Una de las cientos de imágenes que nos dejó la
revuelta social de octubre de 2019 es la de un hombre común: un oficinista de impecable terno
con una bebida cola en la mano. Carabineros corren a su alrededor y los
manifestantes lanzan piedras a escasos centímetros.
El individuo, sin embargo, se mantiene quieto, en
calma, como si viviese en otro tiempo y lugar. Viralizada a través de memes
y stickers, la foto de Gino Ángel Rojas Oyarce -más
conocido como el personaje de la frucola- se transformó en un emblema,
no sólo por su estética, sino que, sobre todo, por su cualidad de testigo.
Precisamente, dicha foto inspiró a un trío de artistas
(el actor Felipe Zepeda, el diseñador escénico Nicolás Jofré y el dramaturgo
Marcelo Leonart) a reflexionar en torno a uno de los hechos históricos más
importantes del último tiempo.
Según relata Zepeda, fue en un almuerzo con sus
compañeros donde surgió la iniciativa de volcar la revuelta en obra. “De pronto
nos dimos cuenta que las personas se transformaban en un solo cuerpo, como
si el diablo se hubiese liberado. O, mejor dicho, como si la gente se hubiese
transformado en ese diablo. El título fue lo primero que apareció”,
recuerda.
“Durante la revuelta, además, surgió una difusa
distinción entre el bien y el mal. ¿Quiénes eran los diablos? ¿Los
que empezaron con la violencia? ¿Pero quién empezó con la violencia? ¿La
violencia son las lacrimógenas? ¿O la violencia es el fuego? Cada uno es el
diablo del otro. A veces ser el diablo puede ser un orgullo. Y, a veces, una
maldición”, agrega Leonart (Noche Mapuche, Tú no eres, hermana,
un conejo corriendo desesperado por el campo chileno), a cargo de la
escritura del texto.
Un texto que recoge la figura de un don nadie,
un pobre diablo, una persona común y corriente, un oficinista de traje y
corbata al que, de pronto, se le apareció el diablo bailando entre los
manifestantes en plena zona cero.
Un sujeto que se transforma en protagonista y testigo de la violencia, de la fiesta. Un sujeto que se enfrenta a un hombre arriba de un caballo de metal mientras recuerda otras historias, igual o más violentas. Como la de la Carmencita, una vendedora de un mall del barrio alto que también tuvo un encuentro con el diablo antes de que el país entero alzara la voz para decir basta.
“Uno de los pilares de nuestra metodología de trabajo
fue la observación. Muchas veces nos encontramos los tres en las calles y vimos
como esos ‘nadie’ comenzaron a transformarlo todo”, agrega Jofré.
Ante ello, optaron por dirigir el montaje colectivamente, recogiendo los aportes de cada uno según sus áreas de experiencia. “El estallido vino a replantearnos muchas cosas, entre ellas, la manera de trabajar. En efecto, fue un proceso colectivo, de comunidad, de encuentro por lo que nos pareció coherente enfrentar la obra de ese modo”, explica Zepeda.
Estrenar la obra hoy, a dos años de esos eventos,
cobra un valor especial para el grupo. “En un país donde la memoria cada
día es más frágil y se intenta borrar con disparos y abusos nos parece
relevante recordar que el proceso constituyente fue un triunfo de
las personas en la calle.
Y aquí nos encontramos narrando lo que nunca pensamos
que podríamos narrar: el despertar de un pueblo aletargado en las
postrimerías del capitalismo tardío”, señalan.
El escenario escogido para ello, en pleno centro de
Santiago, no es casual. “El Teatro del Puente no es sólo es un lugar
donde importa la dramaturgia, los grupos emergentes y el testimonio y la visión
acerca del estado de las cosas.
Con eso ya nos había salvado la vida. Pero durante la revuelta todo el sentido figurado o poético se transformó en pura materialidad. Nos salvó la vida en serio.
Nosotros mismos llegamos varias veces a pedir ayuda cuando la violencia policial parecía que nos vencía. Siempre hay que salvar al Teatro del Puente porque el Teatro del Puente siempre nos salvó a nosotros”, finaliza Leonart.Dirección: Entre entre puentes Pío Nono y Purísima
(Metro Estación Baquedano, Línea 1). Estacionamientos pagados en Bellavista
052. Acceso por entrada sur (sector Parque Forestal).
Entradas disponibles sólo online en ticketplus.cl ya que el teatro
NO dispone de boletería física.
Sistema paga lo que puedas: $3.000, $5.000, $10.000. Ingreso con Pase de Movilidad y no se permitirá, el ingreso a personas que registren más de 37º de temperatura.
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