En una ciudad donde la memoria
se confunde con la pesadilla y los archivos secretos laten bajo la superficie,
un grupo de personajes —jóvenes góticos, exploradores, exiliados, científicos y
sobrevivientes— busca sentido entre ruinas, foros de internet, manuscritos
perdidos y una casona encantada. Oráculo, la nueva novela de Álvaro Bisama, envuelve
al lector en viajes imposibles, leyendas urbanas y mitología.
La ficción, que en su
portada luce una fotografía de la Premio Nacional Paz Errázuriz, es un viaje
interminable que atraviesa diversos lugares y tiempos. La novela,
compuesta de cinco capítulos que pueden leerse como cinco historias, tiene como
hilo conductor una enigmática casa que funciona como umbral hacia otro mundo,
alterno y horroroso.
"Muchas historias
empezaron a presentarse casi como visiones o pesadillas de las que no me
podía desprender hasta que las escribiera, como si hacerlo significara
entenderlas, pero también volverlas concretas, hacerlas carne de palabras.
Incluso dibujé y pinté varias
imágenes. También me di cuenta de que estaba escribiendo sobre gente
que buscaba descifrar su propia letra, que trataban de entenderse a sí mismos
en un mundo que cambiaba. Ahí la violencia se volvía a veces otro
lenguaje", cuenta el autor.
En Oráculo desfilan
cosmonautas perdidos, imbunches, piratas, autómatas, poetas modernistas,
ladrones y archivistas melancólicos que se mueven entre el pasado y el
presente.
"Hay una voluntad
episódica. Quería que todo se sacudiera de un capítulo a otro: el género,
los ambientes, la época. Siempre estuvo la intención de que cada capítulo
cambiara de escenario, de mundo, de tono, pero que, a pesar de eso, todo se
mantuviese amarrado por una misma fuerza de gravedad", explica el
escritor.
"Quería que el lector
atravesara estos mundos, vidas y lenguajes distintos; tal y como me pasó a mí
mientras escribía, que pasara de la Colonia a un futuro incierto, del Santiago
de Rubén Darío y los modernistas a pistas de despegue secretas rusas; de discos
góticas a bares franceses llenos de dandys, de castillos en ruinas a playas del
litoral central; de la Patagonia y el mar abierto a las explanadas vacías de la
Luna", añade.
Oráculo, comenta Bisama,
combina distintos géneros: la ciencia ficción, el terror, el género utópico, el
policial.
"Entra y sale de ellos
sin pedirle permiso a los expertos quizás justamente porque se trata de
una novela latinoamericana, chilena, una ficción que está escrita en un
territorio donde justamente lo géneros o las ideas que tenemos de ellos se
deshacen y cambian, del mismo modo que los lectores se mueven entre uno y otro
sin preguntarse demasiado por las jerarquías o las reglas", menciona.
Desde criaturas de hielo que
sangran hasta huesos convertidos en relojes, en su nueva publicación Bisama
muestra cómo lo siniestro y lo asombroso irrumpe en espacios comunes como
bibliotecas, frigoríficos, plazas, fiestas juveniles. Una advertencia de que el
mal y lo extraño no están en otro lugar, sino aquí mismo.
Álvaro Bisama (Valparaíso, 1975) es
escritor y profesor de literatura, magíster en Estudios Latinoamericanos por la
Universidad de Chile y doctor en Literatura por la Pontificia Universidad
Católica de Chile.
En 2020, editó Mala lengua, una
crónica biográfica sobre la vida del poeta Pablo de Rokha. Ha obtenido el
Premio Municipal de Literatura y el Premio Academia (otorgado por la Academia
Chilena de la Lengua) por Estrellas muertas, así como el Premio a la Mejor
Obra Literaria entregado por Ministerio de las Culturas, las Artes y el
Patrimonio, en género novela por Ruido (2013) y Mala
lengua (2021).
Su
último libro es La rabia y el augurio. Un ensayo biográfico sobre
Carlos Droguett (Ediciones UDP, 2023). Actualmente, es director de la
Escuela de Literatura Creativa de la Universidad Diego Portales.

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