Por José Ignacio Palma Sotomayor, Director Nacional de
Aduanas
A través de los años los funcionarios del Servicio Nacional de Aduanas han venido sumando funciones y roles, en el contexto de un comercio internacional y transfronterizo tan diverso como riesgoso.
Se trata de una
tendencia en prácticamente todos los países donde las Aduanas, agrupadas en la
Organización Mundial de Aduanas (OMA), se han convertido en una de las primeras
barreras para evitar el ingreso o salida de mercancías ilegales a través de las
fronteras.
Así es como la Aduana chilena, además de controlar y
fiscalizar el comercio internacional y proteger a la ciudadanía ante amenazas
inminentes por la llegada al país de todo tipo de drogas, medicamentos falsos o
cigarrillos de dudosa procedencia, también tiene como deber proteger el
patrimonio cultural.
En este ámbito a fines de septiembre entró en vigencia
un Memorándum de Entendimiento entre Chile y Estados Unidos para limitar el
envío fraudulento de piezas arqueológicas chilenas al mercado estadounidense.
Este documento se suma a un fructífero trabajo que se
viene realizando desde hace años en el país entre varias instituciones
públicas, lideradas por el Ministerio de la Cultura, las Artes y el Patrimonio
y sus unidades especializadas, donde por supuesto participa el Servicio
Nacional de Aduanas a lo largo de todo Chile. También somos parte de la Mesa de
Trabajo de Lucha contra el Tráfico Ilícito de Bienes Patrimoniales liderada por
el Consejo de Monumentos Nacionales.
Nuestros funcionarios, especialmente los del área de
fiscalización, desarrollan un trabajo constante de control fronterizo y reciben
capacitaciones periódicas para poder identificar piezas e informar a las
autoridades competentes cuando estén en presencia de un delito que ponga en
riesgo el patrimonio chileno o de otros países.
Desde el año 2013 a la fecha esta labor aduanera ha
redundado en la realización de 170 procedimientos y la incautación de 1.785
piezas paleontológicas, históricas, arqueológicas y obras de artes.
También, gracias a este mismo trabajo, hemos realizado importantes devoluciones
de decenas de piezas de incalculable valor a Perú y Bolivia.
Ser garantes del patrimonio cultural es un rol que nos llena de orgullo, por todas las implicancias que tiene, y también nos permite dimensionar lo relevante que es el trabajo de los funcionarios de las Aduanas en todo el mundo, dada la especialización que han ido alcanzando en las diversas áreas que les competen para proteger las fronteras.
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