La tiranía (del latín tyrannus,
«gobernante ilegítimo», a partir del griego τύραννος [týrannos],
«rey soberano, gobernante de una poli) en el sentido que se dio al término en
la Grecia Antigua, era el régimen de poder absoluto, de ordinario
unipersonal, instaurado por un tirano.
Si se aplica el concepto a la ciencia, se podrá
apreciar la existencia de un pequeño tirano que aparece en la vida académica de
la comunidad científica. Lo anterior, se refiere al paper o dicho en
castellano, a un trabajo de investigación o comunicación científica.
Este corresponde a un tipo de texto, que tiene como
propósito presentar los resultados de una investigación, teórica (básica) o
teórica-empírica (aplicada), desarrollada en el contexto de una disciplina del
conocimiento, destinada a la publicación en revistas académicas presentando
sintéticamente el conocimiento y difundirlo, considerando una temática y
objetivos rigurosamente delimitados. Generalmente, presenta una extensión
breve, que fluctúa entre 6 y 20 hojas.
Estos ensayos científicos, deben estar cuidadosamente
redactados para expresar de un modo claro y sintético lo que se pretende
comunicar, e incluir las citas y referencias bibliográficas indispensables
para contextualizar, justificar y verificar los antecedentes e ideas o datos
previos contenidos en el trabajo. El contenido debe exponer, además, toda la información necesaria para poder
reproducir los resultados originales que se dan a conocer en él.
Si algo no puede ser la ciencia es arbitraria. Por
eso, debe atar sus cada vez más voluminosos descubrimientos a un método
sistemático de comunicación porque, entre otras cosas, funciona por
acumulación.
En el lenguaje académico, a ese método se lo conoce
como papers y son escritos de algunas páginas, que suelen estar acompañados con
gráficos, abundantes citas entre paréntesis siendo analizados minuciosamente
por los pares del autor y publicados, en revistas especializadas que, a su vez,
conforman un escalafón de prestigio.
El sistema reconoce antecedentes hasta el siglo XVII,
aunque no todo gran descubrimiento se comunicó de esa manera.
Por ejemplo, Darwin eligió desglosar su obra “Sobre el
origen de las especies”, en un libro a la vez divulgativo y técnico, pero, en
el comienzo de esta década del siglo XXI, los papers lucen ajados, burocráticos
y destruyendo a la innovación y a la creatividad.
Los reclamos frecuentes es que hay demasiados, que
muchos son insustanciales, que pocos se replican, que hay que hacerlos no para
comunicar algo novedoso sino por obligación, que es un enorme negocio para
ciertas editoriales y el viejo refrán “publicar o perecer”, parece más
diabólico que divino.
Ya es notable, en ese sentido, la búsqueda de renovar
el sistema, o cambiarlo, o emparcharlo sin modificar la esencia de que los
datos sean como mínimo verificables; es decir, que la ciencia no deje de ser
ciencia.
Para María Luz González Gadea, investigadora del
Conicet en el Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco) y la Fundación
Favaloro, “hay una gran crisis con el tema de los formatos de la publicación
científica. Se cuestiona la exigencia de publicar y también se cuestionan los
contenidos de los papers.
Para nosotros, como científicos que tenemos que
escribir para mantenernos dentro del sistema, pedir subsidios y aspirar a
cargos, es lógico porque tenemos que socializar los resultados de nuestros
experimentos, pero entrañan una trampa ya que esa competitividad muchas veces
no nos deja ser selectivos a la hora de publicar. Con esto me refiero a que la
novedad de los datos publicados debería ser la norma, y no lo es”.
González Gadea agrega un dato terrible respecto de
cómo y para quién hace ciencia actualmente.
“Un paper puede llevar un par de años de revisiones desgastantes,
críticas muy duras de colegas; todo se hace muy frustrante. Cuesta mucho
esfuerzo y tiempo, con la única recompensa de seguir en el sistema porque eso
que nos costó tanto, una vez publicado, lo lee muy poca gente. Un promedio de
un paper bastante leído es de diecisiete personas. Eso, haciendo un pronóstico
optimista ya que el 50% de los trabajos sólo serán leídos por los coautores,
los revisores y los editores del journal.
