A través de un libro ilustrado, que el público tendrá
en sus manos, se irá develando la historia de un hombre que manipula a un grupo
de personas, el pasado de una familia que ha sido apartada y una madre que va
en búsqueda para encontrarse con su hija.
El libro es capaz de predecirlo todo: las ecuaciones,
los agujeros negros y todas las palabras que se han dicho y se dirán hasta este
entonces. Algunos seguirán las instrucciones, pero otros las cuestionarán. Un
lugar donde nos harán creer en algo que no es cierto y cuestionar así nuestros
espacios de autonomía, independencia y verdad.
La obra comienza con la muerte de un niño. Sus padres
y su hermana mayor escapan a Sudamérica, donde el padre se transforma en un
gurú de una especie de secta que predice el fin del mundo tal como se conoce.
Todos se reúnen para presenciar este evento en un gran eclipse. Su esposa abandona el grupo y regresa 15 años después para intentar salvar a su hija de la influencia dañina de su padre. Sin embargo, ella no puede hablar si es que no lee las palabras de su padre a través del libro, entonces se ve atrapada constantemente en la lectura y en una edad infantil.
El público y los artistas irán dando vuelta juntos las
páginas, observando las imágenes y a veces compartir sus textos y palabras. Un
formato performático que une a todos y todas en la sala de teatro para ser
parte de un ritual común.
La obra no sólo es una experiencia de lectura
colectiva, sino que también se puede decir que ocurre tanto en el escenario,
como en las páginas del libro. Es casi una novela gráfica que hace preguntarse
si el público es parte de la audiencia o parte del culto.
“El libro es como una gran biblia que guía todo lo que
sucede en la ficción y en la puesta en escena”, comenta su director, Jesús
Urqueta, y agrega: “Desde esa rigidez, me tomé libertades como el universo
sonoro, ciertos ritmos y pausas y espacios para que el espectador tome sus
propias decisiones entrando y saliendo de la ficción. Si bien es una visión
británica, puse intención en una emocionalidad latinoamericana en la
interpretación. Es un viaje emocional donde cada función será distinta y la experiencia
será distinta para cada persona”.
Para la actriz Lorena Bosch, hay una conjunción
de elementos que hacen de esta obra una experiencia única: “Además del texto,
que es fundamental en la obra, hay ilustraciones que son parte de la historia.
Entonces el público podrá decidir observarnos actuar, seguir leyendo y/o
completar su experiencia con las ilustraciones. Y pasa así a ser un personaje
también dentro de la obra”.
“Así como su título es grande, también son muy amplias
las variables que se manejan en este montaje. Es un viaje muy especial y
apocalíptico, donde el futuro y el pasado
se unen. Una obra muy entretenida con
varios niveles de realidad”, comenta el actor Jaime Omeñaca.
“Creo que la pandemia nos hizo resignificar la obra
completamente. Estamos viviendo también un final inminente. En la obra es un
eclipse, para mí es el cambio climático”, asegura la actriz Belén Herrera.
La obra se estrenó en 2019 y es una de las últimas
creaciones del director británico Tim Crouch, uno de los autores más
innovadores de la escena contemporánea, que rechaza las convenciones teatrales
e invita a la audiencia a ayudar a crear la obra. Crouch empuja los límites del
meta teatro, construyendo obras deslumbrantes, complejas y profundamente
conmovedoras que reducen el evento teatral a su forma más pura: un encuentro
entre el actor y el público.
Las funciones serán desde el 25 de noviembre al 18 de diciembre de miércoles a jueves a las 21 horas y los sábados y domingos a las 18 y 21 horas. El valor de la entrada es de $6.000 entrada general y $3.500 personas mayores y estudiantes.
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