La quilineja es una enredadera leñosa y siempre verde
que crece en los bosques antiguos del sur de Chile y que trepa por la corteza
de árboles grandes como la luma, el laurel, la tepa y el canelo.
Mientras el tallo sube, se generan raíces aéreas
(adventicias) de hasta 13 metros que bajan hacia el suelo, llegando a envolver
el tronco por completo. Antiguamente, se confeccionaban cestas y sogas para las
embarcaciones con esta fibra vegetal, pero la tradición se fue perdiendo.
Raquel Aguilar, usuaria del Instituto de Desarrollo
Agropecuario (INDAP), vive en el sector Yaldad junto a su padre carpintero y su
madre dueña de casa, su esposo Cristian Pizarro que está aprendiendo a trabajar
la tierra y su perro-hijo Pangue, un border collie. El grupo familiar, se dedica
al cultivo de acelgas, papas y ajos chilotes y también a la recolección de
choritos.
Aunque su bisabuela hacía canastas de quilineja y su
abuelo, herrero y pescador, tejía sogas para los botes, Raquel se inició en la
artesanía hace solo 18 años, no por herencia familiar.
Partió con la lana y continuó con fibras de ñocha,
manila y junquillo, hasta que conoció la quilineja en su colegio cuando
analizaron cómo, las anteriores generaciones de huilliches habían perdido su
lengua y tradiciones y salió al bosque a buscarla junto a sus mascotas: un
perro, un chancho y una gallina kollonca.
Lo primero que tejió fueron pelotas de linao, deporte tradicional huilliche similar al rugby, donde se ponía a prueba el espíritu guerrero. En 2002, hizo su primer trabajo de autor un traje del mitológico Trauco a escala humana y luego, siguieron figuras de su entorno.
“Todo en forma autodidacta y desde lo profundo, con mi
propia interpretación”, dice Raquel.
Cuenta que recolecta la materia prima en los bosques
de Yaldad con respeto a la naturaleza, con luna llena y después de un día de
lluvia. En verano, trabaja en una pieza-taller y en invierno, en la cocina
cerca del fuego donde limpia la fibra con virutilla y la comienza a tejer de
inmediato, para aprovechar su flexibilidad y lograr las formas y texturas que
desea, labor que realiza a mano.
Hoy es la única que realiza este tipo de tejido en
Quellón. “Me enamoré de esta fibra porque es un producto noble, bello y oculto,
difícil de tejer y de hallar”, relata.
Gracias a su maestría, varias de sus obras forman
parte de la colección “Cestería de Chiloé” del Museo Regional de Ancud y en
2020, obtuvo el Sello de Excelencia a la Artesanía por su obra “La Marisca de
Caracoles”, un conjunto de cuatro piezas inspirado en la recolección de estos
moluscos para el sustento de los habitantes del Archipiélago de Chiloé.
Hoy se considera “guardiana de la quilineja” y su
deseo, es continuar desplegando su personal lenguaje estético a través de esta
fibra vegetal.
Carlos Recondo, director nacional de INDAP, elogió el
trabajo de la artesana y dijo que “su rescate de la fibra de quilineja y el
Sello de Excelencia a la Artesanía que obtuvo el año pasado, son un motivo de
orgullo para Chiloé, un territorio lleno de tradición y cultura y también, para
nuestra institución, razón por la cual esperamos que los santiaguinos pueden
conocer y admirar su talento”.
La alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, destacó
que “el Centro Cultural Montecarmelo es un espacio de encuentro para los
artesanos y artesanas de todo nuestro país, que busca poner en valor los
oficios tradicionales que representan nuestra historia y cultura”, y que la
exposición de Raquel “nos invita a conectarnos con técnicas ancestrales que
evocan nuestra conexión con la naturaleza”.
La exposición “Tejiendo el Bosque” es un proyecto
financiado por el Fondart Regional e INDAP y estará abierta en el Centro
Cultural Montecarmelo (Avenida Bellavista 0594) de lunes a viernes de 10 a
19.30 horas y los sábados de 10 a 17.30.
Además, Raquel participará de las siguientes actividades: el jueves 11, a las 18 horas se realizará un conversatorio sobre fibras vegetales en peligro.; el viernes 12, a las 10, 12, 15 y 19 horas habrá visitas guiadas por la exposición y el sábado 13 a las 14 horas, un taller de tejido en quilineja.
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