Entonces, ¿qué estamos haciendo?”, dice la también
investigadora de la Universidad Di Tella en el área de aprendizaje de altruismo
y cooperación en niños.
El filósofo José Santos-Herceg, en su libro “La
Tiranía del Paper”, cuestiona el paper como género discursivo dominante en las
ciencias y, junto con ello, la mercantilización y malas prácticas que rodean a
este tipo de producción académica.
Si bien, él mismo los escribe y forma parte del
sistema de producción y difusión de nuevo conocimiento científico desde el
mundo académico, José Santos-Herceg asume una postura crítica frente al paper
como género discursivo.
Ediciones Universidad Austral de Chile, inaugura el
año editorial 2020 y su nueva colección Biblioteca Jorge Millas, con este
provocador ensayo del destacado filósofo e investigador del Instituto de Estudios
Avanzados de esta Universidad.
En su libro, el autor discute el contexto que empuja a
las y los académicos para utilizar este género por sobre otros, como los
tratados o los libros, teniendo como consecuencia la escasa valoración de sus
contenidos ante la preponderancia de los indicadores y puntajes que otorga su
publicación en revistas “indexadas” o certificadas, las que —muchas de ellas—
lucran y, además, tributan prestigio para las universidades en que sus autores
se desenvuelven.
Junto a ello, “La tiranía del paper” aporta claridad
no solo sobre algunos efectos nocivos que este tipo de expresión discursiva
comporta para la ciencia, sino también pone en cuestión a gran parte de la
institucionalidad universitaria que terciariza la criba, evaluación y
diseminación del conocimiento a través de empresas parasitarias que convierten
estos saberes en mercancías cognitivas, normalizando y desactivando el
potencial emancipador de la ciencia y del propio trabajo intelectual.
A través de
siete breves capítulos, el ensayo da cuenta de una realidad que afecta al mundo
académico, no obstante, su enfoque no descansa en una defensa gremial, sino en
la preocupación de que este modelo de producción cognitiva afecte al propósito
de la ciencia misma.
Como señala el autor en la misma obra, “lo central es
vislumbrar las consecuencias que esto tiene para el trabajo intelectual en
general y las repercusiones que representa para nuestra tradición de
pensamiento”.
En este sistema de los papers, se generan dos extremos.
El primero es publicar solo cada 10 años un texto de cientos de páginas que no
lee nadie y el otro, es mostrar investigaciones con resultados irrelevantes.
Para Alfredo Jocelyn Holt, historiador y profesor de
la U. de Chile, los papers “atentan en contra de un tipo de reflexión e
investigación de largo aliento, como es el caso de los libros, los que a veces
pueden tomar toda una vida, ciertamente más tiempo y profundidad que un
artículo ocasional para una revista “científica” indexada.
Desde su punto de vista “estos papers sólo sirven para
medir impacto (tantas veces que se consultan, tantas que se citan), por eso las
universidades, obsesas con mediciones, los prefieren y apoyan o “premian”
financieramente. Porque las revistas que los publican son normalmente redes
herméticas, hasta a veces mafias de intereses compartidos (yo te cito, tú me
citas). Y, por último, porque rara vez se leen (salvo entre estas mafias que se
hacen autobombo), y menos aún hacen grandes contribuciones al conocimiento y la
discusión general.
José Santos-Herceg es Doctor en Filosofía por la
Universidad de Konstanz, Alemania. Docente e investigador en diversas
instituciones de educación superior en Chile y Alemania. Es autor de Lugares
espectrales. Topología testimonial de la prisión política en Chile (2019),
Cartografía Crítica. El quehacer profesional de la Filosofía en Chile (2015) y
Conflicto de Representaciones. América Latina como lugar para la Filosofía
(2010).
Cuenta con un prolífico quehacer en la publicación de
artículos en revistas especializadas y en libros de autoría colectiva, como
asimismo en la realización de traducciones, compilaciones y reediciones.