Cuatro amigos, dos parejas y
una infidelidad que nadie admite del todo. Lo que comienza como un gesto
piadoso –una mentira para “cuidar” al otro– deriva en un juego de versiones
cruzadas donde cada escena corrige a la anterior. En ese laberinto se aventura La
verdad, la comedia de enredos amorosos del multipremiado dramaturgo
francés Florian Zeller, que debuta el 17 de octubre en Teatro
Zoco bajo la dirección de Álvaro Viguera.
Con diálogos vertiginosos y
situaciones reconocibles, el público se vuelve cómplice de un vodevil
contemporáneo donde la pregunta incómoda insiste: ¿es mejor decir la
verdad o saber callarla?
“Es una comedia muy bien
escrita, muy inteligente y ácida. Encapsula la reflexión sobre la verdad en un
caso simple y lo hace con una dramaturgia redonda”, dice Álvaro Viguera.
Estrenada con gran éxito
en 2011 en el Théâtre Montparnasse de París, La verdad se
ha presentado en más de treinta países y su versión inglesa fue nominada al Laurence
Olivier Award a Mejor Comedia en 2017; su autor, Florian Zeller,
es además ganador del Óscar y BAFTA por The Father y
fue distinguido con el Premio Molière por esa misma obra. La
mentira –“obra hermana” de La verdad– fue un éxito de temporada este mismo
año en Zoco. Ahora el autor regresa a la sala de Lo Barnechea en otro montaje
ágil, de cambios rápidos y foco en la interpretación.
Un elenco estelar da vida a
los enredos de dos parejas de amigos cercanos: Álvaro Espinoza interpreta
a Miguel, quien está casado con Paula, encarnada por María Gracia Omegna.
Nicolás Saavedra y Camila Hirane son el segundo matrimonio, compuesto por
Lorenzo y Ana. Entre complicidades y engaños, los cuatro activan un juego de
versiones cruzadas cuando una infidelidad desordena el tablero.
Nadie dice todo, todos
esconden algo. La comedia se arma como un rompecabezas de escenas de a dos,
donde cada encuentro abre nuevas dudas: ¿qué parte es verdad?, ¿qué parte
es mentira?, ¿qué tanto preferimos creer?
“La obra funciona como un
loop: cuando crees entender, una nueva versión desarma la anterior. Ese vértigo
es parte del juego”, adelanta el director. “Queremos que el espectador viva un
viaje vertiginoso: situaciones legibles, rápidas de entender, que avanzan y no
se estancan en la talla por la talla”.
La escenografía diseñada
por Manuel Morgado (Un interrogatorio) propone siete escenas que
transitan por distintos espacios. “El dispositivo es dinámico y modular: son
como pequeños teatritos que se arman y desarman con cambios rápidos, apoyados
por un fondo proyectado de referencias realistas. Eso nos permite pasar por un
motel, las casas de ambas parejas, un gimnasio y una oficina sin perder ritmo”,
explica Viguera.
Detrás de exitosos montajes, como Happy End y Pulmones, el director trabaja con el elenco desde la “verdad interna” de los personajes para que el humor brote de ahí, y no solo de la situación: “Esta comedia no se sostiene en la psicología previa ni en el preconflicto: todo ocurre aquí y ahora, y de esa fricción nace el humor”, concluye.
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