miércoles, 14 de octubre de 2020

La tiranía del paper: publicar o morir


 La tiranía (del latín tyrannus, «gobernante ilegítimo», a partir del griego τύραννος [týrannos], «rey soberano, gobernante de una poli) ​ en el sentido que se dio al término en la Grecia Antigua, era el régimen de poder absoluto, de ordinario unipersonal, instaurado por un tirano.

Si se aplica el concepto a la ciencia, se podrá apreciar la existencia de un pequeño tirano que aparece en la vida académica de la comunidad científica. Lo anterior, se refiere al paper o dicho en castellano, a un trabajo de investigación o comunicación científica.

Este corresponde a un tipo de texto, que tiene como propósito presentar los resultados de una investigación, teórica (básica) o teórica-empírica (aplicada), desarrollada en el contexto de una disciplina del conocimiento, destinada a la publicación en revistas académicas presentando sintéticamente el conocimiento y difundirlo, considerando una temática y objetivos rigurosamente delimitados. Generalmente, presenta una extensión breve, que fluctúa entre 6 y 20 hojas.

Estos ensayos científicos, deben estar cuidadosamente redactados para expresar de un modo claro y sintético lo que se pretende comunicar, e incluir las citas y referencias bibliográficas indispensables para contextualizar, justificar y verificar los antecedentes e ideas o datos previos contenidos en el trabajo. El contenido debe exponer, además,  toda la información necesaria para poder reproducir los resultados originales que se dan a conocer en él.

Si algo no puede ser la ciencia es arbitraria. Por eso, debe atar sus cada vez más voluminosos descubrimientos a un método sistemático de comunicación porque, entre otras cosas, funciona por acumulación.

En el lenguaje académico, a ese método se lo conoce como papers y son escritos de algunas páginas, que suelen estar acompañados con gráficos, abundantes citas entre paréntesis siendo analizados minuciosamente por los pares del autor y publicados, en revistas especializadas que, a su vez, conforman un escalafón de prestigio.

El sistema reconoce antecedentes hasta el siglo XVII, aunque no todo gran descubrimiento se comunicó de esa manera.

Por ejemplo, Darwin eligió desglosar su obra “Sobre el origen de las especies”, en un libro a la vez divulgativo y técnico, pero, en el comienzo de esta década del siglo XXI, los papers lucen ajados, burocráticos y destruyendo a la innovación y a la creatividad.

Los reclamos frecuentes es que hay demasiados, que muchos son insustanciales, que pocos se replican, que hay que hacerlos no para comunicar algo novedoso sino por obligación, que es un enorme negocio para ciertas editoriales y el viejo refrán “publicar o perecer”, parece más diabólico que divino.

Ya es notable, en ese sentido, la búsqueda de renovar el sistema, o cambiarlo, o emparcharlo sin modificar la esencia de que los datos sean como mínimo verificables; es decir, que la ciencia no deje de ser ciencia.

Para María Luz González Gadea, investigadora del Conicet en el Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco) y la Fundación Favaloro, “hay una gran crisis con el tema de los formatos de la publicación científica. Se cuestiona la exigencia de publicar y también se cuestionan los contenidos de los papers.

Para nosotros, como científicos que tenemos que escribir para mantenernos dentro del sistema, pedir subsidios y aspirar a cargos, es lógico porque tenemos que socializar los resultados de nuestros experimentos, pero entrañan una trampa ya que esa competitividad muchas veces no nos deja ser selectivos a la hora de publicar. Con esto me refiero a que la novedad de los datos publicados debería ser la norma, y no lo es”.

González Gadea agrega un dato terrible respecto de cómo y para quién hace ciencia actualmente.

“Un paper puede llevar un par de años de revisiones desgastantes, críticas muy duras de colegas; todo se hace muy frustrante. Cuesta mucho esfuerzo y tiempo, con la única recompensa de seguir en el sistema porque eso que nos costó tanto, una vez publicado, lo lee muy poca gente. Un promedio de un paper bastante leído es de diecisiete personas. Eso, haciendo un pronóstico optimista ya que el 50% de los trabajos sólo serán leídos por los coautores, los revisores y los editores del journal.

