La historia, escrita por Ramón
Díaz Eterovic, considera la búsqueda de un niño nacido durante la dictadura en
algún centro de detención, una madre desaparecida y un par de abuelos que ansía
conocer al nieto, que los liga a los dolores del pasado y a las esperanzas del
futuro.
A través de las pesquisas de
Heredia, esta novela aborda el tema de la justicia en Chile y su incidencia en
los crímenes vinculados a la violación de los Derechos Humanos.
«El acierto mayor de Nadie
sabe más que los muertos es su propio narrador, Heredia. Instala una
mirada descarnada y crítica sobre la realidad, elabora una constante
autoironía, despliega una nostalgia por momentos paralizante, reflexiona con
humor negro de la mejor cepa.
Todo esto Díaz Eterovic lo
materializa mediante un lenguaje fluido y certero, no solo para narrar la trama
policial, sino, en especial, para mostrar la conciencia de su protagonista.
Y esta conciencia es compleja, nada complaciente ni consigo misma ni con lo que la rodea. Solitario, alcohólico, desencantado y escéptico, Heredia transita por las calles de Santiago como “un fantasma del viejo pasado”, pero lo suficientemente lúcido para darse cuenta de que en el mundo de hoy solo se vive de las apariencias».
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