El primer día
se exhibirán “El Muelle” (1962), “La sexta cara del pentágono” (1967) y “Cartas
desde Siberia” (1957). Todo en Sala CEINA, nueva ubicación del cine, en
calle Arturo Prat 33 (a pasos del metro U. de Chile).
Christian Hippolyte François Georges Bouche-Villeneuve cambió su nombre por el
de Chris Marker, según dijo, porque encajaba mejor en su pasaporte. Nació un 29
de julio de 1921 en Neuilly-sur-Seine y falleció el 29 de julio de 2012 en
París. Tuvo una vida de múltiples aficiones; no sólo fue director de cine, sino
también escritor, ilustrador, traductor, fotógrafo, editor, filósofo,
ensayista, poeta y productor.
A través de sus creaciones se esforzó por observar vicisitudes de la historia
mundial e individual con curiosidad y discernimiento, con poesía y asombro, con
ironía y humor, y a veces con ira. En el centro de sus reflexiones están la
memoria, el recuerdo y la nostalgia del pasado reinventado, pero siempre
perdido.
Siempre fue un crítico de los movimientos sociales, de su auge y su caída;
creía que la rivalidad entre las superpotencias se ha transformado en una
alianza divina de los ricos contra los pobres y en una co-eliminación selectiva
de las vanguardias revolucionarias.
En “Le fond de l'air est rouge” (El fondo del aire es rojo) de 1977,
que se exhibirá el 15 de julio en la segunda jornada del ciclo en Centro Arte
Alameda, dedica el último capítulo a Chile. El cineasta visitó Santiago en mayo
de 1972 interesado en “El primer año", documental de Patricio Guzmán sobre
los primeros doce meses del gobierno de Salvador Allende.
“La Jeteé” (El Muelle) de 1962, que será la primera en exhibirse en Sala
CEINA, fue una producción fundacional de la ciencia ficción audiovisual actual,
inspirando a nuevas generaciones. Es fácil reconocer su influencia en “12
Monos” (1995), por ejemplo, de Terry Gilliam.
Según el influyente teórico de cine André Bazin,
Marker desarrolló ensayos cinematográficos, pues en su mayor parte la filmografía
del realizador se trata de documentales. Sin embargo, su obra no se limita a
las películas, pues colaboró activamente con otros directores, escritores,
actores y artistas: Costa-Gavras, Yves Montand, Alain Resnais, Paul Paviot,
Yannick Bellon, Alexandre Medvedkine, Jorge Semprun, Benigno Cacérès, Thoma
Vuille, Mario Ruspoli, entre otros. Y también apoyó a jóvenes talentos, como al
colectivo Kourtrajmé a Isild Le Besco, en quienes vio una “nueva ola”.
El nombre Chris Marker no sólo era un seudónimo, sino también un escondite. Fue
invisible; el cineasta durante los últimos 50 años de su vida rechazó casi
todas las entrevistas y no se dejó fotografiar.
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