- desde que recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas 2025.
A los pocos días del terremoto
de 8,8 grados Richter y posterior tsunami en la zona centro sur de Chile, el
artista Mono González trasladó los talleres de serigrafía que impartía en
poblaciones de Santiago (con el apoyo del Centro Cultural del España), a las
localidades afectadas de Curanipe y Pelluhue.
“Iba a llevar témperas de
varios colores, pero me quedé pensando y me acordé cómo era antiguamente el
luto en el campo. Ahí decidí que esto tenía que hacerlo en blanco y negro”,
recuerda el artista, que finalmente solo llevó papel autoadhesivo negro, tijeras,
cuchillo cartonero y una resma de papel.
Al llegar, lo primero que le
indicaron las personas fue que no querían hablar de la tragedia. Así que se
dedicaron a hacer diseños para estampar telas y poleras con diseños de temas
libres. “Lo habían perdido todo y lo tomaron como una terapia. No estaban
preocupados de para qué les iba a servir este taller, sino que estaban
preocupados de encontrarse”, dice sobre esa experiencia.
Al final de cada jornada, Mono
González se iba a una cabaña deshabitada a la orilla del río, a descansar en
una colchoneta tirada en el suelo. “Ahí sentía todavía la energía de la tierra
y también de la luna, y me ponía a dibujar, que es lo que siempre hago”,
detalla sobre esas noches cortando trazos de cinta negra a la luz de las velas,
mientras recordaba las conversaciones del día sobre todo lo que se había
llevado el mar.
Esa carpeta de dibujos fue el
origen de 27 de Febrero, cuyas imágenes se traspasaron a matrices de
serigrafía y después se diseñó como una publicación impresa, que obtuvo el
Premio Altazor en Diseño Gráfico e Ilustración (2011). Además, el MNBA adquirió
la serie completa del proyecto, consistente en 10 serigrafías que son parte de
su colección desde el 2024.
“A partir de esos diseños,
hechos en el lugar, logra transmitir las impresiones del acontecimiento
telúrico con sus devastadores efectos”, se detalla en la adquisición de estas
obras. Este cruce entre el trabajo en el territorio, serigrafías y la segunda
edición del libro, será uno de los temas de conversación con la curadora MNBA
Paula Honorato, quien estará con Mono González el 18 de noviembre, en el
Salón Blanco, a las 16:00 horas.
Esta nueva edición de 27
de Febrero (Perroseco Editores y Galería Taller del Mono) mantiene el
diseño original de las imágenes que obtuvieron el Premio Altazor, pero no
contiene texto, para relevar lo visual. Además incluye una espectacular imagen
desplegable al final del libro.
Sobre el artista
Alejandro "Mono"
González nació en Curicó, en 1947. Su padre fue obrero y su madre campesina.
Estudió en la Escuela Primaria N°1 de esa ciudad. Ingresó en 1963 a la Escuela
Experimental Artística en Santiago, de la que egresó en 1967; allí estudió
junto a Fernando Marcos y Osvaldo Reyes y comenzó su aprendizaje del muralismo,
influenciado por artistas como José Santos Chávez, Julio Escámez y José
Venturelli. Durante ese tiempo, se une a las Juventudes Comunistas.
En 1968 participa en un grupo de trabajo creando murales de propaganda, sin fines estéticos, durante la campaña del entonces candidato a la presidencia Salvador Allende.
Al año
siguiente nace la Brigada Ramona Parra (BRP). En 1971 el pintor chileno Roberto
Matta se decide a realizar el mural El primer gol del pueblo chileno junto
a los jóvenes de la BRP y habitantes de la comuna de La Granja. Tras el golpe
civil y militar de Augusto Pinochet, el Partido Comunista fue disuelto y
González debió entrar en la clandestinidad para el desarrollo de su actividad
política y el trabajo con la BRP. Trabajó como carpintero y, bajo un nombre
falso, desempeñó labores de tramoyista, pintor y escenógrafo en el Teatro
Municipal de Santiago.
Fue profesor del taller de
Arte Urbano, grafiti y muralismo en la carrera de Artes y Oficios de la
Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC). También ha dictado cátedras
tanto en Chile como en Argentina, Holanda, Francia, Italia, Vietnam, Ucrania,
Bélgica, Alemania y México. Su gran mural Vida y trabajo (2008) está
en la estación de metro Parque Bustamante desde el 2014; seguido por el mural
pintado por su hijo Sebastián y Matus en los exteriores de la estación Bellas
Artes, desde 2017.
Destacan sus murales en Arica, Camarones, Pisagua, Quintero, Valparaíso, Santiago, Placilla, San Rosendo, Laraquete, Lota y Puerto Natales. En 2011 obtuvo el premio Altazor en la categoría de Diseño gráfico e Ilustración por el libro 27 de Febrero. En 2025 fue distinguido como Premio Nacional de Artes Plásticas.
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