lunes, 10 de noviembre de 2025

Héctor “Tito” Noguera: la leyenda de nuestra escena que nunca se apagó

A casi dos semanas de su partida, recordamos la vida y obra de Héctor Noguera (1937-2025), actor, director, maestro y referente del teatro, la televisión y el cine chileno. Su huella, profunda y múltiple, sigue viva en el país que lo acogió como uno de los suyos.

No es un artículo de última hora; su muerte ya forma parte de la memoria nacional, pero no podíamos dejar pasar la oportunidad de detenernos en un recorrido sobre ese actor que acompañó generaciones, cambió escenarios y se ganó el respeto de compañeros, alumnos y público por igual.

‍Trayectoria y compromiso

Héctor Noguera nació en Santiago en 1937 y se formó como actor en la Academia de Arte Dramático de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Desde su debut profesional en 1958, su carrera se extendió por casi siete décadas.

En teatro, participó en más de 160 montajes; en cine y televisión, dejó una constelación de personajes inolvidables. Fue también director, profesor y uno de los grandes formadores del quehacer escénico chileno.‍

Lo que marcó a Noguera fue su convicción de que la actuación no era sólo entretenimiento: era una forma de diálogo con la sociedad. Su público lo supo. En 2015 recibió el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales. En 2025, una encuesta lo ubicó como “el mejor actor de la historia de Chile”.‍

Hay roles que ya no se separan de nuestra memoria colectiva: Federico Valdivieso en Sucupira (1996) lo instaló en el corazón de la televisión chilena. En la exitosa Machos (2003) interpretó al recordado Ángel Mercader, y en Romané dio vida a Melquíades Antich, entre otros tantos papeles que atraviesan géneros, épocas y públicos. En el teatro asumió clásicos como “Hamlet” o “El Rey Lear”, y en cine intervino obras emblemáticas como El Chacal de Nahueltoro (1969).‍

Estos personajes no sólo entretuvieron: reflejaron tiempos, identidades, conflictos nacionales. Con humor, con dolor, con elegancia. Noguera era capaz de ponerse al servicio del texto sin perder su personalidad, sin bajarse del escenario, sin quitarse la urgencia de comunicar.‍

Más allá del aplauso, Héctor Noguera dejó tres grandes legados.

Primero, un compromiso con la enseñanza: fue profesor, decano de la Facultad de Artes de la Universidad Mayor y miembro de la Academia de Bellas Artes.

Segundo, un espíritu de teatro-territorio: fundó el Teatro Camino, espacio que vinculó comunidad, formación y creación.

Y tercero, la coherencia ética: nunca dejó de manifestarse sobre derechos humanos, autoritarismo, el valor del teatro para cuestionar lo obvio.

‍Un adiós que no es final

La enfermedad lo fue desgastando: hace unos meses le fue diagnosticado un agresivo cáncer que avanzó con rapidez, y el actor falleció el 28 de octubre de 2025, a los 88 años. Ya no está físicamente entre nosotros, pero su voz, su mirada, su actitud siguen hablándonos.‍

Los homenajes públicos, el duelo oficial, las expresiones de cariño y respeto de todo Chile son testimonio de lo que significó: no fue sólo “un actor famoso”, fue un artista que construyó puentes entre el escenario y la ciudad, entre la tradición y el presente, entre el público y la intimidad del teatro.‍

Su ausencia deja un vacío; su presencia deja una invitación: a seguir haciendo cultura con convicción, a no conformarnos sólo con el aplauso, a levantar la mirada y el acto creativo como gesto político y humano. Héctor Noguera se va físicamente, pero su legado permanece vivo, inscrito en la historia de Chile.


*Publicado en la
plataforma Now Mag

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