Una colaboración internacional de ocho
radiotelescopios terrestres que operan en el marco de una colaboración internacional,
el Event Horizon Telescope (EHT), permitió obtener la primera imagen de un
agujero negro.
Hoy, en conferencias de prensa organizadas
en distintos países, los investigadores del EHT revelaron la primera prueba
visual directa de la existencia de un agujero negro supermasivo y su sombra.La imagen obtenida confirma la presencia
de un agujero negro en el centro de Messier 87, una galaxia masiva que se
encuentra en la constelación de Virgo, siendo un cúmulo de galaxias cercano a
la Vía Láctea.
El agujero negro se encuentra a 55
millones de años luz de la Tierra y tiene una masa 6.500 millones de veces
superior a la de nuestro Sol.
El EHT reúne telescopios ubicados en
distintas partes del globo para formar un telescopio virtual del tamaño de la Tierra
dotado de una sensibilidad y una capacidad de resolución sin precedentes,
siendo el resultado de años de colaboración internacional entregando a los
científicos, una nueva manera de estudiar los objetos más extremos del
Universo, predichos por la relatividad general de Einstein,
Sheperd S. Doeleman, del Centro de
Astrofísica Harvard & Smithsonian y director de proyecto del EHT manifestó
que “estamos dando a la Humanidad, la primera imagen de un agujero negro que es
una puerta de salida de nuestro Universo y este es un hito en astronomía, una
proeza científica sin precedentes lograda por un equipo de más de 200
investigadores”.
Los agujeros negros, son objetos cósmicos
extraordinarios, caracterizados por tener una masa enorme en un tamaño muy
compacto. La presencia de estos objetos, afecta su entorno de maneras extremas,
curvando el espacio-tiempo y supercalentando todo el material circundante.
“Si está inmerso en una región luminosa,
como un disco de gas brillante, se espera que el agujero negro produzca una
zona oscura similar a una sombra, algo que había sido predicho por la teoría de
la relatividad general de Einstein y que nunca habíamos visto antes”, explica Heino
Falcke, de la Universidad Radboud (Países Bajos), quien se desempeña como
director del Consejo Científico del EHT.
Paul T. P. Ho, miembro del directorio del
EHT y director del East Asian Observatory , explicó que “esta sombra, causada
por la curvatura gravitacional y la captura de luz por el horizonte de eventos,
revela mucho acerca de la naturaleza de estos objetos fascinantes, y nos
permitió medir la enorme masa del agujero negro de M87”.
Gracias al uso de
diferentes métodos de calibración y obtención de imágenes, se pudo revelar la
presencia de una estructura circular alrededor de una zona oscura (la sombra
del agujero negro) en múltiples observaciones independientes realizadas por el
EHT.
Una vez que tuvimos la certeza de haber obtenido una imagen de la sombra, pudimos comparar nuestras observaciones con complejos modelos informáticos que incorporaban las características físicas de la curvatura del espacio, el supercalentamiento de la materia y campos magnéticos intensos.
Y muchos de los aspectos de la imagen obtenida coinciden
sorprendentemente bien con nuestra comprensión teórica y esto, nos da confianza
en la interpretación de nuestras observaciones, incluida nuestra estimación de
la masa del agujero negro”.
La creación del EHT fue un enorme desafío
que requirió modernizar y conectar una red mundial de ocho telescopios
existentes en distintos emplazamientos a gran altitud.
Estas instalaciones se encuentran en
volcanes de Hawái y México, en montañas de Arizona (Estados Unidos) y en la
Sierra Nevada de España, en el desierto de Atacama, en Chile, y en la
Antártica.
Las observaciones del EHT usan una técnica
conocida como interferometría de línea de base muy larga (VLBI, en su sigla en
inglés), que sincroniza telescopios de todo el mundo y aprovecha la rotación de
nuestro planeta para crear un gran telescopio del tamaño de la Tierra que
observa a una longitud de onda de 1,3 mm., lo que le permitió, al EHT, alcanzar
una resolución angular de 20 microarcosegundos, suficiente para leer un
periódico en Nueva York desde un café en París.
Los telescopios que participaron en este
trabajo son ALMA, APEX, el IRAM 30 m, el James Clerk Maxwell Telescope, el Gran
Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano, Submillimeter Array, Submillimeter
Telescope y el Telescopio del Polo Sur.
Aunque no están físicamente conectados,
estos telescopios pueden sincronizar los datos que recaban gracias a unos
relojes atómicos (o máseres de hidrógeno) que registran con gran precisión la
hora exacta de las observaciones.
Estas observaciones se realizaron a una
longitud de onda de 1,3 mm durante una campaña internacional organizada en
2017.
Cada telescopio del EHT produjo grandes cantidades de datos (cerca de 350
terabytes por día), que se almacenaron en discos duros de alto rendimiento
llenos de helio que fueron transportados por avión para ser combinados en
supercomputadores altamente especializados (conocidos como correlacionadores)
del Instituto de Radioastronomía Max Planck y el MIT Haystack Observator
sometiéndolos, a un trabajoso proceso para ser convertidos en imagen usando
herramientas informáticas desarrolladas por los equipos participantes.
La construcción del EHT y las
observaciones anunciadas hoy representan el desenlace de décadas de trabajo
técnico, teórico y de observación, en el marco de una estrecha colaboración
internacional que reunió investigadores de todo el mundo. Fueron trece
instituciones las que se unieron para crear el EHT con infraestructura
existente y el apoyo de distintas entidades.
“ALMA, al ser el telescopio milimétrico más
grande del mundo, fue clave en esta colaboración”, afirmó Sean Dougherty,
director de ALMA. Realmente, ayudó a garantizar una calibración de alta calidad
de los datos de cada uno de los otros telescopios del conjunto, lo que dio como
resultado las fantásticas imágenes del EHT”.
“Hemos logrado algo que se creía imposible
hace tan solo una generación”, celebra Doeleman. “Los avances tecnológicos y la
construcción de nuevos radiotelescopios en el último decenio permitieron a
nuestro equipo armar este nuevo instrumento, diseñado para ver lo invisible”.
Cabe señalar que la sombra de un agujero
negro es lo más cercano a la imagen, en sí que podamos obtener, puesto que se
trata de un objeto totalmente oscuro, del cual la luz no logra escapar. Los
límites del agujero negro, conocidos como horizonte de eventos (de ahí el
nombre del EHT: ‘Telescopio de Horizonte de Eventos’) son cerca de 2,5 veces
más pequeños que la sombra que proyectan y tienen, un poco menos de 40.000
millones de kilómetros de diámetro.
Por otra parte, los agujeros negros
supermasivos son objetos astronómicos relativamente pequeños, y por eso habían
sido imposibles de observar directamente hasta ahora. Como el tamaño de los
agujeros negros es proporcional a su masa, mientras más grande sea la masa,
mayor es la sombra que proyectan.
Debido a su enorme masa y relativa
cercanía, el agujero negro de M87 debía ser uno de los más grandes que se
podían observar desde la Tierra, con lo cual era perfecto para ser estudiado
con el EHT.
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