Risueña y orgullosa por el
legado que está dejando a sus hijos, nietos y quienes a futuro tomarán la posta
de su oficio, Adriana Sabina Mamani Castro (62), tejedora aymara y agricultora
usuaria del Instituto de Desarrollo Agropecuario de la comuna de Colchane,
región de Tarapacá, cuenta que se demoró tres meses en hacer la Piecera Ikiña,
su innovadora obra confeccionada en telar de cuatro estacas, con fibra de
alpaca natural, que este año le valió un Sello de Excelencia a la Artesanía.
Esta distinción la entrega
desde 2008 el Comité Nacional de Artesanía, que integran el Ministerio de las
Culturas, las Artes y el Patrimonio y la Escuela de Diseño de la Pontificia
Universidad Católica de Chile, con el patrocinio de la Oficina de la Unesco en
Santiago y el Consejo Mundial de Artesanía Latinoamérica.
Su objetivo es distinguir al
artesanado nacional con criterios de calidad, innovación, sustentabilidad y
potencial comercial.
Este año fueron premiadas 7
obras de un total de 191 postulaciones, en un acto que se realizó en la Sala
América de la Biblioteca Nacional de Santiago y que fue encabezado por la
ministra Carolina Arredondo; la directora de Artesanía UC, Elena Alfaro; la
coordinadora nacional del Área Artesanía del Ministerio de las Culturas, las
Artes y el Patrimonio, Mercedes Montalva; y el director nacional de INDAP,
Santiago Rojas.
Adriana Mamani es originaria
de la localidad altiplánica de Enquelga y actualmente vive en Pisiga Centro,
donde teje, cuida a sus camélidos y cultiva quinoa y papas. El oficio textil lo
aprendió por herencia de su madre Dorina, de su abuela Filomena, de tías y
mujeres de Colchane, sus maestras: “Yo empecé muy pequeñita.
Primero me enseñaron el
pastoreo en el campo y después a limpiar e hilar la lana. La primera pieza que
hice fue un cintillo con telar de cintura, cuando tenía 8 años.
Para cada prenda lo primero es
pensar en lo que se va a hacer, así me enseñaron. Después seguí con bolsos
hasta llegar a nuestros trajes. Así va aumentando la dificultad y también el
aprendizaje”.
Orgullosa y
agradecida de su oficio
Desde esos comienzos, nunca más paró de tejer. “Yo no tengo educación, sólo llegué hasta cuarto básico; lo único que sé es tejer, tejer, tejer. Cuando estoy trabajando pienso en lo que voy a plasmar en el tejido y de pronto va pasando un llamo y ahí comienzo a dibujar el llamo, va pasando un ñandú y dibujo el ñandú, los cerros, la naturaleza.
Todo se graba en la mente,
nada en papel, y nunca jamás se borra. Es lo que transmito a mis dos hijas
mujeres, de 38 y 22 años, que han seguido mis pasos”.
Sobre la Piecera Ikiña con la
que ganó el Sello de Excelencia a la Artesanía, dice que es un tejido de
frazada con trenzas de la faja aymara como flecos y con una costura antigua en
la mitad, con colores naturales del blanco al negro de lana de alpaca seleccionada
y con una iconografía que representa el cerro y el agua.
Respecto del sello que recibió, dice que “yo me siento orgullosa y feliz de ser una maestra artesana y este es un reconocimiento por los más de 50 años que llevo en esto.
Me emociona
saber que con esta obra dejo un pedacito de mí para que lo vean mis hijos,
nietos, otras generaciones. Este oficio viene de nuestros ancestros aymaras y
debemos mantenerlo”.
Y no es la única distinción
que ha recibido Adriana Mamani estos últimos años: en 2022 obtuvo el Sello
Artesanía Indígena; en 2024, el Premio Iberoamericano de Textiles y Cestería
entregado en Ecuador; y este año, una mención honrosa en el Premio Margot Loyola.
Santiago Rojas, director nacional de INDAP, celebró este gran logro de la tejedora tarapaqueña y, junto con resaltar la importancia de preservar nuestra rica y diversa tradición artesanal, destacó que la institución brinda a los usuarios de este rubro apoyos en asesoría, capacitación, inversiones y comercialización.
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