Entonces, ¿qué estamos haciendo?”, dice la también investigadora de la Universidad Di Tella en el área de aprendizaje de altruismo y cooperación en niños.

El filósofo José Santos-Herceg, en su libro “La Tiranía del Paper”, cuestiona el paper como género discursivo dominante en las ciencias y, junto con ello, la mercantilización y malas prácticas que rodean a este tipo de producción académica.

Si bien, él mismo los escribe y forma parte del sistema de producción y difusión de nuevo conocimiento científico desde el mundo académico, José Santos-Herceg asume una postura crítica frente al paper como género discursivo.

Ediciones Universidad Austral de Chile, inaugura el año editorial 2020 y su nueva colección Biblioteca Jorge Millas, con este provocador ensayo del destacado filósofo e investigador del Instituto de Estudios Avanzados de esta Universidad.

En su libro, el autor discute el contexto que empuja a las y los académicos para utilizar este género por sobre otros, como los tratados o los libros, teniendo como consecuencia la escasa valoración de sus contenidos ante la preponderancia de los indicadores y puntajes que otorga su publicación en revistas “indexadas” o certificadas, las que —muchas de ellas— lucran y, además, tributan prestigio para las universidades en que sus autores se desenvuelven.

Junto a ello, “La tiranía del paper” aporta claridad no solo sobre algunos efectos nocivos que este tipo de expresión discursiva comporta para la ciencia, sino también pone en cuestión a gran parte de la institucionalidad universitaria que terciariza la criba, evaluación y diseminación del conocimiento a través de empresas parasitarias que convierten estos saberes en mercancías cognitivas, normalizando y desactivando el potencial emancipador de la ciencia y del propio trabajo intelectual.

 A través de siete breves capítulos, el ensayo da cuenta de una realidad que afecta al mundo académico, no obstante, su enfoque no descansa en una defensa gremial, sino en la preocupación de que este modelo de producción cognitiva afecte al propósito de la ciencia misma.

Como señala el autor en la misma obra, “lo central es vislumbrar las consecuencias que esto tiene para el trabajo intelectual en general y las repercusiones que representa para nuestra tradición de pensamiento”.

En este sistema de los papers, se generan dos extremos. El primero es publicar solo cada 10 años un texto de cientos de páginas que no lee nadie y el otro, es mostrar investigaciones con resultados irrelevantes.

Para Alfredo Jocelyn Holt, historiador y profesor de la U. de Chile, los papers “atentan en contra de un tipo de reflexión e investigación de largo aliento, como es el caso de los libros, los que a veces pueden tomar toda una vida, ciertamente más tiempo y profundidad que un artículo ocasional para una revista “científica” indexada.

Desde su punto de vista “estos papers sólo sirven para medir impacto (tantas veces que se consultan, tantas que se citan), por eso las universidades, obsesas con mediciones, los prefieren y apoyan o “premian” financieramente. Porque las revistas que los publican son normalmente redes herméticas, hasta a veces mafias de intereses compartidos (yo te cito, tú me citas). Y, por último, porque rara vez se leen (salvo entre estas mafias que se hacen autobombo), y menos aún hacen grandes contribuciones al conocimiento y la discusión general.

José Santos-Herceg es Doctor en Filosofía por la Universidad de Konstanz, Alemania. Docente e investigador en diversas instituciones de educación superior en Chile y Alemania. Es autor de Lugares espectrales. Topología testimonial de la prisión política en Chile (2019), Cartografía Crítica. El quehacer profesional de la Filosofía en Chile (2015) y Conflicto de Representaciones. América Latina como lugar para la Filosofía (2010).

Cuenta con un prolífico quehacer en la publicación de artículos en revistas especializadas y en libros de autoría colectiva, como asimismo en la realización de traducciones, compilaciones y reediciones.

1 comentario:

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