. ¿Cómo cambia nuestra percepción del territorio cuando el registro lo hace un aparato común? ¿Qué pasa cuando el fotógrafo opta por la ligereza en vez del gran equipo técnico?
Y, finalmente, ¿qué nos dicen esos paisajes del país sobre nuestra identidad,
nuestra relación con la naturaleza y nuestros sueños interiores?
Son algunas de las preguntas con que la exposición “Los ojos del territorio: despertar en sueños, curada por Paula Solimano” quiere interpelar a los visitantes que lleguen al Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) para mostrar cómo tres fotógrafos chilenos recorren el país con una herramienta inesperada: un iPhone 17 Pro Max.
Así lo informó la plataforma Now Mag.
Desde el norte florido hasta los hielos
australes, la muestra invita a repensar el paisaje, lo cotidiano y el sueño.
El proyecto nace de la idea de
conectar territorios externos, como montañas, desiertos y glaciares, con
territorios internos: los de la memoria, la sensibilidad y el inconsciente.
Bajo la moderna pero accesible
cámara de un iPhone 17 Pro Max, los artistas rescatan una mirada ligera,
intuitiva, que trasciende la mera documentación para adentrarse en lo poético.
Las imágenes dejan ver no sólo lo que Chile es geográficamente, sino lo que
puede ser: un territorio que interpela, que oniriza, que se revela distinto
cuando lo vemos sin equipo pesado y sin filtros impuestos.
La exhibición
reúne los trabajos de tres fotógrafos:
Nay Jiménez, que explora el
norte del país, con el desierto florido como escenario de memoria y
pertenencia;
Tomás Westenenk, que toma
ciudades y territorios urbanos como Valparaíso, en donde las formas
arquitectónicas y el caos se convierten en paisaje;
Cristián Aninat, que viaja al
sur, al paisaje líquido de la Patagonia, para rescatar esa “carga” emocional
ligada al sur chileno.
La elección del iPhone 17 Pro
Max resulta clave: los tres fotógrafos reconocen que la herramienta liviana les
permitió moverse con mayor libertad, capturar momentos inesperados y conjugar
lo inmediato con lo reflexivo.
Esa combinación de inmediatez y contemplación se traduce en imágenes que, según Solimano, “unen interior y exterior” y nos cuestionan cómo miramos lo que nos es familiar y al mismo tiempo extraño y para los visitantes, la experiencia va más allá de ver bellas imágenes: es también un ejercicio de contemplación del paisaje chileno.

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