La exposición Suelo reúne una serie de esculturas en yeso, una maqueta de la topografía del suelo de Acúleo, dibujos en diferentes formatos, dos piezas de video y el libro de dibujos Arriba del suelo, abajo del suelo; con los que la artista apunta a mostrar su práctica escultórica de los últimos cuatro años.
En ella reflexiona sobre modos de su hacer material en torno al suelo y el valor de fijar un piso desde donde modelar imágenes en un presente en constante cambio
Suelo surge primeramente de la curiosidad por ver el molde desaguado de la Laguna de Aculeo, ver la topografía expuesta. Surge de la pregunta por ese espacio inédito e intenta dar cuenta de él desde las caminatas y cruces con el hacer artístico.
A partir de esas salidas a terreno, Francisca comienza a llamar a esta planicie: suelo, porque esta palabra nombra mejor la actual cara de la “laguna”. Este nombre a su vez se relaciona con sus trabajos previos, en los que excavar en el suelo es un modo dibujar y obtener esculturas vaciadas en dichos moldes.
El diálogo entre las visitas a la laguna y las reflexiones del hacer del taller tienen eco en una serie de esculturas que alimentó su consciencia del movimiento y la continuidad de los espacios como el constante entrar y salir de un hoyo, llenar vertiendo dentro un molde o prolongar una estructura fuera de él. Las esculturas usan el suelo de textura, de contenedor, de soporte; asumen la escala del cuerpo y sus movimientos.Cerca de la laguna de Acúleo, Francisca tiene su taller que define como una espacio de soberanía personal, en este lugar explica “no tengo que estar inventándome y reinventándome, está todo lo que necesito, no hay ingenio, una cosa lleva a la siguiente”.
Al mismo tiempo que el suelo es entendido como una zona de actividad escultórica, sus materiales son usados para dibujar sobre papel, imágenes de gran formato fabricados con arena y tinta china que replican bidimensionalmente formas afines a las ensayadas por las esculturas expuestas en las salas del MAVI.
“Me esfuerzo por reconocer en el andar dentro de ese molde un relato personal, que ponga al centro una relación táctil con el lugar, hacer consciente cómo nos desplazamos y nuestra escala en ese paisaje. Explorar la experiencia de ese vacío haciendo en materiales imágenes tangibles”, señala Francisca Sánchez.
La exposición busca reponer el lugar de la mano, del pie, de la pausa: “por mucho tiempo pensé que las fotografías de algo eran lo cierto, hasta que se hicieron tan livianas que dejé de creerles, algo similar pasó con las palabras, nombrar algo comenzó a funcionar más como distancia que como puente. Para acortar camino usé la mano y dibujé excavando. El suelo es el primer hecho escultórico cierto que me permitió recuperar la certeza”.
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