Por
Manuel Figueroa, director Escuela de Diseño de la Universidad Andrés Bello
(UNAB).
Santiago de Chile, con su vida urbana y rica historia cultural, se perfila como el escenario viable para un innovador proyecto de museo de arte urbano.
Inspirado
en el exitoso modelo del Museo a Cielo Abierto de San Miguel, este nuevo
concepto buscaría transformar los laterales “vacante” de los edificios en
verdaderas galerías de arte, colmando la ciudad de color, creatividad y
diversidad.
La tradición del muralismo en Chile, con figuras como Siqueiros, Fernando Daza, Nemesio Antúnez y Claudio Di Girolamo, por nombrar algunos, ha dejado una huella imborrable en nuestra cultura.
Este museo al aire libre buscaría rendir
homenaje a esa tradición, al mismo tiempo que la actualiza, permitiendo que
muralistas, artistas visuales, diseñadores e ilustradores participen
activamente en su creación.
Este
proyecto no solo embellecería nuestra ciudad, sino que también promovería el
turismo, atrayendo a visitantes interesados en experiencias que hoy son
altamente valoradas por los ciudadanos del planeta.
Al
recorrer las calles de Santiago, los turistas y los habitantes locales podrían
disfrutar de un museo al aire libre que refleje la riqueza cultural de la
comuna y su comunidad. Pondría a Santiago de Chile, sin duda, en un espacio
privilegiado en este ámbito.
La
clave del éxito de este proyecto radica en la cooperación público-privada. La
colaboración entre el gobierno (Municipio, Gobierno Regional, Ministerio de las
Culturas), empresas, artistas y comunidad es fundamental para asegurar el
financiamiento, la organización de actividades y la promoción del arte urbano.
Este museo al aire libre no solo podría transformar nuestra ciudad, sino que también fortalecería el sentido de comunidad y pertenencia entre los santiaguinos. Invitar a todos a ser parte de este movimiento artístico es una manera de hacer de Santiago una ciudad más inclusiva, creativa y vibrante.
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